El Centro de Desarrollo ocupa en la actualidad un área de alrededor de 100 hectáreas y acoge en sus instalaciones a 6.700 empleados. Tales cifras no eran imaginables cuando Porsche empezó a pensar en su propia pista de pruebas en la década de 1950. En aquel momento, tanto los circuitos de carreras como las carreteras se utilizaban de forma habitual para desarrollar los nuevos modelos. No fue fácil encontrar la ubicación adecuada, entre otras cosas porque Ferry Porsche concedía una gran importancia a la protección del medio ambiente y, por ejemplo, no quería sacrificar campos fértiles para construir un circuito. Los consejos del ex piloto Herbert Linge fueron decisivos: “Pude convencer a Ferry Porsche de llevar a cabo su idea en Weissach, mi ciudad natal. Su cercanía a Zuffenhausen la hacía interesante por temas logísticos y, al mismo tiempo, estaba suficientemente apartada dentro del país para no atraer demasiada atención. Y, por supuesto, aquí había más espacio disponible que en la ciudad para levantar un centro de desarrollo”.
Los consejos de Herbert fueron decisivos
El 29 de enero de 1960, el entonces ingeniero de pruebas Helmuth Bott dejó constancia por primera vez del proyecto de Weissach en unos bocetos dibujados en un papel. El 16 de octubre de 1961, Ferry Porsche dio luz verde a la construcción de la primera fase del nuevo centro de pruebas, que se ubicaba en los distritos de Weissach y Flacht, a 25 kilómetros al oeste de Stuttgart. Se creó entonces el primer circuito -la plataforma de deslizamiento-, así como otras pistas, que servían para probar al límite los prototipos. Como ejemplo, cabe citar que el Porsche 901 alcanzó aquí su madurez.
Pasado el tiempo, la idea de un centro integrado de Investigación y Desarrollo en Weissach empezó a cobrar cada vez más relevancia. La experiencia de los distintos departamentos de Zuffenhausen y Weissach debía combinarse. Así fue como, en 1969, comenzó la construcción del Centro de Desarrollo. El 1 de octubre de 1971, el departamento de Desarrollo de Porsche, incluida la división de Competición, se trasladaron a Weissach. El nuevo Centro se puso oficialmente en funcionamiento con 500 empleados.
El departamento de Diseño de Porsche se unió en 1972 y, apenas dos años después, se levantó el conocido edificio hexagonal, que sigue siendo un icono en la actualidad, y que habría de crear las condiciones de trabajo y las oportunidades de colaboración ideales. El Centro de Desarrollo fue diseñado como una agrupación de pequeños laboratorios de ideas, cuyo “cerebro” central aseguraba una alta velocidad de respuesta gracias a sus cortas "vías neuronales". En total, el hexágono principal con sus dos extensiones construidas en 1984 y 1992, así como la oficina de Diseño, daban forma a una superficie de alrededor de 7.000 m2. Mientras tanto, Porsche seguía ampliando las instalaciones. A mediados de la década de 1980, se construyó un centro de medición de tecnología ambiental y un edificio de pruebas para motores, entre otros. En mayo de 1986, Porsche inauguró el que entonces era el túnel de viento más moderno del mundo.
Debido al avance incesante de la tecnología aplicada a la automoción, el Centro de Desarrollo de Weissach ha tenido que ponerse al día de manera constante. “Desde 2010 hemos invertido cientos de millones de euros en la construcción de nuevos edificios y en la adopción de nuevos sistemas. En la actualidad, una partida cercana a los cien millones de euros se está destinando a llevar a cabo los proyectos que hay en curso”, explica Michael Steiner, miembro del Consejo de Dirección de Porsche AG como responsable de Investigación y Desarrollo. Ahora se está construyendo una segunda vía de acceso, un edificio completo de pruebas de vehículos, un centro de pruebas de seguridad y un túnel de viento capaz de recrear condiciones climáticas. En total, las instalaciones se ampliarán en 12 hectáreas de aquí al año 2025.
Desde los primeros bocetos hasta los prototipos terminados, los vehículos se desarrollan, prueban y preparan para la producción en serie en Weissach. Aquí se lleva a cabo desde el diseño y la construcción de maquetas y primeros prototipos, hasta las pruebas de aerodinámica, acústica y electrónica, pasando por el desarrollo de sistemas de propulsión, dirección y chasis. También se hacen tests de seguridad y diferentes ensayos en el circuito de pruebas. “Nos hemos convertido en un punto de referencia global en el desarrollo automovilístico. En nuestras instalaciones damos forma a la movilidad de hoy y del mañana, con la creación de motores aún más eficientes y limpios, nuevas funciones de conducción y soluciones de conectividad innovadoras que aumentan la seguridad, la sostenibilidad y la diversión al volante. Y todo ello, teniendo en cuenta que conducir un Porsche debe ser siempre una experiencia emocionante y dinámica”, dice Michael Steiner.