El ‘No. 1’ siempre usó trajes a medida. Las expertas manos de Friedrich Weber tardaron dos meses en esculpir aquel primer Porsche en 1948. Si bien el atuendo no le duró demasiado, pues durante los años sucesivos el Roadster no solo pasaría por muchas manos, sino que también sería abollado y reparado, modernizado y remodelado. El traje fue rehecho una y otra vez, pero su identidad se mantuvo intacta. Historia viva. Inalterable.
Es imposible recuperar la originalidad perdida del primer modelo. Pero sí se puede hacer una réplica del traje, respetando al máximo el original y usando los mismos materiales y la misma técnica. Aunque la tarea no resultó ser sencilla. Para poder realizar una copia a escala y en detalle de la carrocería del Roadster de 1948, los expertos del Museo Porsche midieron el original con un escáner 3D. Después, el resultado virtual fue cotejado por computador con los dibujos escaneados de 1948. Con lo que salieron a la luz numerosas divergencias. Poco a poco, palmo a palmo, los expertos fueron aproximando la silueta al original. Los trabajadores del archivo consultaron todas las fotografías originales disponibles, estudiaron los registros y analizaron los diarios. Por fin, a partir de un bloque de espuma dura, una fresadora dirigida por computador dio a luz a un modelo de tamaño real.
Pero también en este caso, al colocarlo junto a los originales de 1948, saltaron a la vista marcadas diferencias. En el original, la carrocería se iba estrechando hacia la zaga. Y la punta de la parte frontal era más pronunciada. El portón trasero del original, que era de una sola pieza y estaba acoplado por detrás, se extendía desde el habitáculo de pasajeros hasta justo encima del parachoques trasero. Más adelante, en el vehículo original ese portón sería sustituido por una construcción de dos piezas con una chapa transversal sobre el motor y un capó más corto sobre el maletero posterior.
Finalmente, utilizando como herramienta de control unos moldes de madera idénticos a los originales a modo de calibres, fue creada una réplica de la carrocería ‘No. 1’. A mano y en aluminio, igual que hace 70 años. Las chapas fueron dobladas, estiradas y moldeadas con herramientas manuales, tal como fue hecho en 1948. La fidelidad afecta incluso a la formulación de la pintura. Así, para conseguir un tono lo más parecido posible, fueron tomadas y analizadas muestras de la pintura de debajo del tablero de mandos del deportivo original, que había sido repintado varias veces. La barra que sujeta el volante está flanqueada por palancas de mando de la época con indicadores esféricos minuciosamente adaptados al original. Incluso el anudado de las alfombrillas corresponde con el de hace 70 años. Lo único que la réplica no puede hacer es circular ni un solo metro, pues no ha sido previsto un motor en el marco de rejilla, y el eje trasero está formado por un simple tubo. El eje delantero, incluyendo dirección y volante, proviene, como en el original, de un Escarabajo de Volkswagen.
La realización de este nuevo traje a medida de corte clásico se demoró ocho meses. Para Porsche, este vehículo de exhibición no solo tiene una gran importancia histórica, sino también simbólica. La esencia de todos los deportivos Porsche se basa en su forma, diseño dinámico y concepto de construcción ligera. Recientemente, el 356 ‘No. 1’ Show Car empezó su gira mundial.
Información
Artículo publicado en la revista para clientes de Porsche Christophorus, Nº 386
Entrevista: Peter Weidenhammer // Fotos: Markus Leser