“En el futuro, el espacio en la calle supone estatus,” dice RJ Cobalt. “Y los materiales cambian de forma y de color con total flexibilidad.” RJ trabaja con su compañía en inteligencia emocional artificial. Pero hoy, la joven de pelo azul y camiseta Atari se encuentra en la conferencia de tecnología y start-ups más grande de Europa, Slush, en Helsinki. Forma parte de un taller y Porsche, junto con la revista técnica Wired, son sus anfitriones. El tema: coches deportivos en 2050 ¿Ciencia ficción o realidad del futuro?
Porsche ha venido conformando el futuro del coche deportivo durante 70 años. En 2019, el Taycan, primer Porsche enteramente eléctrico, llegará al mercado; un paso en la nueva era del automóvil. Lo que pueda suceder en los próximos 70 años apenas podría ser más crítico. En Finlandia, Wired y Porsche han invitado a pioneros de compañías tecnológicas y start-ups a desarrollar visiones para el futuro. El taller reúne a un variado grupo de fundadores de tecnología profunda, diseñadores e innovadores estratégicos. Resultado: dos anticipaciones.
San Francisco 2050
Susan abre sus ojos, mirando hacia el puente Golden Gate. Se siente renovada tras 15 minutos de meditación entre las nubes, donde le ha elevado su esfera volante transparente. Allí arriba, por encima del terreno, se encuentra en un coche deportivo volante. El padre de Susan era aún un habitual de la carretera, hace 20 años, en 2030, una fecha en la que las esferas volantes todavía no eran accesibles a las masas. Pero hoy son una parte indispensable de la vida en San Francisco. La ciudad ha cambiado muchísimo en dos décadas. La industria manufacturera hace tiempo que se ha mudado al subterráneo, los bienes son enviados por túneles a la ciudad, e incluso los viajeros que proceden de fuera del área llegan bajo tierra. En superficie, hay espacio para actividades de ocio como parques, pero también para carreras deportivas, por carretera o por aire. Si puedes permitirte una esfera volante, consigues un dispositivo que se ajusta estrechamente a tu cuerpo. En modo sport, la gran bola transparente se controla inclinándose hacia delante para avanzar o hacia atrás para frenar. Los inventores copiaron esto de los hoverboards eléctricos del pasado. Hoy día, las esferas volantes equivalen a lo que fueron los coches deportivos tiempo atrás. Son máquinas de potente aceleración. Permiten viajar a la gente, alto en el cielo, profundo en el mar, por encima de la campiña o a través de los desfiladeros que forman las calles de San Francisco.
Pekín 2050
La adrenalina fluye a toda marcha por el cuerpo de Zheng Ma. Acaba de tomar el control manual de su hipercoche volador, después de quedar desconectados los sistemas de asistencia. La fuerza de los seis motores híbridos vibra en sus dedos. Pekín en 2050 es una ultra-megaciudad con un centro que crece verticalmente en altura. Es el motor de crecimiento del continente, donde una inteligencia artificial (IA) central controla la administración y el tráfico. El objetivo es presentar Pekín al mundo como ciudad modelo y el faro de China. El auténtico lujo, aquí, es disponer de espacio y tiempo. Incluso entre las clases altas, sólo unos pocos poseen un hipercoche. Pero volar por ti mismo –sin el piloto autónomo o los sistemas de asistencia aumentada, pero con el riesgo cierto de un accidente- exige un permiso del más alto nivel. Zheng Ma observa las gotas de lluvia en su parabrisas. Apunta la máquina hacia el cielo en fuerte ángulo de ascensión y se dirige hacia la cobertura de la nube. La fuerza G tira acusadamente de su cuerpo, pero él sabe volar. Su vehículo le enseñó; o, más bien, la IA en el núcleo del vehículo lo hizo.
Zheng Ma posee ese núcleo desde que nació. Ha crecido con él, siguiéndole de un vehículo a otro. Cuando Zheng Ma atraviesa la cubierta de nubes, los sistemas de asistencia se conectan de nuevo. Ha cruzado una frontera invisible y llegado a una zona donde se interseccionan varias rutas logísticas importantes. Su vehículo tiene preferencia de paso en todo momento; es el lujo que acompaña a un hipercoche como éste. El pulso de Zheng Ma aparece en la pantalla junto con toda una serie de otros diagnósticos corporales. Sensores superafinados actúan como perfectos médicos, monitorizando cada una de sus funciones. Su pulso vuele a lo normal pero la experiencia (la euforia) seguirá con él varios días. Zheng Ma es afortunado: sólo unos pocos selectos pueden permitirse dejar la superficie de la ciudad y sentir el incomparable soplo de la vida ‘real’.
El futuro posible suena fantástico, pero también plantea muchas cuestiones: además de las implicaciones tecnológicas y económicas, también deben considerarse los temas políticos y sociales. “Los desarrollos tecnológicos tendrán un fuerte impacto social. En Londres, por ejemplo, ya vemos una gran diferenciación de clases sociales. Un supuesto podría ser que eso suceda incluso dentro del mismo bloque de viviendas”, dice Byl Balcombe, principal responsable de Estrategia de Roborace, la primera serie de carreras del mundo dedicada a coches autónomos y eléctricos. También es miembro del Consejo Global Futuro de Informática, dentro del Foro Económico Mundial (WEF).
Además de todos los posibles supuestos, visiones o anticipaciones, una cosa ante todo es clara, dice Christian Knörle, de Porsche: “Crear innovación para el futuro precisa diferentes perspectivas. Por esa razón Porsche continuará su diálogo con expertos de varios ámbitos tecnológicos e industrias, para generar nuevas ideas para el mundo actual, y para conformar exitosamente los próximos 70 años”. Pues, incluso si queremos que todo continúe como es hoy, todo debe cambiar.
Sobre Slush
Slush, la mayor conferencia de tecnología y start-ups en Europa, tuvo lugar en Helsinki el 4-5 de diciembre. Su propósito principal era proveer a emprendedores una plataforma en la cual puedan ser discutidas abiertamente con un equipo de Porsche diversas ideas para el futuro. Como factor de inspiración, el fabricante de coches deportivos y sus socios del ámbito start-up organizaron charlas y talleres en los que se presentaron relatos de éxito personal y se compartieron visiones y experiencias.