La electrizante Tokio

Ted Gushue es un pionero de la era digital y entusiasta de Porsche, y mantiene una estrecha relación con Japón. Para Christophorus, viaja a Tokio como escritor y se encuentra con su amigo Norihiro Tacamizuma, con el que comparte su pasión por los coches deportivos. En una ruta nocturna con el 911 GT3 RS (997) y el Macan Turbo, descubre la ciudad con nuevos ojos y la presenta en un ensayo.

   

Ahí estaban otra vez las imágenes en mi cabeza, recuerdos que permanecerán conmigo para siempre. 

Hace poco, hablando por teléfono con una compañera, salió el tema de cuál es el lugar que más añoro. Ella me preguntó por qué me había esforzado tanto hace casi seis años por trabajar en Japón, concretamente en Tokio. Lo cierto es que la oportunidad no se presentó así como así, sino más bien al contrario. Con el tiempo, ya he pasado en total más de siete meses trabajando en Japón. Puede que para algunos sea insignificante, pero para mí se cuentan entre los momentos más valiosos de mi vida.

Japón —y Tokio en particular— es el lugar donde más en casa me siento a nivel espiritual. Imagínese una ciudad, un país y un pueblo que tratan cada objeto como si tuviera alma. Ellos mantienen, pulen, restauran y cuidan los coches antiguos, y no lo hacen solo como un hobby, sino como una auténtica cultura. Es una ciudad en la que uno tiene la sensación de que puede dejar su Carrera GT aparcado en la calle durante semanas sin preocuparse por los robos o el vandalismo.

Tokio es como Nueva York o París o, en realidad, como cualquier otra gran ciudad: pequeña. No en cuanto a número de habitantes, ya que con más de 14 millones de personas es la metrópoli más poblada del mundo. Tampoco en cuanto a extensión, puesto que si se traza un círculo lo suficientemente grande alrededor de las prefecturas de Tokio, la superficie es casi igual a la del área metropolitana de Nueva York. No, Tokio es pequeña en su forma de cambiar por la noche. Después de medianoche, la ciudad se contrae literalmente y el ritmo cambia, se vuelve más suave.

En casa, de noche:

Norihiro Tacamizuma es propietario de un club nocturno y un bar en Tokio desde hace 30 años.

Norihiro Tacamizuma es una persona que alcanza su mejor forma en esos momentos nocturnos, y lo lleva haciendo desde hace décadas. Tacamizuma —Taca para los amigos— es originario de la prefectura de Fukuoka y debe gran parte de su vida profesional precisamente al tiempo que transcurre entre el anochecer y el amanecer. Hace más de 30 años se mudó al caos de la capital y, a principios de la década de 1990, se integró rápidamente en el vibrante mundo de los clubes nocturnos. En aquella época, Tokio era una ciudad en plena ebullición. Aunque desde 1948 había vigente un decreto gubernamental que prohibía bailar después de medianoche, los clubes nocturnos brotaban hasta debajo de las piedras. Cuando la cineasta Sofia Coppola inmortalizó la ciudad con su película Lost in Translation, esta tendencia alcanzó su punto álgido a principios de la década de 2000. En esos años, Taca se hizo un nombre como exitoso propietario de clubes nocturnos especializado en la floreciente escena de la música house. En un sector tan agitado, también le ayudó mucho su carácter inconfundible y discreto, que transmite desde el principio un aura de serenidad. 

Con esa confianza en sí mismo, entró también en el siguiente capítulo de su historia, que gira en torno a la bebida nacional de Japón, el sake, el tradicional vino de arroz.

Cuando Taca le pidió al prestigioso diseñador de moda Alexander Wang —amigo suyo— que le diseñara un bar con capacidad para doce personas en el barrio de Nishiazabu, en Tokio, ya tenía una idea concreta: una mezcla entre un bar futurista a la luz de la luna y un refugio subterráneo para los amantes de la noche. Ese bar, llamado «Twelv.», es hoy en día uno de los lugares más exclusivos de la ciudad.

Minimalista:

El diseño del bar de Taca también pretende reflejar su actitud ante la vida.

