El 9 de noviembre de 2017, un solitario Porsche Cayenne rodaba lentamente en las afueras de Montevideo (Uruguay), con rumbo a Punta del Este. Era el inicio de una aventura sin precedentes que abarcaba casi 19.000 kilómetros plagados de retos, pues había que pasar por 15 países de Sur y Centroamérica hasta llegar a la meta en México.
Dos meses después, en una caravana de autos Porsche de todas las épocas, el Cayenne arribó al Porsche Center Interlomas, en Ciudad de México, con su carrocería pintada en rojo, blanco y negro, colores que identifica a la división motorsport, toda cubierta por una capa de barro y polvo. Tras el volante, también bajo una capa de barro y polvo, arribó su conductor, que no podía ser otro que el ‘Urban Outlaw’ Magnus Walker.
¿Cómo inició todo? Latinoamérica es una región con notorias dificultades para manejar, con climas extremos de calor y frío, fuertes lluvias y altitudes que van desde cero metros sobre el nivel del mar hasta casi 4.000, que se mezclan con los caminos y autopistas construidas sobre montañas volcánicas, pampas y desiertos, los cuales unen a numerosos países con sus diferencias en medio de topografías demandantes. Entonces, ¿qué mejor lugar para decirle adiós a la segunda generación de la Cayenne, que ya empieza a exhibir su tercera generación en todo el mundo?
El Cayenne S comenzó a trazar su camino desde Uruguay hasta Chile
El Cayenne S escogido para el reto inició su recorrido con una primera etapa desde Punta del Este (Uruguay) hasta Buenos Aires (Argentina) antes de llegar al sur del continente al idílico San Carlos de Bariloche. Desde allí el auto cruzó la cordillera de los Andes hacia Temuco (Chile), donde fue testigo de la última fecha del campeonato Cayman GT4 Challenge.
Luego, la Expedición se dirigió al norte, a Santiago de Chile, antes de cruzar de nuevo la cordillera de los Andes para hacer una parada en la región vinícola de Mendoza (Argentina). Más tarde, la Expedición se trasladaría a Paraguay y Bolivia, donde alcanzó su punto más alto a 3.812 metros sobre el nivel del mar en el lago Titicaca.
Múltiples compromisos se cumplieron a lo largo del camino, entre ellos con los periodistas locales, quienes participaron en conferencias de prensa y, algunos de ellos, también condujeron el Cayenne S en diferentes tramos de la ruta. Todos tuvieron la oportunidad de tomar fotos y hacer videos. El calendario estuvo muy apretado y los retrasos imposibles de evitar. Algunas partes de la travesía estaban muy alejadas de la civilización, lo cual dejaba muy poco tiempo para descansar, al punto que el equipo viajero en algunas oportunidades tuvo que dormir sobre los asientos del mismo Cayenne.
Los hombres y mujeres detrás de este épico viaje enfrentaron retos burocráticos de similar tamaño a la monumental naturaleza física; lograron obtener todos los permisos fronterizos y trazar rutas con suficiente acceso a combustibles de alta calidad, o simplemente gasolina de cualquier octanaje... También tuvieron que organizar incontables reuniones a lo largo de la Expedición con miembros de los diferentes Clubes Porsche, los cuales se unían en sus autos a la caravana y creaban un convoy extraordinario por algunos de los caminos más remotos del planeta.
Los conductores pusieron a prueba todas las capacidades del Cayenne
El motor V6 biturbo del Cayenne S nunca mermó su rendimiento, sin importar el calor, el frío, la altitud y el combustible menos que ideal que algunas veces tuvo que soportar. Caminos difíciles, muchos de ellos a medio hacer, también fueron superados con propiedad, y todo bajo el mando de expertos conductores que siempre estuvieron seguros de las capacidades y la alta calidad del SUV premium alemán.
Tras dejar Bolivia, la ruta serpenteó a través de Perú y Ecuador, mientras la Expedición se encontraba con amigos de la familia Porsche en cada parada, donde encontró una increíble hospitalidad a lo largo de vías inhóspitas que cruzan desiertos con dunas empinadas y montañas cubiertas de nieve.
Magnus Walker se unió por primera vez a la Expedición Cayenne en Bogotá, y desde allí condujo hasta Medellín. Al llegar a Cartagena, ciudad de la Costa Caribe colombiana, un contenedor fue el alojamiento del Cayenne, que viajo por ferry hasta Colón (Panamá).
Tras dos meses, la Expedición llegó a Ciudad de México
Tras dos semanas de descanso para dar paso a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, la Expedición Cayenne reinició su marcha en Panamá, para luego seguir el camino a través del caleidoscopio cultural de Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.
"We were very confident that the Cayenne S would achieve the goals we set for ourselves with this expedition," said George Wills, President and CEO of Porsche Latin America, “and now we are happy to have written another page in the success story of our sports car in the premium SUV segment.”
What began as a challenge for the Cayenne became a unifying journey for Porsche itself, connecting disparate members of the family across borders, obstacles and time zones. A life-changing journey through the unknown, on which car and crew never felt more at home.