En el año 1999, al amparo de la oscuridad, una terminal histórica del aeropuerto de Copenhague fue cargada en camiones articulados y transportada varios kilómetros. Todo el tráfico aéreo sobre la capital danesa se paralizó para permitir cambiar de emplazamiento esa obra maestra del modernismo de los años 30. Esta terminal ha sido la localización de la última edición de Luftgekühlt, celebrada el primer fin de semana de septiembre.
De una pequeña reunión a un éxito mundial
Ideada por el bicampeón de Le Mans Patrick Long y el prestigioso experto en marketing Howie Idelson, el evento comenzó hace una década como una pequeña reunión en Los Ángeles. Rápidamente, se convirtió en un éxito mundial, con aficionados a Porsche de todo el mundo congregados para celebrar a sus leyendas de Zuffenhausen refrigeradas por aire. Tras la edición en Polonia el pasado junio, con las entradas agotadas, Dinamarca ha sido la segunda parada europea de este año.
La faceta visual es clave siempre en Luftgekühlt. La terminal y los hangares históricos de Copenhague constituían el escenario perfecto para los vehículos, con una combinación de pátina natural y el encanto necesario para Instagram. Cuando se abrieron las puertas, el Director Creativo de Luftgekühlt, Jeff Zwart, condujo a los grupos de automovilistas por lugares cuidadosamente seleccionados. Zwart, director y fotógrafo galardonado, piloto de Porsche y leyenda de Pikes Peak, es un entusiasta y un artista a partes iguales.
“Los coches son mis pinceles”, dice. “Puedo utilizar todos estos colores y formas diferentes. Esto transforma un lugar para que parezca distinto de lo habitual. Como siempre, queremos crear una gran experiencia y mostrar los Porsche de una forma maravillosa”. En Copenhague, encontró espacio para unos 250, entre los que destacaban un 917 LH, un 550 Spyder y un 904 GTS.
Pero Luftgekühlt no trata solo de modelos deportivos. “En cada edición descubrimos también todo un nuevo grupo de personas e historias. Me encanta”, afirma feliz Zwart. Así fue también en Dinamarca: unos 3.000 invitados acudieron al evento, algunos con coches, otros simplemente para disfrutar del ambiente.
Se formó una larga cola alrededor del coleccionista de Porsche y diseñador de moda Magnus Walker, junto a una hilera de vehículos de carreras con la decoración Jägermeister de color naranja, entre ellos un 911 Carrera RSR 3.0 y un 956. Al otro lado de la terminal, una familia presentó con orgullo su 911 T verde lima de 1971, que iba acompañado de diversos detalles en homenaje a los anfitriones: una silla The Egg de Arne Jacobsen en el techo, ladrillos de Lego gigantes y unas insignias de tela con banderas danesas y “Patitos Feos”.
Sin embargo, la estrella de la exposición no fue un coche, sino una avioneta Mooney con motor PFM 3200, un “Porsche del aire”. “Llevaba intentando llevar una de estas joyas a una exposición desde que empezó Luftgekühlt”, dice Zwart. “Nos habíamos planteado quitarle las alas y transportarla por carretera. Pero aquí tenemos una pista de aterrizaje. Así que el propietario voló hasta Copenhague. Es una avioneta muy poco común”.
La antigua terminal, diseñada por Vilhelm Lauritzen, también guarda paralelismos con la filosofía de diseño de Porsche. En una época en la que muchos arquitectos favorecían la ornamentación, Lauritzen era un funcionalista convencido.
La forma sigue a la función
El techo ondulado de ladrillo de la terminal es elegante, pero se ha diseñado principalmente porque da estabilidad a la estructura, eliminando la necesidad de pilares de apoyo en el espacio inundado de luz.
Mantener viva la historia es lo que Long e Idelson siempre quisieron conseguir con Luftgekühlt. Dondequiera que vaya la exposición, la filosofía sigue siendo la misma. “Cada coche es importante”, afirma Zwart. "Sea cual fuere su belleza o su relevancia histórica. Es maravilloso que la gente simplemente conduzca estos coches y viva el espíritu Porsche”.
Encontrará más información sobre la serie de eventos Luftgekühlt en esta página.
