A los 26 años, William Herbert llevaba dos en una prometedora carrera de diseño industrial, trabajando para Sir Terence Conran en Londres. Pero la repentina muerte de su padre, en 2004, trastocó toda su vida. Tuvo que abandonar el trabajo y regresar definitivamente a la casa familiar en el suroeste de Inglaterra.
La casa en cuestión era Wilton House, quizá la mejor residencia del siglo XVII del Reino Unido, situada en unas 5700 hectáreas de campiña en Wiltshire. Contiene una de las colecciones de arte privadas más importantes del mundo. Will, el joven y prometedor diseñador, era ahora The Right Honourable William Herbert, decimoctavo conde de Pembroke, en la sede de una casa ancestral que había pertenecido a la familia durante cuatro siglos.
Hoy, a la edad de 44 años, Lord Pembroke lleva su papel con naturalidad. Habla con profundo conocimiento y gran cariño de la finca de Wilton, de sus alegrías y de los muchos asuntos que debe resolver. Y, con igual entusiasmo, de su amor de toda la vida por los autos.
"Creo que mi pasión por los autos tiene su origen en las series de televisión de la década de 1980", dijo. "Crecí con 'Los Dukes de Hazzard', 'El auto fantástico'... Todas esas series clásicas estadounidenses me engancharon de pequeño. Pero también está en la sangre de mi familia. Mi bisabuelo solía competir en Brooklands a principios del siglo XX y siempre he tenido una pasión innata por todo lo relacionado con los automóviles".
Colección de deportivos
En la actualidad, la antigua escuela de equitación del siglo XVIII de Wilton alberga una impresionante colección de autos deportivos clásicos y modernos, dodnde la incorporación más reciente es un 911 GT3 Touring, un auto que ya parece tener al Conde totalmente hechizado. "Un buen amigo me ofreció conducir su GT3, y no esperaba quedar tan impresionado", dijo. "Era sorprendentemente rápido y, el motor, extraordinario. Volví a probarlo en Silverstone y decidí que necesitaba un auto así en mi colección. Sencillamente, no tenía nada más que pudiera hacerlo todo tan bien".
Sin embargo, hubo consideraciones prácticas para un hombre de familia discreto y devoto que prefiere pasar desapercibido. "Quería poder utilizarlo con frecuencia para hacer la compra y otros trayectos cotidianos", dijo. "Es un auto que no llama mucho la atención, pero para los que lo conocen, un Porsche increíblemente singular y especial".
La búsqueda duró casi un año, con la ayuda de varios concesionarios y Porsche Centers para encontrar una unidad con las especificaciones adecuadas. Cuando finalmente apareció una, Lord Pembroke lo reservó sin ni siquiera verlo personalmente, pero nunca lo ha lamentado. "Cuanto más lo conduzco, más descubro sobre él, más capas tiene", dijo. "Es increíble a velocidad normal por autopista y bastante económico. Pero, cuando lo subes de vueltas, se convierte en un animal. Es muy potente, pero no intimida porque tiene mucha tracción. La respuesta del volante y del pedal del freno son fantástica. Es muy capaz, pero también muy práctico y, por supuesto, al ser un Touring, resulta confortable. Realmente no puedo pensar en ningún otro auto que pueda hacer lo que este hace en tantos apartados".
Para alguien con un interés tan arraigado en el mundo del automóvil y con una variada colección personal que incluye varios de los deportivos más codiciados del siglo XX, ¿por qué un 911 se ha convertido en el preferido de Lord Pembroke? "El diseño es realmente discreto comparado con el de muchos otros superautos", dijo. "Es más elegante, el ajuste y el acabado son excepcionales. Pero en realidad, se trata de ese motor, que es simplemente asombroso. Tiene un par motor de auto de carreras que me encanta, y cuando pasas de las 8000 revoluciones sigue empujando, el motor grita y suena de maravilla. De hecho, estoy planeando instalar asientos traseros para poder usarlo todos los días en el colegio", dijo con una sonrisa. "Sinceramente, el día que no conduzco este auto, lo echo de menos".