La vista desde el piso treinta y cuatro se extiende más allá de las torres de oficinas, los tejados de las casas de estilo Bauhaus y las primeras edificaciones de los barrios más antiguos de la ciudad. Es fácil llegar a ver el Mediterráneo desde estas ventanas situadas a una altura privilegiada. Las torres gemelas acristaladas, que se elevan tras la carretera de Tel Aviv, son un caldo de cultivo para innovaciones relativas a la conducción autónoma. Un equipo de la start-up TriEye trabaja en la actualidad en una cámara que promete mirar con claridad más allá de lo que los humanos pueden ver, para así resolver uno de los mayores desafíos de la movilidad. TriEye fue fundada en la Universidad Hebrea, cuyo departamento de nanofotónica es considerado uno de los mejores del mundo.
Vuelta al piso treinta y cuatro. Con pantalones vaqueros y una blusa informal, Sigalit Klimovsky (47 años) se detiene frente a un modelo de demostración. Junto a su socio Dov Moran, inventor de la memoria USB, se especializó en inversiones en el sector de la tecnología ‘deep-tech’ hace cuatro años. Es decir, en empresas que persiguen una disrupción tecnológica, más que puramente económica. Klimovsky forma parte de esta aventura desde el principio como integrante del fondo de capital riesgo Grove Ventures.
En este momento ella sostiene un trozo de vidrio de color blanquecino frente a un coche de juguete. La idea es simular una situación de niebla espesa. Advierte Sigalit que en momentos como este, el ojo humano está indefenso. Pero el sensor infrarrojo de onda corta de la pequeña cámara instalada en el automóvil transmite una imagen clara. A pesar de las condiciones de baja visibilidad, el sistema logra ver. Los sensores de este tipo son tan caros que solo se usan con fines militares, aeroespaciales y médicos. TriEye, ahora, los produce a menor coste. "Grove asumió un gran riesgo al invertir en TriEye", dice un joven que acompaña a Klimovsky. "Pero demostramos que nuestra tecnología funciona". Ziv Livne es ahora responsable del departamento de Desarrollo de Negocio en la start-up, aunque antes formó parte del equipo de trabajo. "Somos un buen ejemplo del tipo de interrelación que existe en la comunidad de Tel Aviv", explica Klimovsky.
"Israel es un ecosistema increíblemente emocionante", enfatiza. Hay mucho talento, aceleradores e incubadoras de empresas emergentes, así como un gobierno que está dispuesto a invertir en investigación. Son varias las historias de éxito empresariales que hemos visto últimamente, como es el caso de Mobileye, una start-up con sede en Jerusalén que Intel adquirió por 13.800 millones de euros en 2017. Y en la primera mitad de 2019 se vendieron 66 empresas en Israel por un valor de 13.400 millones de euros.
El país tiene alrededor de 6.500 empresas dedicadas a la tecnología, a las que se suman entre 1.200 y 1.500 nuevas empresas emergentes cada año. Además, un total de 530 corporaciones multinacionales, incluidas Facebook, Apple, Google y Amazon, tienen presencia aquí. Tel Aviv juega un papel clave. No hay otro lugar en el mundo donde se concentre tal actividad empresarial en un área tan pequeña. La proporción de 4.000 compañías de reciente creación para apenas medio millón de habitantes es realmente llamativa. La ciudad es muy joven y enérgica. La gente vive intensamente cada minuto de sus vidas. Esta mentalidad es la que estimula el desarrollo de ecosistemas tan activos. El hambre de experimentar la vida proporciona el impulso necesario para lograr grandes objetivos rápidamente.
Porsche abrió un laboratorio digital en Tel Aviv en 2017, con el objetivo de buscar personas con talento y tecnologías orientadas al futuro. “Porsche Digital es inversor en el fondo Grove y un socio estratégico. Juntos, buscamos innovaciones y compartimos nuestras ideas sobre las necesidades de la industria", dice Klimovsky. El hecho de que la colaboración reúna a dos actores distintos, una compañía incipiente y un fabricante multinacional de coches deportivos bien asentado, a veces es un desafío, pero también puede ser una gran ventaja, agrega. "El objetivo es encontrar el ritmo adecuado para que ambas partes puedan funcionar a gusto".
Sigalit Klimovsky ha experimentado una amplia gama de culturas corporativas a lo largo de su carrera. Con su debilidad por la tecnología y la física y su experiencia en otros lugares del mundo (trabajó en Australia durante cinco años), se siente como en casa cuando trabaja entre las nuevas empresas tecnológicas. Le gusta conocer a sus colegas de Porsche Digital en la sede de Grove Ventures en el norte de Tel Aviv o en la pequeña oficina de la ciudad, no lejos de la torre donde se encuentra TriEye. LABS TLV es el nombre del atractivo espacio de trabajo conjunto.
