Además de proteger a sus empleados, que es el motivo fundamental, la producción no puede continuar a un ritmo normal a causa de los cuellos de botella que hay en la cadena global de suministro. Al mismo tiempo, con esta decisión Porsche se está preparando para una caída en la demanda y para garantizar su fortaleza financiera. La planta principal de Zuffenhausen y la de Leipzig cerrarán desde el sábado 21 de marzo de 2020. Estas decisiones han sido tomadas como parte de un proceso organizado y en estrecha cooperación con el Comité de Empresa.
“Con estas medidas nuestra compañía contribuye a la protección de los trabajadores y a reducir la expansión del coronavirus. Las consecuencias todavía no son predecibles. Es demasiado pronto para hacer previsiones. Lo que está claro es que 2020 será un año muy desafiante”, comenta Oliver Blume, Presidente del Comité de Dirección de Porsche AG. “Solo podemos superar la pandemia juntos y tomando medidas rigurosas”. En este escenario, Porsche está cumpliendo su responsabilidad social y empresarial al parar la producción. La situación se irá ajustando de manera continua.
Además de suspender la producción, Porsche ha implementado otras medidas adicionales, como por ejemplo, la prohibición de los viajes de negocios, la ampliación significativa del teletrabajo y el que las reuniones sean ahora a través de llamadas o videoconferencias.