La filosofía de Twelv. también refleja la actitud de Taca ante la vida: minimalista, meticulosa y discretamente expresiva. Hay algo que le da al bar un toque adicional de exclusividad, como es su estricta política «solo para amigos» o, lo que es lo mismo, no para clientes ocasionales. Solo se permite la entrada a quienes se presentan directamente a Taca o a su mano derecha, Olivia Pan. La entrada está escondida detrás de una discreta puerta abovedada de un edificio de oficinas cerca de uno de los cruces más concurridos de Shibuya. Los clientes que vienen por primera vez tienen dificultades para llegar incluso con GPS. Sin embargo, hay una pista sutil que suele indicar que el Twelv. está abierto: un Porsche 911 aparcado en la única plaza reservada delante de la puerta.

Contrastes armoniosos:

El diseño del 911 GT3 RS (997) de Taca encaja a la perfección con el paisaje nocturno de Tokio.

«Soy fanático de Porsche desde que tenía un modelo de juguete del 930 cuando era niño», explica Taca mientras se sienta al volante de su 911 GT3 RS (997). Lo tiene aparcado delante de su bar, justo detrás del Macan Turbo cien por cien eléctrico que nos ha facilitado Porsche Japón. El GT3 RS es uno de los varios deportivos de Zuffenhausen que posee Taca. «En Tokio, para poder matricular un coche hay que demostrar antes que se dispone de una plaza de aparcamiento fija», explica Taca. «Por eso estoy limitado a cuatro modelos Porsche».

Taca y yo nos conocemos desde hace cinco años. Su colección de Porsche equivale a un pequeño recorrido por la historia de la marca. Es increíble todo lo que ha pasado por este famoso aparcamiento: un 911 Turbo (930), un 928, las generaciones 993, 997 y 991 del 911… Cada vez que visito a Taca, su colección de coches refrigerados por aire y por agua ha cambiado en algo. Sin embargo, hay algo inmutable: casi todos los vehículos recorren a diario los alrededores de Tokio, y los fines de semana se llevan directamente a los circuitos de Tsukuba y Fuji, porque allí es donde compite ahora en carreras de clubes el Twelv. Racing Team fundado por Taca. Este equipo de carreras es la expresión perfecta de su pasión por el automovilismo. Cada vez que Taca recibe visitas del extranjero, el equipo se amplía con nuevos pilotos. En este sentido, el grupo no se limita a los vehículos GT, sino que Taca también participa a menudo con sus amigos en carreras de resistencia de karts junto con Mai Ikuzawa o el director Luke Huxham, entre otros.

Salida nocturna por el centro urbano:

Incluso en las calles relativamente estrechas de Shibuya, Taca-san encuentra siempre el camino a la primera.

Guía turístico:

Cuando Taca recibe visita, suele ponerse al volante.

Cuando hice mi primer viaje a Japón en 2019, el mundo era muy diferente. El coche que me recogió en el aeropuerto estaba considerado el más lujoso jamás fabricado en este país, pulido, impecable y tapizado en terciopelo. Mientras circulábamos por la autopista con el motor V12, sospechosamente silencioso, le hice al conductor un comentario sobre la ausencia de cuero, que es un sinónimo de lujo en Occidente. «En Japón», dice con sonrisa cómplice, «el lujo supremo es el silencio. El cuero hace demasiado ruido».

Esa frase se me quedó grabada y cambió para siempre mi idea de la elegancia japonesa. Al poco tiempo de aquello, Porsche presentó el Taycan y lo introdujo después en el mercado japonés. El escepticismo inicial hacia los vehículos eléctricos fue un reflejo de la arraigada preferencia por la tecnología híbrida en Japón. Sin embargo, seis años después, también aquí existe ya la infraestructura necesaria. Hoy en día, no hay ni un solo rascacielos nuevo en Tokio que no tenga integradas estaciones de carga rápida, un factor decisivo para entusiastas como Taca, que han estado acostumbrados a los motores de combustión durante muchos años.

