Un breve gesto de apenas unos segundos…
La ceremonia de inauguración de la nueva planta de e-fuels Haru Oni, en Punta Arenas (Chile), culminó con el repostaje de un 911 de color Azul Genciana con el nuevo combustible neutro en carbono. La encargada de poner el electrocombustible fu Barbara Frenkel, miembro del Consejo Directivo de Porsche AG responsable de Compras.
Y cinco segundos después, el 911 derrapó ante la sorpresa de los asistentes…
Al volante estaba Michael Steiner, miembro del Consejo Directivo de Porsche AG responsable de Investigación y Desarrollo, que había viajado a Chile para acudir al evento.
Su misión era dar una o dos vueltas a la base de la enorme turbina eólica para que los medios acreditados pudieran capturar el momento con sus cámaras. Pero, como es bien sabido, Steiner es un gran entusiasta de los automóviles. Así que, a los pocos segundos de comenzar la marcha, el Dr. Steiner hizo algo de forma natural: aceleró el 911 y ejecutó un giro limpio alrededor del aerogenerador, en una zona en la que no había personas cerca. El seis cilindros bóxer subió de revoluciones, levantó un poco de polvo y se hizo historia. Acababa de ser realizado el primer derrape con el e-fuel de Haru Oni.
El nuevo electrocombustible se obtiene a partir de agua y CO2 utilizando la energía del viento. Y, como quedó demostrado, puede propulsar a los mejores vehículos de Zuffenhausen sin que sea necesario realizar modificaciones en ellos.
El momento vivido en la fábrica resume lo que sucede a orillas del estrecho de Magallanes, en la ventosa Patagonia. Porsche ha realizado una gran inversión en la empresa Highly Innovative Fuels (HIF), que ha construido esta planta industrial de e-fuels, una de las primeras del mundo, para producir gasolina desde cero.
Con su espíritu pionero característico, Porsche inició hace algunos años la búsqueda de un combustible sintético que pudiera hacer funcionar los motores de combustión de forma casi neutra en sus emisiones de CO2. Siguiendo el ejemplo de Ferry Porsche, que decidió fabricar el auto deportivo de sus sueños porque no encontraba el que él quería, el fabricante alemán decidió invertir más 100 millones de dólares y aportar tanto sus habilidades de gestión de proyectos como sus conocimientos en motores de alto rendimiento, para respaldar a HIF en la producción de e-fuels y hacer viable su uso.
Situada en las afueras de Punta Arenas, en una ubicación donde las turbinas eólicas funcionan con una eficiencia hasta cuatro veces superior a lo habitual, la planta produce e-fuel dividiendo el agua en sus elementos constituyentes (hidrógeno y oxígeno) en un primer paso. Después, se libera el oxígeno a la atmósfera, en palabras de uno de los ingenieros de Chile, “como un árbol sintético” y luego combina el hidrógeno con CO2 de la atmósfera para formar metanol. En la fase final del proceso, ese metanol se convierte en gasolina.
Si este producto final se enviara a Europa a la escala industrial esperada, el trasporte generaría poco CO2, especialmente si se pone en relación con la cantidad que es capturado de la atmósfera al crear el combustible.
Si bien Porsche ha mostrado su claro compromiso con la electromovilidad y con la idea de que en 2030 aproximadamente 80 por ciento de los autos nuevos que venda sean totalmente eléctricos, lo cierto es que una gran cantidad de los vehículos que ha producido a lo largo de su historia seguirán existiendo y sumando kilómetros en las carreteras de todo el mundo, dada la gran calidad de fabricación que ha caracterizado siempre a los modelos de la marca. El tipo de gasolina que es producido en la planta piloto de Chile permitirá que los motores de esos automóviles funcionen durante mucho tiempo sin la necesidad de quemar combustibles fósiles.
“Hoy en día hay alrededor de 1300 millones de vehículos con motor de combustión, no solo de Porsche sino también de otros fabricantes, moviéndose alrededor del mundo”, dijo Michael Steiner. “Y, según las previsiones, este número no disminuirá significativamente en los próximos 15 años, a pesar del aumento de la electromovilidad”. Más allá de los automóviles, en la ceremonia de inauguración se habló mucho sobre la idoneidad de este combustible en otros sectores como la aviación o el transporte marítimo.
Como primer paso, los 130 000 litros anuales que serán producidos en Haru Oni serán empleados en la Porsche Mobil 1 Supercup, así como en los vehículos de pruebas de los Porsche Experience Center. Para 2026, se espera que en Haru Oni se produzcan 55 millones de litros de combustible y, apenas dos años después, diez veces esa cantidad.
Haru Oni es un símbolo de esperanza en la lucha contra el cambio climático, que permite dibujar un futuro más sostenible en el que tiene cabida la música de un bóxer de seis cilindros.