Desde el Círculo Polar Ártico hasta Sudáfrica y desde un puerto de montaña hasta Dubái: lo que normalmente requeriría un vuelo alrededor del mundo puede simularse en unas pocas horas en el Centro de Desarrollo de Weissach. En el nuevo Centro Climático, que entró en funcionamiento hace dos años, los ingenieros de Porsche pueden reproducir prácticamente todas las condiciones meteorológicas del planeta.
Prototipos expuestos a diversas condiciones
Uno de los ingenieros de este centro es Horst-Uwe Kross. Este hombre de 51 años lleva diez en Porsche AG y ahora dirige el Departamento de Termodinámica V&V. "En nuestro nuevo túnel de viento del Centro Climático podemos reproducir temperaturas que van desde -30 a +50 °C y lluvias que pueden ser desde muy ligeras hasta un aguacero monzónico", explica. "También podemos simular velocidades del viento de hasta 250 km/h y una radiación solar de hasta 1 200 watts por metro cuadrado, así como una humedad relativa del 5 al 95 por ciento".
El objetivo general en el túnel aerodinámico climático es exponer los prototipos a las mismas condiciones que encontrarían en las carreteras de los Emiratos Árabes Unidos o Noruega, con la ventaja de que cada simulación sobre el vehículo se puede reproducir exactamente. "En un entorno natural cambia la posición del sol y la temperatura de la superficie de la carretera sube o baja; en el túnel aerodinámico climático, en cambio, podemos crear exactamente las mismas condiciones para el vehículo en todo momento y medir así hasta los más mínimos cambios", añade Kross.
Qué se prueba en el túnel aerodinámico climático
En el túnel de viento climático, Kross y sus colegas prueban, por ejemplo, el circuito de refrigeración de un vehículo, el comportamiento de la batería en distintas condiciones y la resistencia de los componentes en diferentes situaciones de viento. Las pruebas periódicas también incluyen exponer el coche a una temperatura exterior de 40 °C y comprobar después si se mantiene la temperatura de confort de 22 °C en el interior. Por lo que se refiere a los niveles bajo cero, los test habituales incluyen descongelar las ventanillas y tomar medidas para alcanzar rápidamente una temperatura interior confortable, después de que los ocupantes hayan subido al frío vehículo en invierno.
"Nuestro objetivo es construir coches deportivos que ofrezcan también un alto nivel de confort", subraya Kross. Por eso, recibe de los desarrolladores una lista de requisitos con varios cientos de puntos que deben probarse en el prototipo. En el túnel climático no solo pueden analizarse los efectos de las influencias ambientales, sino también los tipos de uso específicos, como por ejemplo, un Cayenne que asciende por un puerto de montaña con un remolque o que circula dentro de un tráfico urbano denso con paradas y arrranque sucesivas. Ajustando la resistencia del dinamómetro e importando datos de navegación, se puede simular con gran precisión cada situación. Hay algo más que a Kross le gustaría ver: el comportamiento en curvas. Esto es todavía un trabajo en curso.
Del centro de pruebas a la carretera
Una vez que el vehículo ha pasado por el túnel aerodinámico climático, también se prueba en tráfico rodado real. "No podemos confiar únicamente en nuestras modernas instalaciones de pruebas, porque la conducción en carretera sigue siendo una parte importante del procedimiento de test", afirma Kross. "La experiencia de conducción típica de Porsche es subjetiva y está influenciada por el carácter de cada vehículo: solo los probadores humanos pueden averiguar si un nuevo modelo lo tiene". Por eso, los prototipos también se prueban en países fríos y cálidos, y los resultados se comparan con los del túnel de viento climático.
En el futuro, las exigencias para Kross y su equipo seguirán cambiando. La capacidad de carga de los coches aumentará considerablemente y las instalaciones de ensayo deberán contar con el equipo técnico adecuado para la simulación. Además, tendrán que adaptarse continuamente como consecuencia de las nuevas normativas legales.
"Podemos imaginarnos las instalaciones y los sistemas como una gran orquesta. Todo tiene que interactuar de tal manera que podamos reproducir exactamente las mismas condiciones con una precisión de hasta una décima de grado", dice Kross. "Con tantos componentes, el cerebro humano llega a sus límites: la inteligencia artificial nos ayudará a armonizar los numerosos instrumentos de la orquesta de forma cuidadosamente afinada".