El mural tiene más de quince metros de longitud y tres de altura. Fue utilizada una antigua técnica de Sumatra para tejer juntos catorce tonos diferentes de hilo. Muestra la interpretación épica del artista británico Grayson Perry de las ‘Siete Edades del Hombre’, de William Shakespeare. Siete etapas en la vida de un hombre, tejidos en una monumental obra de arte. Delante de este tapiz mural están estacionados dos Porsche 356. ¡Bienvenidos al garaje del celebrado arquitecto Lord Norman Foster! A sus 85 años sigue conservando su energía y dirigiendo con mano firme el timón de su empresa. A continuación, su vida en siete actos.
Primer acto: Manchester
Junio de 1935: Norman Foster nació en Stockport (Inglaterra) y creció en la ciudad industrial de Manchester. Una texto que escribió durante su infancia le aseguró el ingreso en el instituto. En dicho texto, Foster describe un duelo durante una carrera en el circuito de Nürburgring. "Me di cuenta de que me encantaban los autos de carreras. Me fascinaban, sobre todo los modelos de Porsche con la tracción en el eje trasero", dijo Foster. "Para mí, estos autos son obras de arte, una especie de esculturas futuristas".
Por razones económicas, Foster dejó la escuela a los dieciséis años y aceptó un trabajo en una agencia municipal. Sus fuentes de inspiración en su juventud eran, sobre todo, libros y revistas. El semanario juvenil Eagle, una mezcla muy sui generis de futurismo, tecnología y arquitectura, tenía en su portada a Dan Dare, un piloto de ciencia ficción. Foster empezó entonces a soñar con volar y no tardaría mucho en hacer realidad las aventuras de sus sueños.
Segundo acto: Royal Air Force
Su pasión por la aviación le llevó en 1953 a prestar su servicio militar en la Royal Air Force. Al principio, su rutina diaria transcurría en tierra, en una estación de radar, pero unos años más tarde sacó su primera licencia de piloto y aún hoy el cabo segundo de aviación Foster 2709757 sigue pilotando helicópteros y aviones de reacción. Tras su etapa de formación en las Fuerzas Aéreas se mantuvo a flote con trabajos ocasionales, pues de ningún modo quería volver a la monotonía del trabajo en la administración local. Su siguiente llama de inspiración se encendió en la biblioteca de Levenshulme, donde descubrió un libro de Le Corbusier que todavía hoy atesora: Vers une architecture. "Me quedé hipnotizado con el diseño", recordó.
La Universidad de Manchester aceptó la solicitud que presentó para cursar Arquitectura y ya en el segundo semestre obtuvo su primera distinción con un audaz boceto de un molino de viento. El diseño de una casa en el que el muelle para las lanchas entra casi hasta la sala es otro ejemplo que le hizo destacar entre sus compañeros.
Tercer acto: Yale
En 1961, Foster recibió una beca de Yale, la prestigiosa universidad estadounidense. El estudiante de arquitectura hacía ya tiempo que se sentía atraído por el planteamiento que daban en Estados Unidos a los conceptos de forma y función. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial, muchos arquitectos de la vanguardia europea, entre ellos Walter Gropius (fundador de la Bauhaus) o Ludwig Mies van der Rohe, abandonaron el viejo continente para poder seguir desarrollando sus sueños arquitectónicos al otro lado del Atlántico. Foster se encontró a gusto en Yale. Visionarios como Richard Buckminster Fuller o Paul Rudolph le estimularon para rendir al máximo. Foster y su compañero de estudios Richard Rogers recorren Estados Unidos en un ‘Escarabajo’ de Volkswagen. Durante este periplo quedaron fascinados con las construcciones de Frank Lloyd Wright y Charles Eames, y la construcción modular se convirtió en una lección con efecto duradero. Tras finalizar sus estudios en Yale, Foster trabajó durante unos meses en San Francisco, donde se enamoró de la silueta del Porsche 356: "En California era un auto de culto. Aunque no estaba pensado para la producción en masa, siempre que llevaba mi MGA al taller había allí muchos 356. Incluso el Diseñador Jefe del estudio para el que trabajaba conducía uno. La forma y el concepto de este auto me maravillaron desde el primer momento".
