“Nueva York me impresionó en aquel entonces. Ver la puesta de sol sobre Manhattan era algo increíble" Ed Peter
Al salir del trabajo, a Ed Peter le gustaba ir al otro lado de East River. Allí, en Brooklyn, se detenía en una colina sobre las instalaciones portuarias y aparcaba su coche. "Ver la puesta de sol sobre Manhattan era increíble", reconoció más de 50 años después en su casa en Killesberg, en Stuttgart, donde vivía con su esposa.
Ed Peter comenzó como responsable de Porsche en EE. UU. a mediados de la década de 1960, trabajando de lunes a sábado, y apenas unos años después ya era el encargado de todo el mercado exterior. Pero los domingos había tiempo para su otra gran afición. El alemán, en aquellos años americano de adopción, se movía por las calles y suburbios de Nueva York con dos elementos para él imprescindibles: un Porsche y una cámara de fotos. "Nueva York me impresionó muchísimo en aquel entonces", dijo. "Era algo abrumador porque toda la gente era muy abierta y se podía hablar con cualquiera".
En realidad todos querían hablar con este hombre de generosa estatura, que simplemente estacionaba su deportivo en algún lugar de la ciudad, sacaba su cámara -una Edixa- y comenzaba a disparar. "Eso no era un problema en Nueva York en aquellos años", recordó. "Solo había que hacer rápido las fotografías porque la gente se arremolinaba en torno al coche". Cualquier Porsche de los años 60 y 70 destacaba entre los enormes y angulosos modelos americanos de la época. Y Peter disfrutaba de aquella atención recibida. "Siempre preguntaban curiosos qué clase de deportivo era aquel”. Entonces, algunas personas ni siquiera sabían que Porsche existía.
La importancia del idioma
Peter, cuyo nombre completo era Erdhardt Michael Peter, nació en 1931 y empezó a trabajar en Porsche en 1964. En una época anterior estuvo ligado a otro fabricante de automóviles, pero no disfrutaba de su trabajo, por lo que se dirigió a Porsche y preguntó por el responsable de Ventas. Esta persona le recibió y se interesó por su nivel de inglés. Peter, que en ese momento jugaba al baloncesto contra equipos estadounidenses afincados en Stuttgart, respondió en un inglés refinado y con acento estadounidense. "Eso le dejó boquiabierto", asegura. Poco después, Peter se convirtió en asistente del responsable de Exportaciones. Y fue cuestión de tiempo, apenas un par de años, que se le asignara la responsabilidad del mercado estadounidense.
Peter ya había descubierto la fotografía en la década de 1950. En 1957 viajó a Mónaco para ver el Gran Premio de Fórmula 1 junto al famoso fotógrafo de automovilismo, Julius Weitmann. “Qué diferentes eran las cosas en esa época… No había ni siquiera barreras de protección en el circuito”. La cámara le acompañó desde entonces, en ocasiones con pretensiones ambiciosas y casi siempre con coches delante de su objetivo. Aprendió el oficio y refinó su arte. Sin embargo, es muy importante para Peter enfatizar que la fotografía siempre ha sido una especie de pasatiempo para él. Fuera o no una mera afición, el caso es que esta actividad ocupó prácticamente todo su tiempo libre, al menos durante su estancia en Estados Unidos.
Policías convertidos en fanáticos de Porsche
El domingo era su día para salir con la cámara. Este era el momento de la semana que reservaba para conducir hacia sus localizaciones favoritas en Harlem o en el río Hudson. Y fue precisamente en este último lugar donde tuvo que tratar con la policía en varias ocasiones, que le recriminaba el hecho de no haber aparcado correctamente su Porsche. Peter siempre iba a la caza de la imagen perfecta y eso a veces suponía colocar el coche en lugares insospechados. "Pero la policía siempre fue amable conmigo. Sin duda, moverme en un vehículo de esta marca me puso las cosas fáciles por el interés que suscitaba".
Delante de sus cámaras han desfilado una infinidad de modelos distintos de Porsche. ¿Sus preferidos? Los 911 Cabrio y Targa. Nunca tuvo un ángulo favorito. "Un Porsche es bonito, se mire por donde se mire", aseguraba. "Todo es cuestión de observar y, simplemente, fotografiar intuitivamente". Para él siempre ha sido importante que el automóvil se adaptara a su entorno. "Lo mejor en aquellos años en Nueva York era que los vehículos y la arquitectura encajaban a la perfección", aseguraba Peter mientras extendía una serie de fotos de la época en su mesa de comedor. “Cualquiera diría que estas imágenes son de ayer mismo”.
Viajar en el tiempo con un icono
De hecho, a veces son solo los demás coches que figuran en la escena los que 'perturban' la ilusión de un trabajo completamente atemporal. Pero el viaje en el tiempo generalmente funciona: la forma icónica del 911 y el paisaje urbano de Nueva York convierten el trabajo del fotógrafo en instantáneas que parecen no pertenecer a ninguna época. La Quinta Avenida, un Porsche en primer plano, una calle serpenteante se pierde al fondo… Todo permanece en calma y es entonces cuando Ed Peter presiona el disparador.
Nuestro protagonista reconocía que nunca había fotografiado tanto como lo hizo durante su época en EE. UU. En la década de 1970 regresó a Alemania, se convirtió en responsable de Ventas y Exportación y, finalmente, se retiró en 1993. Aquel mismo año fue director de los torneos de tenis organizados por Porsche y permaneció activo como oficial de la FIA y el DTM durante casi 50 años.
Solo su esposa, a quien conoció en 1958, y sus fotografías siguieron acompañándole durante más tiempo. Él mismo se encargó de digitalizar decenas de miles de diapositivas y las guardó en su disco duro. Junto con muchos libros y algunas fotografías del archivo de Porsche, son su legado artístico. Ed Peter nunca hizo ruido con su trabajo. "La mayoría de las fotografías no salieron de mi apartamento", dijo. "Eran mi diario personal". Un diario demasiado bonito e interesante para no ser mostrado.
Unos meses después de la entrevista, el 16 de junio de 2019, Ed Peter falleció a la edad de 87 años.
Información
Texto publicado en la revista "Porsche Klassik", edición especial "Ocho generaciones del 911".
Texto: Frieder Pfeiffer
Fotografías: Ed Peter
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