Si fueran puestas en fila una detrás de otra, todas las vías nerviosas del cerebro humano alcanzarían una longitud casi inimaginable: cinco millones ochocientos mil kilómetros , casi 150 veces la vuelta al mundo. El cerebro, donde hay vinculadas hasta 100 000 millones de neuronas, es una construcción extremadamente compleja, una auténtica obra de arte. Sobre todo para un hombre, Ha Yoon. El surcoreano es neurocirujano. Para el médico, el sistema nervioso central del ser humano es su especialidad y al mismo tiempo su fuente de inspiración. En efecto, a sus 54 años, libera realmente su espíritu cuando crea arte. Arte cerebral.
Ha Yoon descubrió en 2020 una posibilidad innovadora para expresar esta inspiración de forma artística: dibujar cerebros humanos en su tableta. Al mismo tiempo estaba siendo desarrollada una nueva tecnología: los non-fungible tokens o NFT. Se trata de obras de arte digitales certificadas cuya unicidad está garantizada. Así empezó en el ámbito digital una inusual carrera artística que ha popularizado en Corea del Sur al conductor de Porsche Ha Yoon.
Ha nos recibió en su oficina doméstica de Seúl, una metrópoli con diez millones de habitantes y capital de Corea del Sur. Con la lámpara halógena en el techo bajo, la sala irradia más bien el encanto de una oficina de hospital y no el de un taller. Sin embargo, basta echar un vistazo a las paredes blancas para entender que la fascinación de Ha Yoon por el cerebro continúa aún después de una larga jornada de trabajo. En efecto, el ambiente pulcro está enriquecido con muestras en color de su arte. Obras digitales impresas para el espectador junto a acuarelas de la época en que el neurocirujano aún pintaba al estilo tradicional. “Mi entusiasmo por el cerebro humano ya se puede intuir aquí”, dijo señalando las líneas curvas que se ven en segundo plano en sus obras iniciales. “Son montañas, sí, pero también ondas neuronales”.
Inspiración de su profesión
Ha tiene un tono calmado al hablar, elige cuidadosamente sus palabras. Sin embargo, cuando se trata de sus obras, el frío neurocirujano se transforma en artista. Se le iluminan los ojos, acelera el habla, irradia pasión y alegría. “Cada color representa un momento separado del recuerdo”, dijo Ha sobre las obras de arte llenas de colores. “Pero todos los colores combinados constituyen el recuerdo completo”. Así es la inspiración que Ha toma de su profesión y expresa en su arte: la composición intrincada representa las redes neuronales, el juego de colores es la memoria humana, lo vivido.
Ha nos mostró un cuadro que hay en el centro de la oficina: un caleidoscopio rosa triunfa sobre un fondo de color rojo fuego. Un sinfín de ramificaciones, espirales y formas dominan la obra, todo ello rodeado por un mar rojo. “El cerebro durante el florecimiento del cerezo”, afirmó Ha con una sonrisa. “En Corea del Sur, cuando florece el cerezo inicia todo un espectáculo de color que atrapa por completo nuestro pensamiento, nuestra sensibilidad y nuestra percepción. Entonces nuestra mente refleja las facetas de esa flor. Eso es lo que quería expresar”.
La obra forma parte de la serie Map on the Brain. En una disposición asociativa, el artista entreteje también la representación cartográfica de lugares reales en sus obras. Para Ha, los mapas están hechos de símbolos como puentes o ríos. “No importa el trasfondo cultural”, dijo, “cualquiera entiende estos símbolos”. Las coordenadas indicadas ubican la obra en el mundo real. “Al mismo tiempo, la ubicación del edificio físico se convierte en arte abstracto”, explicó Ha.
Ha llegó al mundo de las artes plásticas ya en su infancia. “Mi madre era profesora de arte”, dijo. “Ella me enseñó la enorme alegría que puede producir”. Su padre era director del Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Seúl. Está considerado como uno de los fundadores de la vanguardia coreana. “Su manejo de los colores me sigue inspirando hoy en día”, dijo Ha mirando –como si necesitara justificarlo– al espectáculo de color que se ve en la pared de su oficina.
Pero tuvieron que pasar cinco décadas para que el neurocirujano siguiera el modelo de sus padres. “Antes de empezar con la pintura, era un adicto al trabajo”, dijo. “Me especialicé en operaciones complejas como las malformaciones de la columna vertebral o la eliminación de tumores. En paralelo viajé por todo el mundo para asistir a congresos”. Ahora Ha ha encontrado su ancla y se ha calmado, aunque no del todo: actualmente es profesor de la universidad Yonsei, de Seúl, es redactor jefe de la revista especializada Neurospine y es miembro de las juntas directivas de varios comités académicos.
Inspirado por un 911
Combustible para un hombre con múltiples talentos cuya vida está marcada por el dinamismo, algo que Ha Yoon también vive a través de los automóviles, concretamente con su Porsche 911 Carrera S plateado de la generación 997, otra de sus fuentes de inspiración. “El 911 simboliza resistencia y rapidez, arte y tradición, valores que también aparecen en mis obras”. Y valores que disfruta a diario en el mundo real cuando conduce su Porsche rumbo al campus universitario
Fundada en 1885, la universidad Yonsei se encuentra al norte del río Hangang. En ella, más de 35 000 estudiantes inician su carrera en uno de los centros económicos más grandes del mundo. Un lugar de opuestos. Modernos rascacielos conquistan las alturas, y en el monte Namsan brilla con sus casi 237 metros de altura la torre de la televisión, que conecta la ciudad con el mundo. Abajo, en el centro, impacta la herencia cultural de Seúl: el Palacio de Gyeongbokgung de 1395, el mercado Namdaemun de unos 600 años de antigüedad o la famosa aldea Bukchon Hanok con sus 900 casas tradicionales. Aquí se refleja a la perfección cómo puede surgir algo nuevo a partir de la simbiosis probablemente orquestada entre tradición e innovación: sencillamente imponente.
Cuando cae la noche, sobre las fachadas se reflejan las primeras luces de colores de la ciudad. Entonces comienza también para Ha el tiempo de la creatividad. Su arte surge por la noche: fuera parpadean los rótulos publicitarios luminosos y dentro el médico se transforma en artista. Cada vez que termina una obra nueva, esta recorre dos caminos: impresa al estilo clásico sobre lienzo o bien a través del mundo digital.
Entonces las obras de Ha Yoon se convierten en NFT o non-fungible tokens. La tecnología de cadena de bloques que hay detrás permite una firma digital y confirma así la unicidad de la obra de arte digital. “Esta tecnología me convenció de inmediato, es un cambio de paradigma para el arte digital”. Por aquí el renacimiento personal de Ha Yoon, por allá un método criptográfico que traslada el mercado del arte al ámbito digital... y todo ello con un estilo que, visto desde fuera, parece tan complejo como el propio cerebro humano. Es decir, justo lo ideal para Ha Yoon.
Información
Puede encontrar más obras de arte de Ha Yoon en su cuenta de Instagram.
Artículo publicado en la edición número 403 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche
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