Hace una hora que ha salido el sol y el calor extremo del desierto evapora miles de litros de agua marina del golfo Pérsico, distribuyéndolos a modo de suave neblina en la atmósfera. Los rascacielos de la ciudad de Dubái sobresalen entre la bruma que hace brillar la luz de la mañana con un tono entre blanquecino y dorado. En la isla artificial de Palm Jumeirah se ven piscinas de color azul brillante y villas en tonos arena, unas junto a otras. Maniobramos cuidadosamente en la explanada de una de las propiedades y vemos que ya nos espera allí su dueño, Karim Al Azhari. Rápidamente, nos acompaña al fresco interior de su casa.
“Seguramente no sea el típico aficionado de Porsche: yo voy aún más allá”. Con esta sorprendente declaración inicia Al Azhari la conversación mientras nos sentamos en su salón, donde destaca la alfombra mullida y un amplio sofá. Pero las sorpresas no acaban ahí, puesto que habla perfecto alemán. Hijo de un empresario sirio y de madre alemana, pasó los veranos de su infancia en la región de Hesse. El fundador y Presidente del Club Porsche de Emiratos Árabes Unidos hace una breve pausa, plenamente consciente del efecto que ha causado su primera declaración: “Admiro la tecnología perfecta. Su belleza y su sentido. La función clara y la gloriosa sensación de precisión e inteligencia. Porsche refleja todo eso en su máxima expresión. Todavía no me he encontrado un solo coche que fuera mejor que un Porsche. Así de sencillo”.
Debió de darse cuenta muy pronto, puesto que Al Azhari compró su primer Porsche con solo 16 años. Esto ya le convierte en un aficionado a la marca un tanto especial. Se percibe el latido del corazón que hay detrás de la lógica. ¿Quizá sea momento de pasar a ver su colección de Porsche? Aún toca esperar, primero nos quiere enseñar cómo vive.
La búsqueda del éxito
El dueño de la casa nos acompaña durante un breve recorrido. Tras atravesar varias puertas fabricadas en Alemania con cristales especialmente grabados (“tienen tres líneas en honor a mis hijos...”) y una zona en la que se aprecia una espectacular vista panorámica de palmeras, arena de playa y mar, por fin, llegamos a una última puerta: “Tengo otras oficinas, pero la mayor parte del tiempo trabajo aquí. Me gusta mi libertad”.
En un extremo de la villa ha establecido su oficina doméstica: en el suelo hay brillantes baldosas de porcelana con acabado en mármol, las paredes están pintadas de color oscuro y las ventanas presentan arcos de medio punto en un claro guiño a la arquitectura árabe. Desde aquí, el empresario de 48 años controla sus negocios en los sectores de la construcción y las promociones inmobiliarias. Esta sala es claramente el lugar de trabajo de un piloto de carreras. Cientos de trofeos abarrotan una estantería que llega hasta el techo. Al Azhari nos conduce hasta su “muro de la fama” personal y saca alguno de los trofeos: “Empecé con los karts y, desde 2006, participo en diferentes competiciones, desde el Campeonato de Turismos hasta la Porsche Carrera Cup, pasando por eventos de resistencia. También conozco bastante bien el trazado Nordschleife de Nürburgring”.
Su orgullo está enmarcado en un carácter sereno. Es cierto que le gustan los éxitos y los logros, pero sin caer nunca en la arrogancia. Al Azhari cruza la sala y se sienta detrás de su escritorio. “¿No es una vista incomparable la que disfruto a diario? Al otro lado del patio están mis Porsche, por la noche enciendo allí la luz y... ¡empieza el espectáculo!”.
El primer Porsche
El coleccionista relata que se compró su primer Porsche, un 944, en sus tiempos de estudiante en Estados Unidos: “En aquella época, era algo tan especial en mi ciudad natal, Abu Dabi, que yo quería tener aquel coche a toda costa. A partir de entonces, fue llegando un Porsche tras otro. Estos coches me entusiasman desde siempre. Cada uno tiene su propio carácter. Son muy distintos y ansío conocerlos todos".
