Un día precioso para viajar en coche, sobre todo para quienes disfruten del ambiente otoñal y, claro, de un buen vehículo. Cielo cubierto y lluvias intermitentes, pero temperatura templada y el paisaje de la cornisa cantábrica, siempre atractivo pero más en esta época.
La ruta comenzó en Bilbao. A media mañana, con un leve chispeo y un llamativo arcoíris de fondo, el Taycan abandona la ciudad dejando la montaña a la izquierda y el mar a la derecha. Su silencio de rodadura es un complemento ideal para apreciar el entorno en esta época del año. Es, por tanto, el ambiente adecuado para una conversación o, si se viaja sin compañía, buscarla en Apple Music, otro gran compañero de viaje. Al volante, el conductor siente la ‘magia’ de un chasis que es capaz de mostrarse muy confortable en los tramos de autovía y tremendamente deportivo en las carreteras más reviradas. Avanza la ruta y el cielo va abriendo hasta quedarse un día espectacular. Santander recibe a la comitiva con un sol radiante, así que el equipo aprovecha para hacer una parada a pie de playa.
Tras este receso para captar la belleza del entorno, la caravana entra en Asturias y hace un alto en Llanes para reponer fuerzas.
Si la costa cantábrica en otoño constituye un catálogo de colores, qué decir de los Picos de Europa. Camino a Oviedo, evitar la autopista y seguir la carretera N-634 hace posible transcurrir por bellos pueblos, a veces comunicados por un túnel vegetal de mil tonos y matices. En ese ambiente, desde el Taycan, es imposible no apreciar la comunión entre naturaleza y tecnología.
El destino final de la etapa es Centro Porsche Oviedo, que recibe a la caravana con la cordialidad y hospitalidad características de esa tierra.