El piloto chileno Nicolás Pino está escribiendo su nombre en la historia del automovilismo al abrirse camino en una de las categorías más exigentes y competitivas del deporte motor: el Campeonato Mundial de Resistencia de la FIA (WEC).
Del 11 al 15 de junio participará en la mítica carrera de las 24 Horas de Le Mans, compitiendo en la clase Hypercar con un Porsche 963 del equipo Porsche Proton Competition. No es territorio desconocido para él, ya que junto a su compañero Neel Jani alcanzó el podio en 2023 en la categoría LMP2. Ahora, aspira a escribir un nuevo capítulo en su carrera.
Desde que inició su carrera internacional a los 13 años, este santiaguino ha mostrado un ascenso meteórico. Hoy comparte pista con campeones mundiales y ex pilotos de Fórmula 1, consolidándose como un referente del automovilismo chileno y en busca de forjar su propia leyenda.
¿Cuáles han sido los principales desafíos que has enfrentado a lo largo de tu carrera, y cómo se siente estar hoy compitiendo en un Porsche para un equipo como Proton Competition?
Nico Pino: El mayor desafío, sin duda, ha sido lo logístico. No solo los viajes o las horas de entrenamiento, sino todo lo que hay detrás: dejar mi casa, mi colegio, a mi familia... y hacerlo cuando apenas era un niño. A los 13 años tomé la decisión de vivir solo en el extranjero, con todo lo que eso implica. Venir de un país como Chile, donde el automovilismo no es una prioridad, hace que todo sea cuesta arriba desde el primer día.
Pero creo que esa distancia también me forjó. Me obligó a crecer rápido, a valorar cada oportunidad y a rodearme de personas que creyeron en mí incluso antes de que yo creyera del todo. El año pasado fue de los más exigentes de mi carrera: estuve en tres campeonatos, formé parte de cuatro programas distintos y fui uno de los pilotos con más horas de pista a nivel mundial, incluso por sobre algunos de Fórmula 1.
Todo ese esfuerzo rindió frutos. Hoy correr en un Porsche 963, en la categoría Hypercar del WEC, es algo que todavía me emociona cada vez que me subo al auto. No solo por lo que representa esta marca a nivel deportivo —que es muchísimo—, sino porque siempre soñé con llegar a un lugar donde se vive la excelencia, el detalle y la pasión con esta intensidad. Para mí, Porsche no es solo una marca: es un símbolo de lo que significa hacer las cosas bien, desde la ingeniería hasta el espíritu de equipo. Llevar ese escudo en el pecho es un honor… y también un compromiso.
¿Cuál es tu circuito favorito y por qué?
Nico Pino: Mi circuito favorito, sin duda, es Le Mans. No solo por lo que representa a nivel histórico, sino por lo que se siente manejar ahí. Las curvas rápidas, la mezcla de rectas interminables y tramos técnicos... es un desafío mental y físico constante. Las curvas Porsche, en particular, son mis favoritas: exigen una confianza total en el auto, en el trabajo de los ingenieros, en los neumáticos y en uno mismo. Son curvas técnicas, rápidas y con una energía muy especial.
También disfruto mucho correr en Spa-Francorchamps, que tiene una fluidez que me encanta, y en el circuito callejero de Pau, en Francia, donde todo es más estrecho, más agresivo, y cada error se paga caro. Cada circuito tiene su identidad y te exige cosas distintas, pero Le Mans es simplemente icónico.

Sabemos que eres un gran fanático de Porsche. ¿De dónde viene esa admiración y cuál es tu modelo favorito?
Nico Pino: Mi admiración por Porsche viene desde que era niño. Siempre me llamó la atención cómo lograban combinar el rendimiento más extremo con el diseño más elegante. Para mí, es la marca que mejor ha entendido que un auto no solo tiene que ser rápido, tiene que tener alma; y eso es único.
Lo que más me gusta es su precisión con los detalles. Porsche no deja nada al azar. Y lo más increíble es que pueden construir un auto capaz de ganar una carrera de 24 horas… y que también pueda recorrer las calles de la ciudad. Hay coherencia, hay herencia y hay pasión en todo lo que hacen.
