Vamos al grano con Viridiana: está a horas de viajar a Nepal y no hay tiempo que perder.
¿Ser mujer ha sido una ventaja o un hándicap para ti?
Ha sido diferente. Etiquetar algo no me gusta, ha sido diferente. Yo siempre lo he querido ver como algo no difícil, pero sí diferente.
¿A qué has renunciado por ser una alpinista famosa y una empresaria exitosa?
En la parte profesional, en lo familiar, me he perdido muchos eventos importantes –bodas, abrazos, aniversarios– por estar en la montaña; la vida amorosa… En la parte económica, tuve que vender todo lo que tenía para poder iniciar. Fue complejo. Puse en pausa la vida profesional y la parte sentimental; estaba en un puesto de dirección, tuve que renunciar. No han sido sacrificios, han sido decisiones. No me arrepiento de nada. Decidir implica rechazar. Estoy contenta y decidida a seguir tomando decisiones.
¿Qué se te encendió en ese Pico de Orizaba, tu primera experiencia?
Ya tenía el reto profesional, buscaba un reto fuera de lo profesional: lo busqué en el deporte, corrí maratones, varios ironman, y, cuando veía fotos de montañismo, me preguntaba si yo podría hacerlo. Me preguntaba si sería solo un reto físico. Ese espacio me ha permitido retarme, conocerme, conocer a Dios y, con el paso de los años, ser mejor persona. La montaña me ha permitido crecer y retarme.
¿Tu mejor momento en la montaña?
Aprecio el momento, el ahora, soy feliz en todo momento, sin condiciones. No es solo la cima, son minutos, y las expediciones son meses. Cada día tiene que ser el mejor, no me pongo condiciones. Soy feliz en todo momento. La cima son minutos, las expediciones duran meses. Aprendes a apreciar el ahora.
¿El peor recuerdo?
Ver gente morir, ver cuerpos en el camino es un recordatorio de cuán vulnerables somos. Es un costo alto estar en lugares donde muy pocas personas pueden estar. Cuanto más he sentido la muerte más me he sentido viva, ¡muy viva!
Háblanos del Guinness y de tus récords personales. ¿Qué es lo más importante de lo que has conseguido hasta ahora?
El Guinness llegó como algo que no buscaba, las tres montañas más altas (2019). Pensaba: ¿por qué no lo hizo una europea, alguien que vive en las montañas, y por qué yo, una hidrocálida que empezó a los 30 años? El proceso de recibirlo fue fantástico. Las metas se cumplen, pero no se cumplen solas, hay que ir por ellas, esforzarse.
Háblanos de tu vida profesional cuando no estás en la montaña…
En Liderazgo de Altura hacemos conferencias motivacionales basadas en un decálogo de metas. Giran en torno a los 10 valores que me han llevado al éxito escalando estas montañas en los últimos ocho años. Soy vinatera, produzco vino tinto en Aguascalientes. Trajeron muchas vides de España y de Francia recientemente. Obtuve mi certificado de Sommelier en 2018. Compro la uva merlot y la vinifico, también es un producto de pasión.
¿Cómo te ayuda la montaña a dar buena consultoría? Danos un consejo ‘gratis’ a todos los que de vez en cuando nos sentimos agobiados por el día a día.
Recordar que solo tenemos una vida, no hay ensayos ni segundas oportunidades. Si no hacemos algo con nuestros sueños, nadie lo va a hacer. Soñar alto, confiar en nosotros mismos y atrevernos es parte de nuestra fórmula del éxito.
¿Cuál es tu siguiente reto?
Subir las 14 montañas más altas del mundo en menos tiempo. Llevo siete, voy a mitad de camino. Quiero ser la primera americana en lograrlo. Solo hay registro de 43 personas en la historia que han alcanzado los 14 picos. Solamente hay 3 mujeres en la historia que lo han hecho, mi meta es mejorar la marca de la española Edurne Pasabán que lo hizo en nueve años.
Información
Artículo publicado en la edición número 404 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
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