El mundialmente famoso vendedor de coches clásicos Simon Kidston conoce el poder del tiempo y ha cimentado su carrera en la capacidad de este para inspirar los deseos. Kidston, que nació en el Reino Unido pero creció en Italia, lleva más de 35 años vendiendo vehículos clásicos e incluso se sabe que él mismo cae rendido a sus encantos. De hecho, tiene una relación muy especial con los deportivos Porsche. El más notable, un 911 Carrera RS 2.7, el único vehículo del que nunca se deshará.
“Mi padre fue desde siempre un apasionado de los coches”, recuerda Kidston. “Cuando yo era pequeño, en casa siempre había dos revistas de automóviles, The Motor y Christophorus, y en el garaje no faltaba nunca un deportivo”. Por si fuera poco, Home Kidston —exoficial de la Marina británica— también era un entusiasta piloto de carreras. Lo mismo se puede decir de Glen Kidston, el tío de Simon, que a principios del siglo XX era un reconocido corredor británico.
Vehículos de colección excepcionales
En 1988, Simon Kidston tenía 21 años cuando se le presentó la oportunidad de abrirse camino en el mundo de las subastas y solicitó un puesto de becario en la casa especializada Coys of Kensington. "Al no recibir respuesta, mi primo se implicó y habló bien de mí". Y funcionó. Una prueba de tres meses se convirtió en ocho años en el mundo de las subastas de coches clásicos.
“Me encantaba aquella época”, relata Kidston. “Como también hablo francés e italiano, resultaba muy útil en las negociaciones con los clientes”. Más tarde se incorporó a la casa de subastas Brooks, conocida actualmente en todo el mundo como Bonhams, se mudó a Ginebra y estableció allí la sucursal europea de la empresa.
En 2006 llegó un nuevo paso lógico, y Kidston fundó su propia empresa, Kidston SA, que aún sigue dirigiendo desde la impresionante Maison des Paons de la Avenue Pictet-de-Rochemont. Todo lo que aprendió en los 18 años anteriores sobre el mundo de los automóviles clásicos le sirvió para implementarlo en su compañía, y pronto se convirtió en uno de los mejores vendedores del mundo de coches exclusivos de coleccionista. Además de Ginebra, Kidston cuenta con filiales en ciudades como Módena y Dubái.
El coche más caro de todos los tiempos
Este hombre de 57 años ya no trabaja como subastador, sino como agente y asesor de coches clásicos, por lo que sigue estando en el centro de numerosas subastas de vehículos legendarios. Entre ellas, la de un Mercedes-Benz 300 SLR, el coche más caro de todos los tiempos hasta la fecha, que cambió de manos por 135 millones de euros en una subasta celebrada por Sotheby's Europe en 2022. Kidston pujó por él en nombre de su cliente. Sin embargo, lo que más le gusta son los deportivos de Stuttgart-Zuffenhausen. Una y otra vez se cruza en su camino con modelos extraordinarios, dando lugar a momentos inolvidables.
Por ejemplo, la colección de Porsche del antiguo concesionario y coleccionista Vasek Polak que subastó Kidston.
“Incluía dos prototipos de Porsche 959 y el Porsche 917 K con el que Vic Elford y Gérard Larousse ganaron en Sebring en 1971. En aquel momento, era el coche más bonito que había visto nunca. En 2007 estuve a punto de comprarme un 917 yo mismo”, comenta mostrando un estrecho espacio entre el índice y el pulgar. “Desgraciadamente, se me escapó”. Pero otros deportivos de Porsche pueden llenar ese hueco: “También tengo un Carrera GT”, explica Kidston, "y antes tuve un 911 en color amatista metalizado”. Encontró ese 911 Carrera RS (964) bajo una lona en el garaje de un cliente. “Cuando vi que estaba matriculado en Siena, la ciudad de Italia donde crecí, me sentí como hechizado. Tuve el coche algunos años y disfruté muchísimo de él”.
Además, hay historias de Porsche muy especiales que Simon Kidston recordará toda la vida. Una de ellas, la experiencia que asocia al primer superdeportivo de la marca. “Hace muchos años, mientras trabajaba en Stuttgart, mi mujer se puso de parto en Ginebra. Mi colega y yo nos lanzamos de inmediato a su Porsche 959 y nos pusimos en marcha a toda velocidad en pleno diluvio por la noche... pero llegué puntual al nacimiento de mi hijo”.
El 911 que es parte de la familia
Hay otro vehículo que ocupa un lugar aún más importante en la vida de Kidston. “Es, sin duda, el 911 Carrera RS 2.7 de 1973 en color amarillo”, sentencia. Se refiere al ejemplar en versión Touring que su padre encargó nuevo en su día.
Fue el segundo Porsche del padre de Kidston y sustituyó a un 911 S (original) en rojo Polo de 1967. Para Simon, sin embargo, el RS 2.7 es el primer modelo de Porsche que recuerda en su vida. “En 1985, mi padre y yo nos fuimos en el RS por las autopistas de Alemania rumbo a Zuffenhausen para hacer la revisión”, recuerda. “Yo nunca había ido tan rápido en un coche”. Desde entonces, el 911 forma parte de su familia y da pie a nuevos recuerdos continuamente.
Los viajes inolvidables continuaron después de que el 911 finalmente pasara a ser propiedad de Simon Kidston, tras la muerte de su padre en 1996. De hecho, el Carrera transportó las cenizas del Sr. Kidston hasta su última morada en Gales.
Experiencias inolvidables
En otra ocasión, tras una visita a los padres de su pareja en Escocia, Simon Kidston le pidió matrimonio en el viaje de regreso a casa. “Antes de que pudiera responder, aparecieron unas luces azules en el retrovisor”, dice el coleccionista. “La respuesta tuvo que esperar. A pesar de que me quitaron seis puntos en el carné de conducir por exceso de velocidad, al final fue un sí”.
Y el 911 desempeñó un papel importante en el siguiente hito de su vida como coche de boda de los Kidston. Además, como primer automóvil que el hijo de Kidston pudo conducir legalmente al cumplir 17 años, el 911 también ha proporcionado experiencias inolvidables a la tercera generación de la familia.
Hoy, el deportivo tiene 112.000 kilómetros y lo guarda en Inglaterra, donde Kidston tiene su casa. "Me encanta que este coche me siente como un guante", dice emocionado. Y es difícil desprenderse de algo tan gratificante. Según Kidston, el 911 Carrera RS 2.7 es el único vehículo que debería permanecer siempre con su familia y no venderse nunca.
"Este 911 forma parte de la historia de mi familia. Es el coche con el que crecí", explica Kidston. "Es el modelo que me hizo apreciar los automóviles deportivos. Me gusta pensar que mis hijos lo conservarán para siempre".
Información
Artículo publicado en el número 413 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
Texto: Peter Fadeyev
Fotos: Amy Shore, Private
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