Hoy tengo la suerte de correr con un Porsche 963, pero como gran admirador de la marca, tengo varios favoritos: el 918 Spyder por lo revolucionario que fue, el Carrera por lo clásico, y el 992.2 Turbo S por lo tecnológico y brutal que es. Cada uno representa una etapa distinta de la marca, pero todos tienen ese ADN Porsche que se siente apenas giras la llave.
¿Cómo influyó el karting en tu desarrollo como piloto?
Nico Pino: El karting fue mi primer gran maestro. Me enseñó todo lo que hoy aplico en pista: cómo leer a los rivales, cómo tomar decisiones en milésimas de segundo, cómo mantener la concentración durante horas. Es una escuela en todos los sentidos, no solo técnico, también emocional.
Es una disciplina que muchas veces se subestima, pero es tan competitiva como cualquier otra. Yo corría casi todos los fines de semana, en campeonatos distintos, con pilotos de altísimo nivel. Es el mejor entrenamiento que pude tener para lo que vendría después.
¿Qué proyectas para tu temporada 2025?
Nico Pino: Formar parte de un equipo cliente de Porsche no es solo un orgullo, también es un compromiso que implica estar a la altura de una marca que ha escrito algunas de las páginas más importantes en la historia del motorsport. Hoy soy el piloto más joven del equipo, y eso viene con una expectativa adicional, demostrar que la juventud no es sinónimo de inexperiencia, sino de evolución constante.
Este año es, sin duda, uno de los más importantes de mi carrera. Estoy compitiendo en la categoría más competitiva del mundo, con marcas como Ferrari, Toyota, Cadillac, y con compañeros de equipo que han estado en Fórmula 1. Cada carrera es una oportunidad de aprender y demostrar por qué estoy aquí. Mi foco está en seguir creciendo como piloto, aprovechar cada vuelta como una oportunidad de aprendizaje, mantener la constancia y no cometer errores críticos.
Nico Pino: Lo primero es que crean en ellos mismos, incluso cuando nadie más lo haga. Este es un camino con muchas frustraciones, donde perder es parte del proceso y el éxito se construye paso a paso. Aprender a manejar la derrota es tan importante como celebrar las victorias.
Lo clave está en aprender de los errores, no repetirlos, y sobre todo, en escuchar a quienes llevan más tiempo. Yo no estaría donde estoy si no fuera por los consejos que recibí en los momentos justos. Este es un deporte de humildad, de trabajo en equipo y de visión a largo plazo. Si alguien allá afuera sueña con llegar lejos, que lo intente con todo. A veces no se trata de ser el más talentoso, sino el más constante.

Estás viviendo un sueño. Si miras hacia atrás, ¿qué crees que fue clave para llegar hasta aquí?
Nico Pino: Primero, el apoyo incondicional de mi familia. Nunca me pusieron límites para soñar en grande, incluso cuando todo era incierto. Tomar la decisión de dejar Chile a los 13 años fue un salto al vacío, pero lo hice convencido de que era el camino correcto.Eso me obligó a madurar antes, a tomar mis propias decisiones, a formar carácter.
Y segundo, tener un equipo que me ha acompañado en cada paso. Personas que me han guiado, que me han empujado a dar más, incluso cuando yo creía que no podía. Nada de esto se construye solo. Estoy donde estoy gracias al trabajo de muchos.
Más allá del automovilismo, ¿hay algo que te apasione tanto como correr?
Nico Pino: El espacio. Siempre me ha fascinado. Desde chico veía los lanzamientos de la NASA con los ojos brillando. Me imaginaba ahí, en medio del silencio absoluto, flotando sobre la Tierra.
Si no fuera piloto, probablemente me habría encantado ser astronauta o trabajar en algo relacionado con cohetes. En el fondo, todo se conecta: la velocidad, la precisión, la búsqueda de lo imposible. Ya sea en la pista o en el espacio, creo que siempre he soñado con ir más allá.