Sr. Porsche, ¿de dónde surge su pasión por Christophorus?
Me siento personalmente vinculado a Christophorus. La revista existe desde que soy capaz de recordar. Y todavía siento curiosidad por conocer lo que trae cada nuevo número. Leerla es una rutina a la que he tomado cariño. Esta publicación es una constante de Porsche… y de Wolfgang Porsche (ríe). Su título hace referencia al santo patrón de los viajeros. Y, en cierto sentido, también lo es de nuestra marca.
¿Qué importancia tiene la revista para la imagen de la empresa?
Nos gusta hablar de la familia Porsche y con ello nos referimos tanto a los amigos de la marca, los clientes y los socios como a los empleados. Se puede decir que Christophorus es el medio de comunicación global de esta familia, de todas aquellas personas que comparten una pasión. Con casi 70 años de historia, es una de las revistas empresariales más antiguas que existen, además de una crónica única en su género.
¿Cuál cree Vd. que es el cometido de Christophorus?
Lo más importante es suscitar el entusiasmo por la marca, que impregna cada uno de nuestros productos y que la revista difunde entre la gran comunidad Porsche.
¿Ha cambiado su importancia con respecto a los primeros años?
Hoy nos comunicamos por múltiples canales y aprovechamos las numerosas posibilidades de los nuevos medios. Y está bien que sea así. Pero para mí, en este contexto, Christophorus sigue siendo la voz principal de la marca. Entre otros motivos porque, con cada nueva edición, continúa escribiendo la historia de nuestra casa, como ha venido haciendo a lo largo de 400 números.
“Christophorus es la voz principal de la marca” Dr. Wolfgang Porsche
La continuidad es uno de los rasgos esenciales de Porsche: ¿Christophorus tiene relación con este aspecto central de la marca?
Para mí, lo especial de Porsche siempre ha sido que combina continuidad e innovación. Piense en el icono de la marca, el 911, que se fabrica desde hace cerca de 60 años y con cada nueva generación alcanza la cúspide del desarrollo tecnológico. O en el Taycan, con el que inauguramos la era de la movilidad eléctrica: una tecnología en la que mi abuelo trabajó hace ya más de 120 años. En esta tradición se inscribe también Christophorus: ante cada cambio, continúa fiel a sí misma.
Los medios impresos pueden transmitir valores duraderos, de manera similar a un Porsche. ¿Siente una sensación especial cuando sostiene un nuevo número de Christophorus en la mano?
¡Cuánto me alegro de que me haga esa pregunta! Porque, efectivamente, existe esa sensación. Cuando miro las portadas de los números más recientes me transmiten una impresión de alta calidad. Al pasar la mano por encima, se nota la tinta. La impresión es excelente y se transmite a todos los sentidos. Por eso, Christophorus debe tener una calidad cada vez más alta: tanto en contenidos como en técnica de producción. Es una revista para tocar, que se puede releer y que uno puede conservar. Estas son experiencias auténticas que no se deberían subestimar en la era digital. Todos pasamos cada vez más tiempo delante de pantallas, por lo que estos momentos y sensaciones adquieren una calidad muy especial. Christophorus es una revista especial que, al igual que la marca, perfeccionamos continuamente.
¿Hay áreas temáticas en Christophorus que le interesen particularmente?
Lo principal no es lo que me interesa a mí. Intento ver esta cuestión desde la perspectiva de nuestros lectores. Sin duda es importante que les ofrezcamos un conocimiento de la empresa que nadie más les puede proporcionar, por ejemplo, de nuestro Centro de Desarrollo de Weissach. Pienso, además, que son importantes los artículos sobre la familia Porsche a la que me acabo de referir, es decir, sobre personas de dentro y de fuera de la empresa. Lo mismo pueden ser ingenieros que clientes, empresarios de éxito, artistas o actores. Por supuesto, me refiero por igual a mujeres y a hombres. La internacionalidad desempeña un papel importante. Al fin y al cabo, entusiastas de Porsche hay en todos los continentes.