Cuarto acto: Team 4
En 1963 fundó el estudio de arquitectura Team 4 junto con Richard Rogers, Wendy Cheesman (futura esposa de Foster) y la hermana de esta última, Georgie. Uno de sus primeros bocetos gana el premio RIBA de arquitectura, otorgado por el Royal Institute of British Architects, lo que constituyó un guiño a la pasión de Foster por la aviación: una parte de la galardonada Creek Vean House, situada en el condado inglés de Cornualles, recuerda a una cabina de piloto incrustada en la tierra. Con su mezcla de materiales tradicionales e industriales, el cuarteto de arquitectos se distinguió claramente de la corriente convencional y llegó incluso al cine: en 1971, el director estadounidense Stanley Kubrick utilizó la Skybreak House, situada en la localidad británica de Radlett, para rodar escenas de su gran éxito La naranja mecánica.
Quinto acto: Foster + Partners
Foster y su esposa Wendy fundaron en 1967 el estudio de arquitectura Foster Associates, que más tarde pasan a denominar Foster + Partners. Se convirtió en una fuente de arte arquitectónico visionario.
Valiéndose de la nueva tecnología informática, Foster fue capaz de lograr una metamorfosis aún mayor en sus construcciones. La fachada negra de cristal ahumado de la sede de Willis Faber & Dumas, en la localidad inglesa de Ipswich, causó furor a principios de la década de 1970. En 1986 proyectó el rascacielos HSBC de Hong Kong, de 44 pisos. Foster colocó una estructura portante en el exterior, con lo cual atrajo el interés mundial. En 1991 construyó el primero de sus aeropuertos: Londres-Stansted. Con la construcción del Capital International Airport de Pekín, Foster integró por primera vez la luz natural en el interior de una terminal de aeropuerto. Su creatividad parece a la vez ilimitada e ingrávida.
Sus edificaciones conquistaron el mundo entero y la lista de premios era cada vez más larga. En 1990, la reina Isabel II de Inglaterra le nombra caballero. Su Puente del Milenio, el rascacielos The Gherkin y el estadio de Wembley le dieron a Londres su actual semblante moderno. En 1999, la reina le concedió el título no hereditario de Lord Foster de Thames Bank, que le confirió el acceso a la alta nobleza y un escaño en la Cámara de los Lores, la Cámara Alta del Parlamento británico. El arquitecto recuerda la ceremonia como "un acto solemne lleno de humildad. Pero mucho más importante fue el reconocimiento del valor que tiene la arquitectura para la sociedad".
Ese mismo año obtuvo el codiciado premio Pritzker de arquitectura en Berlín, la ciudad que le encargó la reconstrucción de la cúpula del Reichstag: "Probablemente, mi proyecto más importante", según Foster. El inglés abordó este proyecto con un planteamiento holístico, que abarcaba desde la disposición de las filas de asientos hasta la cúpula de cristal, pasando por el diseño sobredimensionado del Águila Federal. "Modelamos una cúpula a una escala 1:20, la subimos con una grúa al mismo edificio del Reichstag y nos colocamos dentro para ver qué efecto nos producía el interior", recordó. El impacto político que pueden tener las decisiones arquitectónicas requiere una sensibilidad extrema. "Todavía recuerdo cómo el entonces canciller Helmut Kohl recorrió conmigo la construcción transmitiéndome sus deseos sobre colores concretos para aportar una nota alegre a la Alemania reunificada". El arquitecto británico convenció al canciller alemán para que fueran conservados los mensajes que en 1945 los soldados del Ejército Rojo habían dejado escritos en cirílico en las paredes del edificio.