Sin embargo, los alrededores de la puerta de entrada son modestos, al menos a primera vista. Las casas restauradas con tejados a dos aguas destacan entre los techos planos. Al fondo, una torre con antena situada justo al lado de la plataforma de aterrizaje de helicópteros del Ministerio de Defensa refuerza la idea de que la experiencia y el espíritu emprendedor no se deben únicamente a la presencia de excelentes universidades. En casi ningún otro país del mundo, los sectores militar, industrial y de investigación acercan a las personas y las nuevas tecnologías de una manera tan palpable como en Israel. No obstante, sería un error pensar que todo esto juega a favor de los intereses del Estado. "No somos muy amigos de las jerarquías", comenta Klimovsky. "Si hace una pregunta, es probable que reciba otra pregunta como respuesta. Nos gusta desafiarnos constantemente”.
Las jerarquías planas funcionaban en los primeros años de vida de este país, cuando sus pioneros convertían los pantanos en tierras cultivables y compartían todos sus bienes mundanos en los kibutzim, en cuyos comedores comunitarios comían todos juntos.
La nostalgia asoma cuando Klimovsky decide almorzar en Chadar Ha’Ochel. Este restaurante evoca aquellos comedores espartanos de kibutz, incluso cuando los camareros aparecen en la mesa con pinchos de pescado y ensaladas elegantemente emplatadas. Chadar Ha’Ochel se ubica al lado del museo de arte, un edificio que presenta pliegues geométricos similares a una pieza de origami. Sin duda, un buen lugar para mirar hacia el futuro.
Klimovsky cree que los servicios digitales y la personalización marcarán el camino hacia una nueva transformación, tan pronto como se cumpla la promesa de los vehículos eléctricos y autónomos. "Espero que la tendencia actual de usar inteligencia artificial en la industria del automóvil se expanda aún más rápido de lo que lo hace hoy". Conocer las necesidades y hábitos de los usuarios "ayudará a desarrollar nuevos servicios adaptados a segmentos específicos de clientes", predice Klimovsky. "Los nuevos modelos de negocio podrían basarse en las compras, el entretenimiento, el trabajo, la salud y mucho más".
Llega el momento de la despedida. Nuestra protagonista tiene que recoger a su hijo de ocho años en la escuela, por lo que dice adiós y se dirige hacia Rothschild Boulevard, la calle principal de Tel Aviv, donde hipsters y empresarios se cruzan bajo las copas de los árboles que delimitan la avenida.
TriEye: inteligencia artificial con vista de águila
Fundada en 2017, esta nueva empresa asume uno de los mayores desafíos para los sistemas de asistencia y la conducción autónoma: la seguridad en condiciones de baja visibilidad. Las cámaras infrarrojas de onda corta (SWIR) de TriEye, aparte de situarse a la vanguardia, son más baratas de producir gracias a la tecnología de semiconductores. Ya sea con niebla, lluvia, nieve o, simplemente, en la oscuridad, una cámara del tamaño de una moneda proporciona al vehículo imágenes de alta resolución. El sensor responde no solo a los colores de un objeto sino también a su composición material, reconociendo así el hielo negro, las manchas de aceite o el pelaje oscuro de los animales, todo lo cual queda registrado desde la distancia. El parabrisas no afecta a la eficiencia de la cámara, por lo que el diseño de las carrocerías no compromete el funcionamiento del sistema. Porsche se ha asociado con TriEye este verano.
www.trieye.tech
Fleetonomy: revolución rápida
Diferentes tipos de servicios para el automóvil, alquileres a corto plazo y modelos de suscripción: así es como podría verse la movilidad en las ciudades del futuro, ya que la inteligencia artificial se utiliza para controlar vehículos y flotas cada vez más autónomos. Fundada en 2016, Fleetonomy plantea una transición suave hacia la revolución autónoma y ya está gestionando y optimizando las flotas de fabricantes de automóviles, empresas de alquiler y otros operadores de todo el mundo. La inteligencia artificial reúne y analiza datos para utilizar los vehículos de la manera más eficiente posible, calcular con precisión la demanda y ajustar los servicios en tiempo real a las necesidades de los clientes. Todo el espectro de posibilidades que ofrece la movilidad puede simularse en las etapas de planificación y adaptarse a los perfiles de clientes individuales para contextos específicos.
www.fleetonomy.io
Anagog: lejos de ser análogo
En la era de los datos, las personas llevan teléfonos inteligentes, tabletas y relojes digitales que acumulan información todo el tiempo. Esto suele ser motivo de preocupación. ¿Quién debería beneficiarse de toda esta información? Según la gente de Anagog, una empresa fundada en 2010, solo los usuarios deberían hacerlo. Aunque la idea de la inteligencia artificial generalmente se asocia con enormes ordenadores, el software de Anagog se desarrolla en nuestros teléfonos inteligentes. Sus sensores generan datos sobre la ubicación, la elevación y la velocidad mediante patrones como las vibraciones generadas por un automóvil en movimiento. La nueva tecnología Edge-AI no solo predice cuándo volveremos a nuestro coche después de una cita y actúa en consecuencia, por ejemplo, ajustando la temperatura del habitáculo, sino que también tiene capacidad para saber dónde habrá huecos libres de estacionamiento en los próximos minutos. Lo más interesante de todo es que los datos permanecen siempre en el teléfono del usuario, lo que marca un gran cambio en la protección de datos.
www.anagog.com
Información
Texto publicado originalmente en la revista para clientes Porsche Christophorus Nº 392.