Bangkok es una ciudad ruidosa y colorida, que recibe al visitante con agrado. Hoy, la bienvenida corre a cargo de Sihabutr Xoomsai, con su atenta mirada enmarcada en unas gafas de gruesa montura. Tras pasarse la mano brevemente por su enmarañado tupé, nos dice: "Pasad. ¿Queréis tomar algo?".
Se nota a primera vista que estamos en el hogar de un amante del arte y de la arquitectura, que posee el temple masculino pero a su vez la elegante cadencia de quien sabe relajarse cuando toca. El hogar de "Tenn", como llaman sus amigos a este director de cine y periodista, bien podría pertenecer a un barrio de Hollywood, con sus grandes cristaleras, estructuras de acero y paredes de ladrillo.
El anfitrión se ha dado cuenta de que estamos mirando de reojo el garaje, por lo que se detiene sonriendo y se apoya relajado en la pared con los brazos cruzados. "Siento debilidad por los Porsche, es imposible negarlo". Y se ríe: "Tengo aquí los nueveonces de algunos amigos, como el 993 GT2 amarillo, pero el 911 SWB es mío, y el 997 Carrera S, también. De todas formas, esto es un no parar de coches entrando y saliendo". Tenn da unos pasos más y desde la sala de estar contempla un 930 plateado que ha hecho subir en ascensor desde la entrada a una cabina de cristal. "Tardé un poco en convencer a mi esposa, pero ahora, si quiero, puedo incluso lavar los coches desde mi salón". Tenn nos hace un guiño travieso. "Debo de estar loco". No, no lo estás.
De hecho, su historia no parece en absoluto loca, sino casi lógica por necesidad. Tenn nace en agosto de 1970 en Bangkok y asiste a la escuela secundaria en EE. UU., donde más tarde estudiará cine. A los 20 años, durante unas vacaciones en el hogar familiar en Bangkok, llega de visita un amigo de su padre. Pero no lo hace de cualquier manera, sino en un 911 Carrera de 1991 en color amatista metalizado.
Tenn recuerda cada detalle y cada instante. "En algún momento me lanzó la llave de su Porsche y me dijo: ‘¿Por qué no nos traes unas cervezas?’. Casi no me lo podía creer. Salí enseguida, antes de que cambiara de opinión, y cuando llegué a la tienda me había olvidado el dinero. Tuve que hacer dos veces el mismo recorrido…". Una lástima. Tenn sonríe. "Se me quedó todo grabado, para siempre. El sonido. Las sensaciones. Pero lo que me marcó realmente fue la idea de que el espíritu de Porsche no es ni excluyente ni exclusivo. Cuando eres un fan de verdad, quieres compartir tu fascinación. Porsche es para todos".
Pausa. Una reflexión. Tenn se golpea los muslos con ambas manos y se levanta de un salto: "¿Vamos? Me muero de curiosidad". El motivo de su ilusión está abajo, en la entrada. Blanco, eléctrico, potente: el Taycan Turbo. Por supuesto, esta salida también la vamos a compartir fraternalmente. Tenn puede experimentar el Taycan, nosotros Bangkok. Una jugada perfecta.
Es una experiencia turbulenta y explosiva, desconcertante y apasionante. Esta metrópolis del sureste asiático nos colma de impresiones. Antiguos templos brotan como flores exóticas entre el cemento y el asfalto, tramos de calles con edificios de una planta y fachadas que se desmoronan, pero que se resisten a los modernos rascacielos; olores y colores de una intensidad psicodélica nos envuelven en una auténtica vorágine.
El Porsche eléctrico hará pronto buenas migas con esta ciudad salvaje. Se lanza confiado al tumulto, acelera con su potencia eléctrica de semáforo a semáforo y tiene guardados sorprendentes trucos para más de una situación comprometida: frenos que paran al coche en seco, una dinámica muy precisa y la siempre impresionante potencia del motor eléctrico que nos deja pegados a los asientos. La emoción de Tenn va en aumento: "Mira, al principio era escéptico, pero tiene todo el ADN Porsche. Diseño, instrumentación, acabados, sensaciones... Es un Porsche en estado puro. ¡Y las prestaciones son emocionantes!". Entonces empieza a hacer cuentas: "El Taycan es perfecto para Bangkok. Con una batería al máximo puedo conducir toda una semana sin tener que pensar en cargar".
El 911 SWB blanco y el 993 GT2 amarillo nos han acompañado todo el tiempo a través del colorido mar de luces. Se podría decir que se muestran un tanto agotados por el ritmo sobreexcitado de la metrópolis y parecen quejarse: "Hey", refunfuñan con sofocados tamborileos de bóxer y silbidos de turbocompresores: "En cuanto vuelvas a salir al polvo de la larga distancia, al norte o al sur, fuera de la ciudad, con tu maquinaria eléctrica no vas a tener ninguna oportunidad frente a nuestros furiosos motores. Las carreteras de Tailandia son buenas, pero no puedes cargar la batería en cualquier lugar…". Tenn parece no escuchar. Reflexiona. "Quizá sea la magia del automóvil eléctrico: quieres volver a buscar caminos inexplorados, descubrirlos, empezar de nuevo. Tecno en lugar de Rock ’n’ Roll, pero con la misma potencia. Una emoción increíble. Soy un gran fan de este coche".
"Quizá sea esta la magia de los coches eléctricos. Entrar en un mundo desconocido, redescubrirlo todo, empezar de cero" Sihabutr "Tenn" Xoomsai
Es más que lógico que prosigamos nuestro camino. Bangkok nos ha cautivado. El vehículo blanco susurra por dentro, navega por el atardecer y se adentra en una ciudad muy iluminada. Y aún nos sorprende con un esprint cargado de candente energía. Tenn sacude perplejo la cabeza: "A este Porsche le queda perfecta esta ciudad, con sus contrastes entre los templos tradicionales y la despiadada modernidad.
El Taycan es también una mezcla increíble entre sensaciones familiares y una inspiración totalmente nueva". Por un momento Tenn cierra los ojos, parece estar persiguiendo otra imagen: "Antes, cuando filmabas vídeos, Bangkok estaba vacía a partir de las tres o las cuatro de la madrugada. Hoy es distinto. Bangkok nunca duerme. El Taycan se siente también así: totalmente despierto".
Información
Texto publicado en el número 394 de Christophorus, la revista para clientes de Porsche.