Para diseñar el águila de dos toneladas y media de peso que vela sobre las cabezas de los políticos en el hemiciclo, Foster viajó a Japón y pasó unos días en las montañas para estudiar aves rapaces salvajes. Sin embargo, "el Águila Federal es el resultado de un compromiso. A mí me hubiese gustado un poco más pequeña".
Sexto acto: Apple Park
"Hola Norman, soy Steve. Necesito tu ayuda". Esta llamada dio lugar al complejo de oficinas probablemente más espectacular del mundo: el Apple Park. La sede del fabricante de computadores se levanta en Cupertino, ciudad ubicada en el californiano Silicon Valley, donde creció el fundador de la empresa, Steve Jobs. "Fue realmente una colaboración muy especial", subrayó Foster. "Steve no quería que le considerara un cliente, sino un miembro de mi equipo. Me contó que cuando él era joven, en Silicon Valley se producía la mayor cantidad de fruta para Estados Unidos y de ahí le vino la inspiración para Apple Park".
Apple Park es considerada una de las construcciones más vanguardistas en arquitectura para empresas. La electricidad es generada ciento por ciento a partir de energías renovables. Las celdas solares instaladas en el campus generan hasta 17 megavatios y conforman una de las mayores instalaciones solares del mundo montadas en un techo.
Séptimo acto: Chesa Futura y el 356
Hasta 250 000 placas de madera de alerce cortadas a mano conforman la fachada. Vista desde el otro lado del lago, la construcción se diluye entre los colores del paisaje alpino suizo. Chesa Futura significa ‘casa del futuro’ en retorrománico, la lengua original del cantón de los Grisones. Foster estableció su complejo residencial privado en pleno Saint Moritz, la meca del esquí suizo, donde causa la impresión de ser una nave espacial que ha aterrizado ahí. "La Chesa Futura tiene vida", comentó su creador con entusiasmo y añadió: "Igual que el Porsche que tengo aquí". El 356 gris plateado de Foster presenta el pliegue en el parabrisas, un distintivo de los modelos de la fase temprana de la producción en Stuttgart. "Es maravilloso cómo el auto adopta la forma de Chesa y viceversa, ¿no le parece?". Le encanta recorrer en él los sinuosos desfiladeros del país en el que ha elegido vivir. Sin embargo, el odómetro apenas indica 6000 kilómetros recorridos. "Ahora que mi hijo pequeño ya tiene el carné de conducir, seguro que se sumarán unos cuantos más", se consuela con gusto Foster y rememora la historia de su 356.
"Fue entregado de fábrica en octubre de 1950, en Hamburgo. En 1955 lo adquirió el Jefe de escuadrón de la Royal Air Force Robert ‘Porky’ Munro, quien lo importó a Gran Bretaña y lo registró con la matrícula UXB 12, lo que significa “unexploded bomb” (bomba que no ha explotado). En 1957 Munro se convirtió en Piloto Jefe de Pruebas del Hawker Siddeley Kestrel, el prototipo del Harrier Jump Jet, una de mis construcciones predilectas". El portaesquíes instalado en su cabriolet 356 C negro da testimonio de la pasión de Foster por el esquí de fondo. Así está preparado para poder ir a esquiar en cualquier momento. "El glamour que actualmente está asociado al 356 llama al engaño sobre sus orígenes", reflexionó el magistral arquitecto. "Fue concibido en tiempos de escasez y fue construido con las piezas que estaban disponibles en la posguerra".
Lord Norman Foster, que de niño contaba los peniques para poder seguir las aventuras de su héroe Dan Dare en Pilot of the Future y que con su audacia arquitectónica se convirtió en un piloto del futuro, está agradecido: "Aprecio mucho este deportivo, al igual que también aprecio mi vida. Es un privilegio seguir pudiendo disfrutar de cada trayecto con él".
Información
Artículo publicado en el número 398 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.