Sus principales victorias las consiguió en un Porsche 356 A coupé 1500 Carrera GT de 1958, el mismo con el que iba a trabajar de lunes a viernes y a pasear con su familia los fines de semana que no estaba compitiendo.
Perteneciente a la generación de corredores guatemaltecos de la década de 1950, Samayoa es el último testigo de los éxitos logrados por los autos Porsche manejados por José Herrarte, Manfredo Lippmann, Jaroslav Juhan y Hubert Wiese, justo cuando se cimentó la disciplina deportiva en Centroamérica.
Samayoa contabiliza entre sus logros haber ganado la Carrera de Iztapa a Patzicía, un tramo de cerca de 115 km en Guatemala. ‟Era una estrecha carretera muy sinuosa en la que era muy normal encontrase de frente con piedras, animales y mucho público”, dijo mientras charlamos con él en el estudio de su casa.
El primer Porsche Carrera GT
En 1958, Samayoa compró en Caribbean Motors –distribuidor oficial de la marca– el primer Porsche Carrera GT importado a Guatemala, un 356 A (T2). Pagó por él siete mil dólares (unos 130 000 dólares de hoy). Años después, lo vendió a esa empresa, regresando a donde había salido como nuevo.
Con ese auto tuvo una destacada victoria en el Circuito Las Ninfas, en Amatitlán, ciudad al sur de la capital guatemalteca. Su logro llegó a conocerse en la casa matriz, provocando que el mismo Ferdinand Anton Ernst ‘Ferry’ Porsche le enviara una carta de felicitación que guarda como su mayor tesoro.
‟Ese fue el primer carro con motor fabricado exclusivamente para Porsche”, dijo Samayoa. ‟Porque los anteriores utilizaban propulsores Volkswagen modificados para entregar un mayor desempeño”.
Con ese mismo auto viajó a El Salvador en 1959 para participar en la 4ª Clásica Santaneca realizada el domingo 19 de abril en el circuito callejero de El Palmar. La carrera contó con pilotos de Alemania, Italia, México, Perú, El Salvador y Guatemala, que compitieron en 10 categorías.
En la clase Gran Turismo, categoría H para autos de 2601 a 3500 cm3, la victoria fue para el mexicano Pedro Rodríguez. En esa misma clase, pero en la categoría K, para vehículos de 1301 a 1600 cm3, el segundo lugar fue para Adrián Samayoa en su Porsche Carrera GT marcado con el 33K. Es decir, ganó a todos los pilotos de su grupo y a otros en vehículos con cilindrada mayor.
Al recordar al Porsche 356 A coupé 1500 Carrera GT de 1958, Samayoa dijo: ‟Es distinto a todos los demás: frenos, suspensión, estabilidad y desempeño; genera un handling único. Sin lugar a dudas es el mejor auto que he conducido en toda mi vida”.
Al motor de dos árboles de levas por bancada de cilindros le cambiaba el aceite lubricante cada 5000 kilómetros, con una disciplina casi religiosa. ‟Mi obsesión con el carro era tal que una vez fui al distribuidor de Bosch para comprar un juego de platinos. Sin embargo, el dependiente me dijo que nunca se sustituían porque eran fabricados, precisamente de platino”, dijo Samayoa.
Tan meticuloso con su auto lo es con las fechas, personajes, anécdotas y detalles. Por eso, conversar con Adrián Samayoa es recrear la historia del automovilismo deportivo guatemalteco. Por ser un auténtico conocedor de los más íntimos detalles de cada auto, cada corredor y cada carrera, es un incuestionable referente para quien aprecie, respete y atesore los cimientos del deporte a motor centroamericano.
Así lo entienden los miembros del Porsche Club Guatemala, los cuales lo nombraron Socio Honorario Vitalicio del Club por la exitosa historia aportada al desarrollo de Porsche.
Información
Artículo publicado en la edición número 405 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
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