En un antiguo granero reformado con esmero y con vistas a la zona rural de Aberdeenshire, en Escocia, Chris Labrooy trata de resumir cómo se gana la vida. “Es realmente difícil describir lo que hago”, dice el escocés de 40 años. “Me levanto por la mañana y tomo fotos. Es un estilo de vida que me da mucha libertad para perseguir diferentes ideas. Me autodefino como un creador de imágenes digitales que trabaja en el punto exacto donde el arte y el diseño se entrecruzan. ¿Suena poco precisa esta idea?".

Es difícil encasillar a Labrooy porque su trabajo no tiene precedentes. Después de haber estudiado Diseño de Producto en el Royal College of Art fue interesándose cada vez más por el ámbito digital, combinando el conocimiento y la comprensión de los objetos reales con una creciente fascinación por lo surrealista.

Chris Labrooy, 2020, Porsche AG
Chris Labrooy

“Hice la transición al mundo digital después de ver el gran avance tecnológico que estaba experimentando”, explica Labrooy. “Pasé de hacer objetos físicos tangibles a crear imágenes fotorrealistas. Lo que logré en el mundo digital fue capturar esos objetos y representarlos de manera realista. Y me di cuenta de que, con todas las nuevas herramientas digitales que tenía a mi alcance, no había límites. Podría crear cualquier entorno y colocar cualquier objeto en ese contexto”.

Algunos trabajos de Labrooy resultarán familiares a muchos amantes de Porsche. Se trata de paisajes desérticos de ensueño en los que integra 911 clásicos. Palm Springs es una de sus fuentes de inspiración favoritas, al igual que la arquitectura de mediados del siglo XX. Pero su tarjeta de presentación es inesperada y, en ocasiones, muy peculiar. “Me gusta yuxtaponer diferentes elementos y siempre busco esos momentos de felicidad. Elementos como una piscina o un flamenco inflable realmente simbolizan la felicidad para mí, así que siempre procuro que haya esa clase de objetos en mis imágenes y animaciones”.

Flamenco 911 RS, arte de Chris Labrooy, 2020, Porsche AG

El intenso calor, la sequedad y el color vivo presentes en el trabajo de Labrooy nada tienen que ver con el ambiente a menudo frío y duro de su hogar en la remota Escocia. Tanto es así, que parece que la esfera digital actúa como una forma de escapismo. Admite que el contraste es esencial y que si no hubiera vuelto a casa después de un tiempo viviendo en California, todo esto no estaría tan presente hoy en su obra. Pero, ¿cómo encajan los autos en este peculiar escenario creado por el artista? Un Porsche refrigerado por aire, a simple vista parece una musa extraña para un artista cuyo trabajo es a la vez tan moderno y sobrenatural.

“Siempre me han gustado los autos, desde que era un niño”, dice Labrooy. “Jugaba con ellos, luego los dibujaba y luego los conducía en videojuegos de ordenador. Más adelante, en mi etapa de juventud, me empezó a fascinar el diseño de automóviles. Recuerdo haber visto un episodio de Top Gear en el que fueron al Royal College of Art y, en ese mismo momento, les dije a mis amigos que ese era mi destino. Ahí fue cuando supe que quería estudiar Diseño aplicado al mundo del automóvil”.

"De todos los productos de consumo, los automóviles representan el último objeto de deseo. Son elementos complejos, con identidades únicas y muy específicas" Chris Labrooy

Pero cuando empezó sus estudios, se inclinó hacia la pintura y la escultura, y los autos cayeron en el olvido durante un tiempo. Sin embargo, su enfoque, cada vez más dirigido hacia el diseño del producto, solo podía significar una cosa: el regreso inevitable al automóvil. “De todos los productos de consumo, los automóviles representan el último objeto de deseo. Son elementos complejos, con identidades únicas y muy específicas”, dice el artista.

911, obra de Chris Labrooy, 2020, Porsche AG

Su obra de carácter inusual interesó a grandes marcas internacionales como British Airways, Nike y Apple. Fue a partir de ese momento cuando Labrooy finalmente pudo satisfacer su pasión por la automoción, y no solo en el mundo del arte sino también en el real al adquirir un Porsche Cayman de la generación 981 con transmisión PDK. “Conduje ese auto durante dos años”, recuerda. “Pero quería más y al final acabé comprando un 981 GT4”.

Tener un Porsche en su garaje se convertiría en una gran influencia para el trabajo de Labrooy. “Cuando empecé a poseer vehículos de la marca me volví más consciente de la importancia de Porsche, y sentí mucha curiosidad por el 911. Su forma suave y redondeada, y su capacidad para combinar deportividad y practicidad me cautivaron. El nueveonce tiene una personalidad única, casi excéntrica. Cuando estoy creando mis imágenes, los autos son como actores en cierto modo, y el 911 es como una estrella de Hollywood de primer nivel, con toda su profundidad y versatilidad”

Chris Labrooy, 2020, Porsche AG

Hoy, Labrooy es el orgulloso propietario de un 718 Cayman GTS 4.0, cuyo intenso color Rojo Guards contrasta contra los verdes profundos y marrones terrosos de Aberdeenshire en otoño. “Es el vehículo perfecto para mi estilo de vida”, dice. “Como trabajo desde casa, no tengo que desplazarme, por lo que la mayor parte de mi conducción es por puro placer y el Cayman es ideal para eso. Estoy rodeado de carreteras increíbles en las que puedo disfrutar conducirlo; por otra parte, su diseño de líneas compactas se adapta al entorno a la perfección”.

Así que el GTS se ha convertido en otro sueño vívido y visceral para Labrooy, no muy diferente del mundo digital en el que se encuentra inmerso durante su jornada laboral. “A menudo me levanto muy temprano los fines de semana, alrededor de las 05:45, y simplemente salgo a dar una vuelta cuando todo está tranquilo”, dice. “El Cayman es una experiencia estética increíble que, además, proporciona grandes sensaciones al volante. Y luego está el sonido, por supuesto. ¿A quién no le vuelve loco el sonido de un seis cilindros bóxer?”.

Información

Puede descubrir más sobre el trabajo de Chris Labrooy en www.chrislabrooy.com y en su perfil de Instagram @chrislabrooy.

Artículos relacionados