En algún momento, entre las tres victorias en Le Mans y las nueve carreras que le esperaban en el debut de Porsche en Fórmula E, André Lotterer se compró un Porsche 911 Carrera RS 2.7. "El coche iba mal, tenía muchas batallas a cuestas", explica. Había visto el "cola de pato" por primera vez en la casa de subastas Artcurial de París. Más tarde lo llevaría al taller de restauración RV Classic en Rennes, la capital de la región francesa de Bretaña.
"David Hervé, gerente de RV Classic, es un especialista en Porsche desde hace más de 20 años. Me pareció que allí me aconsejarían bien. David y su equipo restauraron mi coche con una notable atención a los detalles y un gran conocimiento", comenta el piloto de 38 años, cuyo RS lleva el número de chasis 0027 (# 9113600027).
"Hay pocas cosas en la vida mejores que trazar curvas en un viejo Porsche", añade, mientras saca su cámara Leica para capturar el momento en analógico. "Las fotos analógicas tienen más vida, cuentan historias más interesantes y son más atemporales y auténticas", explica.
"Hay pocas cosas en la vida mejores que trazar curvas con un viejo Porsche" André Lotterer
Natural de Duisburgo y con acento franco-belga, fue por primera vez piloto oficial de Porsche en el Campeonato Mundo de Resistencia 2017, con el 919 Hybrid. En 2019 regresó a Porsche, después de dos temporadas con Techeetah para participar en el Campeonato de Fórmula E ABB FIA. La sexta edición de este campeonato (2019/2020) fue la primera para Porsche, con André Lotterer y Neel Jani. "En las carreras de resistencia, eran coches de motor híbrido. Ahora, el futuro es eléctrico. La Fórmula E es la parte más deportiva de ese futuro", dice. Y las carreras de Fórmula E han demostrado ser más difíciles, sobre todo por los espectaculares adelantamientos en los estrechos circuitos urbanos.
En los días que dedica al simulador en Weissach, al tres veces ganador de Le Mans le gusta aprovechar para visitar a sus familiares que están cerca, en Renningen. De niño le gustaba ir a Weissach en bicicleta, siempre con la esperanza de oír o de ver un Porsche. "Cada vez que Porsche intenta algo en competición, acaba ganando. La marca tiene una excelente reputación, no solo en las carreras", añade.
Para él, una vida sin el deporte del motor es inimaginable. "Mi vida como piloto de carreras es genial, me llena. Nunca tuve un plan B. Soy muy ambicioso y me preparo meticulosamente con mi equipo. Eso significa que, cuando estoy en el coche, tengo la cabeza despejada, estoy centrado y concentrado. Escucho mucho mi instinto, reacciono muy intuitivamente y siento lo que el coche está haciendo en cada momento. Pero no tengo miedo de perder".
Lotterer se mantiene en forma con el ciclismo. Su lugar favorito para montar en bicicleta son los Alpes Marítimos alrededor de su patria adoptiva, Mónaco, donde vive desde 2011. Para agudizar su agilidad mental y la coordinación, hace malabares y equilibrio sobre una cinta tensa. También se esfuerza constantemente por visualizar su objetivo, como le enseñó su padre, natural de Perú, a edad temprana: cuanto más precisa es la visualización de un objetivo, más probabilidades hay de lograrlo.
También se concentra cuando se dedica a su pasatiempo favorito: la fotografía. Y en lugar de dar un largo paseo en su recién restaurado “cola de pato” de 1973, va en busca de lugares interesantes para las fotos. Una zona industrial cercana al taller es el escenario ideal para su Porsche naranja: "La combinación de tecnología y precisión me fascina tanto en la fotografía como en el automovilismo", dice mientras coloca el coche junto a un charco.
Un anuncio del 911 RS, a principios de los 70, decía: "Solo lo conducirán 500 hombres, ya que el coche más rápido de Alemania solo se fabricará 500 veces". (...) Así que tendrás que ser rápido si quieres conducir uno". Llamó mucho la atención pero no fue del todo exacto. En octubre de 1972, se presentó en el Salón de París este ligero deportivo de 960 kg. Un mes más tarde, las 500 unidades necesarias para la homologación se habían agotado. No defraudó a quienes esperaban un deportivo rápido y recibió el apodo de "cola de pato" por su característico alerón trasero. Este nombre ha sido durante mucho tiempo sinónimo de esta versión de 2.7 litros de cilindrada, cuya relación entre peso y potencia era 4,5 kg/CV. Finalmente, Porsche vendió 1.525 unidades.
Lotterer mira a través del visor de su Leica y habla del tiempo que pasó en Japón, porque "fue demasiado bueno para no mencionarlo". En 2003 se trasladó a Tokio, donde participó con éxito el Campeonato Súper Fórmula (antes Fórmula Nippon) y en el Súper GT: "Los japoneses me recibieron con los brazos abiertos. Pasé allí 15 estupendos años, con gente muy honesta y educada".
Sus modelos a seguir son Ayrton Senna y Jacky Ickx. Senna adornó el casco de karting de Lotterer con el personaje del cómic "Senninha", hace 31 años. Su héroe viviente es Ickx; los dos son amigos, con un amor compartido por los deportes de motor y por Bélgica. La madre de Lotterer, Rosy, todavía vive en aquel país, lo que hace que él allí se sienta como en casa. En el lugar del antiguo trazado de Fórmula 1 hay ahora un polígono industrial, donde tiene una pequeña colección de coches: un 911 Carrera Cabriolet "Turbo-look" (generación 964), un 911 Carrera RS 3.8 (generación 964) y un 356 Speedster. Será la ubicación para la próxima sesión de fotos analógica y digital, nos promete.
Porsche 911 Carrera RS 2.7: ficha técnica
Motor: bóxer de seis cilindros
Cilindrada: 2.687 cc
Aceleración 0 - 100 km/h: 5,8 s
Potencia máxima: 210 CV a 6.300 rpm
Pero en vacío: 960 kg
Batalla: 2.271 mm
Velocidad máxima: 245 km/h
Información
Texto publicado en el nº 17 de la revista Porsche Klassik.
Texto: Christina Rahmes
Fotos: Bart Kuykens
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