Hoy en día están muy de moda, pero probablemente poca gente sepa que el desarrollo de los relojes de pulsera negros no se debe a un fenómeno de moda ni a innovaciones en los materiales. La idea se debe al hombre que también fue el responsable del diseño inconfundible del 911: Ferdinand Alexander Porsche.
En 1972, el mayor de los cuatro hijos de 'Ferry' Porsche fundó junto con su hermano Hans-Peter una agencia de diseño propia en Stuttgart que hoy tiene su sede en Zell am See (Austria). Su primer encargo llegó nada menos que de la propia empresa Porsche: un reloj de pulsera para los empleados de mérito.
Para el desarrollo de este modelo bautizado 'Chronograph I', F. A. —como se le sigue conociendo a nivel interno hoy en día— se convirtió en el primero en trasladar a un reloj los principios de diseño del automóvil. En efecto, lo entendía más como un instrumento de precisión que como un mero accesorio ornamental. Le sirvieron como inspiración los tableros de instrumentos del 911.
La máxima prioridad era un imperativo tomado de los autos de carreras: el reloj tenía que resultar legible en todo momento, desde cualquier ángulo de visión e independientemente de la incidencia de la luz. Esto se consiguió gracias a un alto contraste para el que fue decisiva la base en negro mate. Así, junto con una escala de taquímetro para medir las velocidades, las cifras blancas y el segundero rojo, surgió todo un icono. El modelo no se reservó exclusivamente a los empleados de mérito, sino que muy pronto fue comercializado también a través de los concesionarios de Porsche. En consecuencia, el Chronograph I adquirió una enorme popularidad también entre los actores y los grandes del automovilismo deportivo, con lo que se dio a conocer en todo el mundo y se convirtió en un codiciado objeto para los coleccionistas.
Recientemente, su reedición con motivo de los 50 años de Porsche Design puso de manifiesto lo funcional y atemporal que es su diseño detallado. Tras una consideración exhaustiva, los expertos de la marca llegaron a la conclusión de que es imposible mejorar nada en él desde el punto de vista del diseño. El tamaño de la caja, con casi 41 milímetros de diámetro, sigue siendo considerando óptimo hoy en día. En cuanto al material, el acero fue remplazado por titanio, el metal noble del que están hechos actualmente todos los relojes de Porsche Design y que destaca por ser más robusto, liviano y resistente a la corrosión. Y en su interior late un mecanismo propio de la casa, puesto que Porsche Design opera por sí misma desde 2014 una manufactura relojera en Solothurn (Suiza).
Información
Artículo publicado en la edición número 403 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
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