Los últimos rayos de luz del día caen sobre el hormigón sin enlucir en el estudio de Nika Zupanc en Liubliana, lo que confiere al espacio una paz casi sagrada.
Entre escritorios y estanterías llenos de grandes libros de fotos se ven algunas de sus obras, como una lámpara “Cherry” negra y varias sillas “Ribbon”, cuyos respaldos ondulados tienen una presencia escultural.
Zupanc señala unas gafas diseñadas por ella misma. La montura está adornada con una filigrana que recuerda a un patrón de encaje, similar al dobladillo de un vestido. Es un homenaje a su lámpara “Lolita”, con la que en 2008 dio el gran salto a nivel internacional. La diseñadora había estudiado antes en la Academia de Bellas Artes y Diseño de Liubliana, donde la obra de su profesor Saša Mächtig supuso una influencia decisiva para ella.
Exposiciones en Londres y Milán
Este arquitecto expuso su primera creación en la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York en la década de 1970. Mächtig le transmitió la convicción de que el diseño es una profesión de relevancia internacional. Por tanto, no es de extrañar que, al acabar sus estudios, Zupanc presentara sus trabajos en exposiciones en Londres y Milán.
Una nueva era en el diseño
En SaloneSatellite, una prestigiosa feria milanesa, llamó la atención del diseñador neerlandés Marcel Wanders, que no solo reconoció el talento de Zupanc, sino que supo divisar el comienzo de una nueva era marcada por los trabajos de la diseñadora.
Zupanc combinó en su lámpara “Lolita” formas onduladas con un borde de encaje en color rosa, elementos que se consideraban pasados de moda. “Me gusta romper las reglas para alterar la percepción de los símbolos y los colores”, afirma. Para ello, trabaja conscientemente con motivos que se suelen considerar triviales –lazos, cerezas, pintalabios–, a fin de cuestionar las asociaciones originales y redefinirlas.
Ese fue el caso también de un art car que creó en 2022 en colaboración con Centro Porsche Liubliana.
Nika ha cubierto un 911 Carrera 4 GTS con un opulento diseño de rosas más propio de un juego de té que de un deportivo de pura raza. De esta forma, da continuidad a una larga tradición de artistas como Georgia O’Keeffe o Judy Chicago, que utilizaban flores en un contexto inesperado como un poderoso símbolo para cuestionar los clichés y abrir nuevas perspectivas sobre la autodeterminación y el poder de la mujer. “La abundancia de flores grandes en un vehículo tan potente genera una tensión que es difícil de expresar con palabras”, explica la creadora. Ese mismo diseño adorna una tabla de surf en su taller y también está presente en el 911 GT3 RS de un amigo que la visita hoy en la capital eslovena.
Por otra parte, un Taycan 4 Cross Turismo en color beige Café metalizado juega un papel destacado en la vida privada de Zupanc desde hace aproximadamente un año. “Este coche me ha cambiado”, afirma Nika Zupanc con pleno convencimiento, y añade que el deportivo eléctrico ha despertado en ella nuevas pasiones que estaban ocultas, como el gusto por las carreteras reviradas, la conducción dinámica y los circuitos. “Me ha abierto las puertas a un mundo completamente nuevo”. El Taycan le ha inspirado tanto que ahora desea ampliar su profesión hacia el diseño de automóviles.
Junto con su hijo Boris, de 18 años, ha empezado a explorar su talento al volante en las curvas cerradas entre Sodrazica y Loški Potok, a unos 100 kilómetros al sur de Liubliana. El tramo de doce kilómetros serpentea por maravillosas colinas boscosas y ofrece multitud de impresionantes virajes, así que se trata de un magnífico lugar para entrenar la precisión y la técnica de conducción. Zupanc afronta los retos de buen grado: “Me encantan las cosas que al principio me dan miedo”. Su sueño es participar en la Porsche Ice Experience en Finlandia. Ya ha atesorado sus primeras experiencias en pista en el Automotodrom Grobnik en Croacia y en el Balaton Park Circuit en Hungría, y ahora quiere seguir desarrollando sus habilidades.
Para Zupanc, no obstante, conducir va más allá de la tecnología o la velocidad. Le encantan las rutas por paisajes pintorescos. “Puede que lo que más disfrute sea esa sensación de libertad y de tener un corazón salvaje”, afirma. El amor por el movimiento también marca su día a día. En este sentido, el Taycan es un fiel compañero en su doble vida. En Liubliana, la diseñadora valora la cercanía a la naturaleza, y le gusta pasar tiempo en los bosques y las montañas, ir al mar a hacer windsurf y disfrutar de la paz de su hogar. Al mismo tiempo, recorre habitualmente los casi 500 kilómetros que separan la capital eslovena de Milán para reunirse con clientes y atender proyectos. “Paso tanto tiempo en el coche”, explica, “que se ha convertido en un lugar de inspiración donde reflexiono sobre mi trabajo y desarrollo nuevas ideas”.
Añade que la movilidad eléctrica del Taycan le ha supuesto muchas ventajas. “Lo aparco en casa y se carga por la noche”, afirma entusiasmada. “Imposible ser más práctico”. Pero para ella no solo es importante la comodidad, sino también la faceta medioambiental. “El Taycan es un magnífico ejemplo de que un deportivo puede ser sostenible sin perder un ápice de potencia y pasión: a partir de ahora me gustaría trasladar este aspecto también a mis diseños”.
Información
Artículo publicado en el número 414 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.
Texto: Alissa Selge
Fotos: Saša Hess
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