En 1998 se creó el Club Porsche de Emiratos Árabes Unidos, que se considera uno de los clubes del automóvil más antiguos del país. Karim Al Azhari es su apasionado Presidente. “No se trata simplemente de tener un Porsche, sino de vivir y entender la marca. Organizamos excursiones, rallyes de varios días y cursos de conducción. Somos una comunidad activa y muy unida que no deja de crecer. ¡Una familia llena de vida!”. Viajar, enseñar, transmitir conocimientos y pasión... ese es el don natural de Al Azhari.
La colección Porsche
Ahora sí, se dirige a la puerta. Hacia sus tesoros. Llegamos al punto culminante de la visita a una casa muy especial. Salimos al patio, caminamos hacia una pared húmeda por el bochorno y nos ponemos a salvo en el garaje que hay al otro lado.
Allí nos vemos de repente entre un Porsche 911 (991) GT2 RS y un Carrera GT, y pasamos agachando la cabeza bajo un 911 (930) Turbo de morro plano (Flachbau) y otro 911 (964) Turbo, que cuelgan del techo sobre elegantes plataformas elevadoras. Entonces, ni cortos ni perezosos, salimos a pesar del calor asfixiante para admirar los demás modelos al aire libre. Ahí es cuando escuchamos la historia del 911 Carrera RS America azul oscuro, nos emocionamos con las peripecias del 993 Turbo blanco con interior en cuero rojo y descubrimos cuál es el modelo favorito de Al Azhari, el 944 Turbo que sigue conduciendo a diario.
Pero hoy hará una excepción y saldremos a dar una vuelta por la ciudad de Dubái en el Carrera GT y el 911 GT2 RS. Abandonamos sin pausa su hogar, bordeamos a toda prisa las casas de los vecinos y pisamos a fondo unos segundos en el túnel que rodea la isla artificial Palm Jumeirah. Los escapes del Carrera GT emanan el ruido característico del motor de diez cilindros en un crescendo muy agudo que pone los pelos de punta. Karim Al Azhari decide frenar. Tampoco hay que pasarse. A la emoción le sigue la razón, y parece que estos dos elementos se llevan muy bien en su caso. Precisamente esta conjunción le permite transitar con fluidez el camino que lleva del piloto de carreras al instructor y viceversa: “Pienso mucho en la conducción. En el coche. En las trazadas, las fuerzas y la dinámica”.
Compartiendo su entusiasmo
Obtuvo su título oficial de instructor de Porsche en Alemania. Ahora comparte con los aficionados de su país la técnica de la conducción rápida en circuito, puesto que este tipo de cursos son un elemento importante en el calendario del club: “He acompañado a un montón de gente en el coche, a la que he dado todo tipo de consejos. Muchos me dicen que gracias a mí conocieron lo que significa realmente conducir”. Las relaciones personales son su punto fuerte: él disfruta cuando se logran sus objetivos.
Por la tarde volvemos a la casa. Los hijos de Karim ya han vuelto del colegio. Violeta, su mujer, los ha recogido en el Panamera. “Nos conocimos en una fiesta de cumpleaños de mi hermano Anwar”, recuerda nuestro anfitrión con entusiasmo. La señora de la casa sonríe y deja solos a sus muchachos: Karim y sus tres hijos, a los que él llama cariñosamente su gang (“pandilla”). Salta a la vista que los cuatro están muy unidos.
Adam, Enzo y Keanu representan la próxima generación de entusiastas de la marca. El padre es también su instructor. Pero para conducir habrá que esperar hasta mañana, pues hoy toca sesión de piscina. Los jóvenes se sumergen y chapotean felizmente. En ese momento, los rascacielos de Dubái parecen alcanzar un sol que se va hundiendo lentamente en el golfo Pérsico. Al final de este largo día, nos queda algo claro: Karim Al Azhari no solo es un apasionado de Porsche, sino también un inteligente conversador.
Información
Artículo publicado en el número 401 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
Texto: Ben Winter
Fotos: Theodor Barth, Getty Images