Dario y Marino Franchitti, pasión por Porsche

Por las venas de Dario y Marino Franchitti no solo corre la misma sangre, también la misma pasión por la gasolina. Comparten el amor por el automovilismo. En su Escocia natal, probaron dos modelos sintonizados en la misma frecuencia: el Porsche 718 Spyder y el Cayman GT4.

Circuito Knockhill Racing, Escocia (Reino Unido). Marino Franchitti se inclina y toca el asfalto con la mano. "Tengo una profunda conexión con Knockhill", explica Marino, que nació en Escocia, pero cuyas raíces se remontan a Italia. "Aquí conduje un coche de carreras por primera vez", explica el piloto de 41 años. "Y yo aquí me salí de la pista por primera vez", interrumpe su hermano Dario con una sonrisa.

Marino y Dario Franchitti, 2019, Porsche AG

Ahora puede reírse de este pequeño incidente, quizás porque desde entonces ha dejado atrás uno con consecuencias mucho peores. Ocurrió en 2013 en el Campeonato IndyCar. Después de exitosas carreras en el DTM y la NASCAR, Dario hizo su debut en la IndyCar en 1997 y, en los años siguientes, ganó cuatro campeonatos y logró tres victorias en las 500 Millas de Indianápolis.

"Tengo una profunda conexión con el circuito de Knockhill" Marino Franchitti

En la penúltima carrera de la temporada 2013, en Houston, una colisión lo lanzó por el aire y acabó contra las vallas. Dario Franchitti dio varias vueltas de campana y pasó unas cuantas semanas en el hospital. Terminó saliendo adelante pero, debido a la gravedad de las lesiones en su columna vertebral y su cerebro, los médicos le recomendaron que abandonara su carrera como piloto profesional.

"Eso fue doblemente frustrante. En la primavera de 2013, me había reunido con Porsche en Weissach y hablamos sobre mi futuro al volante del 919 LMP", dice Dario.

"Después de mi accidente, fue muy duro no poder llegar a un acuerdo con Porsche, conducir para el equipo oficial, ganar Le Mans... ¿No sueñan con eso todos los pilotos?", suspira Dario que, por cierto, frena con el pie derecho. Es uno de los pocos pilotos que ha mantenido su estilo de conducción a pesar de que el pedal del embrague ha desaparecido de la mayoría de los coches de competición.

Su hermano Marino, que ha tenido el mismo éxito, con varios campeonatos y que sigue activo, aprovecha la pausa y le da a Dario una palmada en el hombro para animarlo. Señala hacia el coche deportivo rojo que la pareja ha traído al circuito de Knockhill.

Dario y Marino Franchitti (i-d), 718 Spyder, Cayman GT4, 2019, Porsche AG

"Lo encontraste para papá", dice Marino, abrazando a su hermano. Los Franchitti tienen adicción a los deportivos y ese 911 fue el que desencadenó la pasión de la familia por Porsche. El Serie G de color Rojo Guards pertenecía a su padre cuando Dario tenía siete años y su hermano Marino dos. "Es el primer coche que recuerdo, es donde empezó mi amor por Porsche".

"Nuestra madre cuenta la historia del hospital llamando a papá para decirle que ella estaba de parto y que le oían gritar por la carretera en el Porsche", explica Marino. Los hermanos se ríen. "Sin embargo, papá vendió el Porsche en 1982 para apoyarme en mi carrera de piloto. Le estaré eternamente agradecido por ello", dice Dario con orgullo.

“En 1982, mi padre vendió su 911 para apoyarme en mi carrera de piloto” Dario Franchitti

La inyección de fondos de su padre dio sus frutos. En 1984, su primer año de carrera, Dario ganó el Campeonato Escocés Júnior de Karting y luego el Campeonato Británico. "Y, en 2009, conseguimos encontrar el Porsche de nuevo", explica Dario. "Por casualidad lo encontré en la portada de una revista y, desde entonces, ya no lo perdí de vista. Cuando finalmente apareció en una subasta, me lancé a por él. Luego hicimos una restauración completa y se lo devolvimos a papá, muy sorprendido al ver de nuevo su viejo deportivo. Estoy muy unido a ese Porsche. De niño, a menudo me sentaba al volante y soñaba con convertirme en piloto de carreras", dice Dario.

Estos dos “quemados” son apasionados de las carreras y de Porsche. Así que hoy es como un sueño hecho realidad para ambos, ya que se reúnen para una prueba del 718 Spyder y el Cayman GT4 en el circuito de Knockhill, su pista de carreras de la infancia.

Dario y Marino Franchitti, Cayman GT4, 718 Spyder, 2019, Porsche AG

Dos vueltas después, la pareja está tan emocionada como dos niños pequeños: "Conducir estos dos Porsche con mi hermano aquí en el circuito de Knockhill es increíble", dice un entusiasmado Dario, que eligió el Cayman GT4. Le sigue el Spyder, conducido por su hermano, que siempre ha tenido una afición especial por los descapotables.

A veces uno de ellos lidera y luego el otro lo adelanta. "No es solo una cuestión de caballos. La mayoría de los coches deportivos son demasiado potentes para la carretera. La dinámica de conducción del GT4 está muy conseguida. Lo han afinado de forma muy precisa; es simplemente genial. Estoy impresionado. ¿Queda sitio en la lista de espera?"

Cayman GT4, 718 Spyder, 2019, Porsche AG

Marino también está entusiasmado con su versión del 718. "No hay una sola línea en el Spyder que no me guste. La sensación de potencia pura, completamente sin filtrar gracias a la parte superior abierta, es enorme", comenta Marino. "Y cuando quieres, se puede poner la capota en un abrir y cerrar de ojos". No es la peor opción, especialmente aquí en Escocia", resume con una sonrisa.

Los hermanos Franchitti están disfrutando visiblemente de esta excursión. Más tarde, hay un viaje a través de la campiña escocesa. Son bastante reacios a devolver las llaves de los dos coches. Afortunadamente, el 911 rojo que lo inició todo está ahí esperando.

Información

Publicado en 9:11 Magazine, Episodio 13.

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