No hay dos colecciones iguales, cada una cuenta su propia historia. Tampoco hay un solo propietario que pueda decir que la idea o la estructura de su colección, en su forma actual, había sido proyectada de tal manera desde el inicio. Para Eckhard Schimpf, "padre" e "inventor" de los ahora legendarios vehículos de carreras Jägermeister, Porsche fue una obsesión desde temprana edad. No obstante, y esto no es una contradicción, también ha tenido -y tiene- coches pertenecientes a otras marcas.
Sin embargo, las creaciones de Zuffenhausen forman el núcleo de su genial colección. Ocupando un lugar destacado figura el modelo que despertó su deseo de iniciarla, el origen de todo. Se trata de un Porsche 914/6, pero no uno cualquiera, claro: es el coche de carreras que Eckhard Schimpf adquirió en el concesionario Max Moritz de la ciudad alemana de Reutlingen, en 1972, y que él mismo pilotó en diversas competiciones durante al menos un par de años.
"Es imposible programar una colección; surge de un conjunto de circunstancias particulares. Los coches van y vienen, en ocasiones se guardan, otras veces se venden y en algunos casos vuelven"
El interés de nuestro protagonista por la firma alemana, no obstante, venía de muy lejos: “En 1951 quedé entusiasmado con el primer Porsche 356 que vi en la carrera de Prinzenpark; también me llamó mucho la atención el 550 Spyder blanco que Kurt Ahrens Sr. conducía por Braunschweig. Otra gran experiencia fue la de acompañar a Bobby Wittmann -quien había participado en los 1.000 Km de Nürburgring- como copiloto en dos pruebas de fiabilidad a bordo de un 1500 Super. Después de todo esto, la fiebre Porsche definitivamente se había apoderado de mí”.
El punto de inflexión tuvo lugar en enero de 1971, cuando todo dio un giro inesperado: "Quería participar en el Rallye de Montecarlo y Porsche acababa de lanzar al mercado el 914/6, un coche que me parecía sumamente interesante por sus dimensiones compactas y su arquitectura de motor central. Así que me hice con una unidad y empecé a competir en rallyes, eslalon y otras carreras. Con el coche prácticamente de serie, sin apenas modificaciones, me lancé a la aventura de correr el Rallye de Montecarlo de 1971. Lamentablemente, llegó a su fin con un accidente en la mítica carretera de los Alpes Marítimos. Al año siguiente volví a tomar la salida del Montecarlo desde Fráncfort y, de nuevo, mi actuación terminó en una cuneta de aquellas reviradas carreteras alpinas. El motor en posición central y la nieve forman una combinación peligrosa”.
Y es ahora cuando llegamos a un punto interesante. ¿De dónde viene esa curiosa decoración en tonos naranjas con la inscripción de Jagermeister, tan famosa en el mundo de la competición? Resulta que el protagonista de esta historia necesitaba financiar sus andaduras en las carreras. Y para ello recurrió a su primo Günter Mast, el por entonces máximo responsable de la conocida firma que comercializa licores de hierbas, a quien pidió una contribución de 500 marcos para su participación en el rallye a cambio de incorporar la inscripción “Jägermeister” en su coche. Finalmente, su primo le dio no 500 sino 1.000 marcos para que pudiera dar rienda suelta a su afición por la competición. “Y ponte en contacto conmigo cuando vuelvas del Montecarlo”, le dijo Günter.
Lo que no se podían imaginar ni uno ni otro es que esta conversación sería el punto de partida del equipo Jägermeister Racing Team, que financiaría muchos coches y pilotos de primer nivel en las siguientes décadas. Todavía hoy, los vehículos de carreras de color naranja siguen estando entre los más populares del mundo.
Con el veneno de la competición corriendo por sus venas, Schimpf volvió en 1972 al mismo concesionario de Reutlingen para hacerse, esta vez, con un 914/6 GT. Por supuesto fue pintado con los colores de guerra de Jägermeister y durante un periodo de dos años obtuvo algunas victorias y otros buenos resultados en diversas carreras. Al 914 le siguió, en 1974, un 911 3.0 RSR, con el que disputó 84 pruebas y obtuvo 39 victorias entre los años 1974 y 1977.
Aunque Schimpf poco después se movió hacia otra marca con sede en Múnich, el equipo Jägermeister se mantuvo fiel a Porsche: Max Moritz y Kremer emplearon varios 934 y 935 en sus equipos; más adelante llegaron los 956 y 962, que fueron pilotados por profesionales como Keke Rosberg, Jan Lammers, Hans-Joachim Stuck, Gerhard Berger, Thierry Boutsen, Roland Ratzenberger y Oscar Larrauri.
Todos estos coches citados, entre otros muchos, componen la extensa colección de Eckhard Schimpf. Una colección que también incluye cientos de posters y revistas Porsche, miles de fotografías, trofeos, cascos, coronas de laurel y paredes repletas de libros.
Información
Artículo publicado en el número 17 de la revista "Porsche Klassik".
Texto: Jürgen Lewandowski
Fotografías: Theodor Barth
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