Para muchos entusiastas de Porsche los viajes por carretera son una excepción que queda relegada a unos días fugaces lejos de la rutina de la vida diaria. Pero para la pareja alemana formada por Christian y Ortrun Hartinger, este tipo de escapadas son precisamente su rutina. Después de haber conducido mucho por Alemania y Europa desde que se conocieron en 2010, en los últimos tres años han centrado su atención en Estados Unidos, donde han recorrido más de 160.000 kilómetros al volante de sus 911.
Los Hartinger llegaron a la marca de maneras muy diferentes. Christian creció en Baviera en la década de 1970 y recuerda el 911 Turbo de primera generación que tenía su familia. En la década de 1980, visitaba cada año el Salón del Automóvil de Fráncfort, donde quedaba siempre fascinado por el stand de Porsche y la línea en constante evolución del nueveonce.
Ortrun, por el contrario, nació en Alemania del Este, donde cualquier Porsche fue durante décadas tan desconocido como inasequible. “Allí solo teníamos Trabants y Wartburgs. No había más. Cuando era muy pequeña, siempre jugaba en la calle en esos montones de arena que dejaban los constructores al edificar las casas. Un día, en uno de ellos, encontré un pequeño coche de juguete que había dejado otro niño. Era un Porsche de la época, me enamoré de la forma y me lo llevé a casa y le dije a mi madre que cuando fuera mayor me lo compraría”. Me contestó que aquello no sería posible porque en ese lado de Alemania no estaban permitidos. Pero yo no lo entendía y me decía a mí misma que algún día lo tendría. Y el 911 se quedó en mi mente para siempre”.
Comienzan los viajes
Cuando cayó el muro, Ortrun pudo por fin cumplir su promesa. Compró el primero de muchos 911 y finalmente se unió a su club Porsche local, donde conoció a Christian. Y así comenzaron los viajes.
Lo que es tan inusual como admirable de las aventuras de los Hartinger es que siempre llevan dos coches. “Desde el principio, siempre hemos conducido juntos en dos vehículos”, dice Christian. “Empezando en Alemania y luego por Europa. A los dos nos encanta conducir, así que siempre hemos hecho nuestros viajes cada uno con su coche. Nunca nos planteamos ir con uno solo”.
De Europa continental a Estados Unidos
Después de explorar gran parte de Europa continental y conocer a otros entusiastas allá donde iban, los Hartinger recibieron la invitación de un amigo para asistir al desfile anual del Porsche Club of America en Palm Springs. “Los dos queríamos participar y pensé que podríamos alquilar un Porsche cada uno”, dice Christian. “Pero Ortrun dijo que o lo hacíamos con nuestros propios coches o no lo hacíamos”.
Así comenzó el complejo proceso de importar dos automóviles para tal fin, en este caso dos 911 GT3 RS (997), que fueron enviados a Florida en noviembre de 2020 antes de una aventura que cruzaría todos los estados del sur, pasando por lugares históricos y paisajes como Pikes Peak, Monument Valley y las salinas de Bonneville. A pesar de la llegada de la pandemia, que mantuvo los dos vehículos almacenados durante diez meses e hizo que se pospusiera la Porsche Parade en Palm Springs, la pareja logró recorrer unos 29.000 kilómetros en sus GT3, conociendo a miembros de la entusiasta y acogedora comunidad Porsche de Estados Unidos.
En 2023 comenzó un segundo viaje por carretera, esta vez con un 911 Speedster (991) verde Jade recién adquirido. Los coches se enviaron de nuevo desde Hamburgo y llegaron a Florida a mediados de junio antes de emprender una animada carrera hacia Palm Springs, en California, para el esperado desfile del club Porsche norteamericano. En las semanas siguientes, los Hartinger regresarían a Pikes Peak, en Colorado, antes de asistir a la Monterey Car Week y a la Rennsport Reunion 7 en Laguna Seca, California.
Volando a Alemania a intervalos irregulares por trabajo (Christian es arquitecto y Ortrun farmacéutica), la pareja prolongó este viaje hasta 2024, regresando a Florida a tiempo para las 24 Horas de Daytona antes de que sus coches emprendieran de nuevo el largo viaje de vuelta a Europa.
El exclusivo 911 Turbo Targa en acción
Pero hubo un tercer acto para los Hartinger en Estados Unidos, que comenzó a finales del año pasado y en el que apareció otro coche muy especial. Porque unos meses antes, la pareja había comprado un 911 Turbo Targa muy especial y decidió que debía ir a Porsche Classic para su restauración.
En 2024 Porsche presentó su primer coche personalizado a través de la división Sonderwunsch: un Carrera GT. El Targa de los Hartinger se sometió al mismo programa, con una reconstrucción completa que combinaba piezas originales restauradas con elementos refabricados. El coche se pintó en un llamativo verde Amazon metalizado y se tapizó con un brillante amarillo Lemon.
“Hubo momentos en los que la gente de Porsche Classic decía: ‘Oh, no, señora Hartinger, piénselo. Quizás sea demasiado colorido’”, se ríe Christian. “Pero al final dijeron: ‘¡Vale, hagámoslo!’. Y cuando lo recogimos, todo el mundo decía: ‘¡Guau! ¡Es un color genial!’”.
El cuentakilómetros se puso a cero y los Hartinger regresaron a Estados Unidos en el verano de 2024. Al Targa se unió el 911 Turbo negro (997) de Ortrun, ofreciendo a la pareja dos coches muy diferentes, aunque igualmente atractivos, con los que emprender otro viaje inolvidable.
En su última excursión han estado en los Estudios Universal de Los Ángeles para conmemorar el 50º aniversario del 911 Turbo, en el Parque Nacional de Yosemite y en el Valle de la Muerte. En cada parada han sido recibidos por la amplia comunidad de entusiastas de Porsche del país.
“Han sido verdaderamente acogedores”, dice Ortrun. “Hemos recibido invitaciones para quedarnos con gente que no conocíamos de nada. Algunos incluso nos ofrecieron sus casas sin estar ellos presentes, lo cual fue increíble. Todo el mundo es muy amable y se alegra de ver los coches. La comunidad Porsche en Estados Unidos es como una familia. Este es el motivo por el que seguimos haciendo viajes por carretera en el país”, añade Christian.
En el momento de escribir este artículo, los Hartinger han recorrido cerca de 170.000 kilómetros en sus viajes por carretera en Estados Unidos. Nadie sabe cuándo se detendrá el odómetro.