Wagner, la persona que dio nombre al Targa, desempeñó un papel clave en la creación de la red de ventas y concesionarios en toda Alemania, creó las entregas directas en la fábrica de Zuffenhausen y se ocupó de los clientes VIP de la empresa con una dedicación excepcional. “La noticia de su muerte nos ha entristecido a todos. Nuestros pensamientos están con su familia”, comenta Detlev von Platen, miembro del Consejo de Dirección de Porsche AG como responsable de Ventas y Marketing. “En nombre de la marca, agradecemos a Harald Wagner su extraordinaria dedicación. Nunca olvidaremos su compromiso en las relaciones con los clientes”.

Harald Wagner nació en Stuttgart el 28 de agosto de 1923 y fue el mayor de cinco hermanos. Su madre era hermana de Dorothea Porsche, de soltera Reitz. Cuando tenía 13 años, montó por primera vez en el prototipo del VW Beetle, en el monte Grossglockner. En el asiento del conductor iba nada menos que Ferdinand Porsche. En el verano de 1945, Wagner huyó de un campo de prisioneros de guerra ruso a Öhringen, en el estado alemán de Baden-Württemberg. Allí comenzó su aprendizaje comercial en un concesionario de automóviles. Once años después, en enero de 1954, empezó a trabajar para Porsche como asistente del Jefe de Ventas nacionales. Solo dos meses más tarde ascendió a Director de Ventas de Porsche para Alemania. Después de 34 años, Wagner se jubiló en 1988. Se mantuvo como representante especial en el Consejo de Dirección y continuó trabajando con los clientes VIP de la empresa durante muchos años.

Ferdinand Porsche, Harald Wagner (i-d), Grossglockner, 1950, Porsche AG
7 de septiembre de 1950: Ferdinand Porsche y Harald Wagner en la carretera alpina del Grossglockner.

“Siempre es un momento especial”, dijo una vez Wagner sobre las entregas en fábrica, en las que los clientes recibían su nuevo modelo Porsche en las instalaciones de Zuffenhausen. Como Director de Ventas, solía estar en esas entregas; después de todo, fue él quien introdujo aquella práctica. Estuvo presente, por ejemplo, cuando Gloria von Thurn und Thaxis y Herbert von Karajan recogieron sus modelos 911. Wagner disfrutaba con esa puesta en escena teatral, pues siempre deseó que los clientes tuvieran la oportunidad de apreciar la exquisita artesanía de los Porsche en su lugar de nacimiento.

Harald Wagner, 1974, Porsche AG
1974: entrega personal a un cliente en la planta ("Werk") 2 de Zuffenhausen; 911 Carrera 2.7 Coupé. A la izquierda, Harald Wagner.

Porsche no solo debe el concepto de entrega en fábrica a Wagner, sino también la denominación de la variante Targa. El primer modelo se presentó en el Salón Internacional del Automóvil de Fráncfort, en septiembre de 1965. El Targa no era ni un descapotable ni un coupé, era el primer cabriolet del mundo con una barra antivuelco fija, lo que le daba una seguridad incomparable. Se trataba de un concepto completamente nuevo en esa época y proporcionaba una experiencia de conducción sin precedentes.

El Targa fue la respuesta de Porsche a los requisitos de seguridad más estrictos para los vehículos descapotables, especialmente exigentes en el mercado estadounidense. Cuando llegó el momento de nombrar esa nueva versión, las personas involucradas se fijaron en las pruebas donde la marca había tenido grandes éxitos. Rápidamente se concentraron en la Targa Florio siciliana, una carrera especial en la historia de triunfos de la compañía. Mientras las discusiones se centraban brevemente en el nombre 911 Flori, Wagner comentó: “¿Por qué no le llamamos simplemente Targa?”. Esta denominación pronto llegó a definir la categoría. Que el término italiano significara “placa”, y por lo tanto sugiriera subliminalmente protección, no fue el factor decisivo entonces, pero de todos modos fue un agradable efecto secundario.