Después de terminar nuestra ruta en el GT3 RS, Taca vuelve a Nishiazabu, donde nos espera el Macan delante del bar. Se ha despertado la curiosidad de Taca y pregunta si puede dar una vuelta con el SUV. El cambio del 911 GT3 RS al Macan equivale a pasar de un límite a otro o, por así decirlo, de un máximo rendimiento a otro en diferentes terrenos. Son dos vehículos que, a pesar de sus muchas diferencias, se complementan a la perfección.

Electrizante:

Entre la oscuridad y las luces de neón de colores, el Macan Turbo se integra a la perfección en el paisaje.

En mi opinión, Tokio no es un lugar que se revele a toda velocidad, sino que se despliega lentamente. Se trata de una ciudad de ritmo, no de espectáculo. Susurra, no grita. Su belleza se esconde en rincones, entretejida en rituales, y solo se muestra a quienes son capaces de moverse lo suficientemente despacio como para percibirla. Cuando se conduce el Macan por Tokio de noche, especialmente por el luminoso centro de la ciudad, uno se adentra en un diálogo silencioso no solo con la ciudad, sino también con uno mismo.

El Macan es silencioso, ágil y sereno, así que parece hecho especialmente para este lugar. Su silencio no crea vacío, sino espacio, es decir, un escenario en el que la ciudad puede desplegarse. Mientras que la combustión exige atención, la electricidad deja respirar al entorno. En Tokio, el silencio no significa ausencia, sino presencia.

Elegancia:

En una ciudad donde la armonía lo domina todo, destaca la discreción del Macan totalmente eléctrico.

Aquí, independientemente del coche, conducir nunca es algo pasivo, pero Taca aprecia la sensación de moverse en un vehículo eléctrico. «Es como un jet privado volando bajo el agua», dice. «Extremadamente suave, pero con una fuerza increíble». Por un instante, reina el silencio absoluto antes de que vuelva a acelerar delicadamente. El Macan avanza con suavidad mientras los ruidos de la ciudad le llegan con una nueva claridad. Taca conduce con movimientos pausados y expertos por las callejuelas que rodean el famoso cruce de Shibuya. La precisión de la propulsión eléctrica parece traducir su sensación de control con total exactitud.

Sous les projecteurs:

El edificio de la estación de Shiinamachi es uno de los puntos más fotografiados de Tokio.

Mientras pasamos por delante de vallas publicitarias luminosas y escaparates, señala detalles sutiles, como el patrón de una fachada tradicional, la geometría de un arreglo floral o el suave murmullo de una conversación que sale de un izakaya escondido. Este es probablemente el tipo de restaurante más popular en Japón, es decir, una mezcla de bar de sake y restaurante con un ambiente acogedor y tradicional. Parece como si Taca estuviera redescubriendo la metrópoli a través de la lente del Macan. El coche no interrumpe el ritmo de la ciudad, sino que se armoniza con ella.

«Para mí, los coches eléctricos no son solo una cuestión medioambiental», concluye Taca, «sino que se trata de apreciar la sutileza y la sofisticación». Para él, el Macan eléctrico es más que un simple avance, es sinónimo de adaptación. Un vehículo para los que entienden la potencia silenciosa y la elegancia discreta, una conexión perfecta con el mundo que le rodea y el complemento ideal para la pasión que alberga desde siempre. Vuelve a aparcar delante del bar y mira pensativo hacia la calle. «Esto», afirma, «es el futuro de la conducción en Tokio». 

Ted Gushue
Ted Gushue

Datos de consumo

Macan Turbo Electric

WLTP*
  • 20.7 – 18.9 kWh/100 km
  • 0 g/km
  • A Class

Macan Turbo Electric

consumo combinado de combustible / emisiones combinadas de CO₂
consumo combinado de electricidad (WLTP) 20.7 – 18.9 kWh/100 km
emisiones combinadas de CO₂ (WLTP) 0 g/km
CO₂ class A

Taycan Turbo S

WLTP*
  • 20.0 – 17.8 kWh/100 km
  • 0 g/km
  • A Class

Taycan Turbo S

consumo combinado de combustible / emisiones combinadas de CO₂
consumo combinado de electricidad (WLTP) 20.0 – 17.8 kWh/100 km
emisiones combinadas de CO₂ (WLTP) 0 g/km
CO₂ class A