Es Vd. una de las pocas personas que tiene una colección completa de los 400 números publicados. ¿Cómo empezó esta pasión coleccionista?
Fue por una coincidencia afortunada. Un día me llamó la propietaria de la imprenta Bechtle de Esslingen, que en años anteriores imprimía Christophorus para nosotros. Me preguntó si me interesaban dos cajas llenas de números de la revista que tenía en el sótano. No sabía qué hacer con ellas y había pensado que me daría una alegría. Y así fue, porque este gesto inesperado me animó a reunir mi propia colección de Christophorus. Sin embargo, en las dos cajas no estaban los primeros años completos. Faltaban, por ejemplo, tres de los primeros 10 números.
¿Fue difícil dar con la pista de los que faltaban?
La búsqueda fue sobre todo larga. Pero no quería rendirme hasta haber reunido todos los números completos. Me había despertado el interés y es asombroso todo lo que uno puede encontrar hoy en día en las plataformas online. Así pude ir cubriendo todos los huecos poco a poco. Por cierto, que el más caro fue el número 1, cosa que no es de extrañar. Es especialmente codiciado entre coleccionistas.
¿Cómo y dónde guarda su colección?
He hecho encuadernar los números por años. Es el mejor método para no perder nunca más ninguno de ellos. Así que ahora son casi 70 tomos que están en el museo privado de mi residencia, en Zell am See. Están guardados en una antigua vaquería. Donde antes se ordeñaba leche, he construido mi habitación Porsche. Allí guardo, además de Christophorus, otros recuerdos. Una imperfección de la colección es, sin embargo, el hecho de que el formato de la revista haya cambiado varias veces a lo largo del tiempo. Eso, para mí, altera en parte su uniformidad.
¿Hojea ocasionalmente números antiguos, redescubre al hacerlo historias interesantes o se le despiertan recuerdos?
Sí. Como mínimo a la hora de añadir un nuevo tomo anual a mi colección me tomo un tiempo para mirar los números antiguos. Y, a menudo, con las historias se vinculan recuerdos personales de determinados momentos, lugares o encuentros. En casi siete décadas se acumulan muchas cosas.
“A menudo, con las historias de Christophorus se vinculan recuerdos personales” Dr. Wolfgang Porsche
En los primeros años de la revista hemos encontrado algunas fotos en las que aparece Vd. ¿Qué recuerdos le traen?
De dos de estas fotos me acuerdo como si fuera ayer. La imagen en la que los cuatro hermanos estamos en el Porsche 550 Spyder se me ha grabado sobre todo en la memoria, porque mi hermano Gerd, que en la foto aparece detrás, se apretó tanto contra mí que casi no podía respirar. Aunque, bueno, gracias a eso sacaron esa foto tan bonita. Y en todo caso, el 550 Spyder es un coche precioso.
También me acuerdo muy bien de la ceremonia que se celebró en primavera de 1956 con motivo del Porsche número 10.000. Se me ve sentado detrás, entre mi abuela y mi padre. La noche anterior, mi padre me había preguntado si quería sacar este coche de la fábrica. Fue un gran honor, pero a causa de ello pasé toda la noche sin dormir de pura excitación. Me preocupaba no poder encontrar la primera marcha o no ver lo suficiente desde detrás del volante. Por suerte, todo salió bien. Yo ya sabía conducir porque había practicado en casa. Pero eso mi padre ya lo sabía.
Hermosos recuerdos. ¿Qué le desea a Christophorus para el futuro?
Le deseo, de todo corazón, un futuro de éxito como la revista exclusiva de nuestra empresa para los amigos de la marca y para todos los clientes del mundo. Les agradecemos su fidelidad durante las pasadas décadas y, naturalmente, deseamos que continúe durante unas cuantas más (ríe). Al mismo tiempo, para mí siempre es importante que no perdamos el contacto con la realidad como empresa. Y en ese sentido, tengo motivos de sobra para el optimismo: vamos por el buen camino.
Información
Artículo publicado en el número 400 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
Entrevista: Thomas Ammann
Fotos: Robert Brembeck, Christoph Bauer