El primer club Porsche se fundó el 26 de mayo de 1952. Hoy en día, la red consta de más de 700 clubes con más de 240.000 miembros en todo el mundo. Los clubes Porsche reúnen a personas de distintos ámbitos de la vida y de todas las edades.
Jörg Steidinger, lleno de energía a sus 90 años
Jörg Steidinger, antiguo orfebre y apasionado del Porsche 356, atesora una impresionante colección que en su día llegó a 15 ejemplares del clásico refrigerado por aire. Actualmente, cuida y mima cuatro de ellos, incluido un 356 C Cabriolet de 1963, que le acompaña desde hace casi 45 años. “Este coche forma parte de la historia de mi vida”, afirma Steidinger.
Su andadura en el club comenzó con un anuncio en una revista que le llevó al Porsche Club Europa. Más tarde, se convirtió en cofundador del Porsche 356 Club Deutschland, que este año celebra su 50º aniversario. “Recuerdo reuniones con más de 150 vehículos. La camaradería es y seguirá siendo inolvidable”.
Sus tres hijos también comparten esta pasión. “Han heredado el virus Porsche”, afirma con una sonrisa. “Algún día estos coches serán suyos”. Los cuatro vehículos están impecablemente cuidados y los conduce regularmente. “Hay que moverlos para que se mantengan en forma”, afirma, recién llegado de un largo paseo dominical con su mujer. “Y, sinceramente, me encanta hacerlo”.
A pesar de su edad, Steidinger sigue activo en la vida del club. “La mayoría de los miembros tienen 45 años o más, lo cual es comprensible. Estos coches son caros y los aficionados más jóvenes suelen necesitar algo más de tiempo para poder permitírselos. Pero cuando llega el momento, aportan energía nueva”, afirma. ¿Qué desea para el futuro? “Estoy agradecido por haber llegado a esta edad y seguir estando en forma. Simplemente disfruto del aquí y ahora”.
Theo Brunt, de empleado en un restaurante de comida rápida a propietario de un Cayman S
En abril de 2024, Theo Brunt se convirtió, con solo 16 años, en el miembro más joven del Porsche Club New Zealand. Su primer coche: un Porsche Cayman S plateado de 2008, adquirido gracias a 18 meses de duro trabajo en un restaurante de comida rápida al que acudía después del colegio.
Con la compra del Porsche, su pasión se encendió. Hoy en día tiene otro Cayman, es miembro activo del club y le encantan los viajes de fin de semana por las carreteras de montaña de la isla norte. “Los demás se sorprendieron al ver a alguien de mi edad, ya que el más joven tiene más de 30 años”, cuenta. “Pero todos son muy agradables”.
La compra de su primer Porsche supuso un cambio radical en la vida de Brunt, ya que su recién descubierta pasión también influyó de manera decisiva en su elección profesional. Tras enviar numerosas solicitudes a centros de servicio y talleres Porsche, lo contrataron como aprendiz y ahora está trabajando para desarrollar su carrera en ingeniería de vehículos y diseño CAD. “Me encanta diseñar piezas, sobre todo para Porsche o Manthey”.
Jonathan Webb y PCA, una influencia temprana
Jonathan Webb, de Toronto, tiene once años y ya es un rostro conocido en el Porsche Club of America (PCA). Gracias al programa Júnior, participa activamente en eventos, ayuda a su padre a preparar su 996 Carrera 4S para exposiciones y apoya al equipo del club. “Es un auténtico embajador”, afirma Vu Nguyen, Director Ejecutivo del PCA. “Cuando ve a otro niño que parece un poco nervioso, lo acoge bajo su protección y se nota cómo se adapta rápidamente”.
Su año ya ha estado lleno de momentos destacados: concentraciones de Porsche, carreras de F1 e IMSA, un encuentro con Hans-Peter Porsche y una entrevista con el presentador estadounidense Chris Jacobs ante las cámaras. “Jonathan es muy sociable”, afirma su madre, Jennifer.
Jonathan tiene en mente un Porsche 944 como su primer coche. Después de aprender a cambiar el aceite del 911 de su padre, quiere encargarse él mismo del mantenimiento de sus futuros coches y aspira a dedicarse profesionalmente al automovilismo. “Me encantaría formar parte de un equipo de carreras”, afirma entusiasmado. “Quiero estar en el paddock, sea como sea”.
Para PCA, los miembros jóvenes como Jonathan son esenciales. “Son nuestro futuro”, afirma Nguyen. “Les mostramos nuestras tradiciones y les damos espacio para crear otras nuevas”.
