En lo más alto
Tras 60 años de sueños y récords, ¿le queda algo por hacer a un icono como el 911? Puede que sí... He aquí un pequeño equipo con una idea muy loca.
A las 17:00 h de una gélida tarde de diciembre de 2023, el piloto oficial de Porsche Romain Dumas debe decidir: ¿girar a la izquierda? ¿O volver a casa? Pero hay dos inconvenientes. Dar la vuelta supondría fracasar en una misión planificada durante cuatro años hasta el último detalle. Además, así abandonaría una agotadora expedición de tres semanas a solo unos metros de la meta. Sin embargo, girar a la izquierda equivaldría a cruzar una estrecha superficie de hielo a unos 6500 metros sobre el nivel del mar con una inclinación de 45º bajo la que se abre un abismo casi vertical de 500 metros de profundidad. El tres veces ganador de Le Mans y experto piloto todoterreno mete primera y pisa el acelerador.
Los orígenes del dilema de Dumas se remontan a un viaje en autobús en Mallorca en septiembre de 2019. Allí, durante un congreso de directivos de Porsche, Frank-Steffen Walliser, a la sazón director de las series 911 y 718, lanzó una audaz idea que otros en su posición seguramente se habrían limitado a desdeñar con una leve sonrisa. «¿Por qué no intentamos subir con un 911 a una altura que no se haya alcanzado nunca antes con un coche?»
«Recuerdo perfectamente la primera vez que se habló de la idea», comenta Walliser, actual responsable de la arquitectura completa de vehículos en Porsche. «Y dije al instante: “Vamos a intentarlo”. El ADN de un fabricante de deportivos conlleva batir récords, no importa cuáles». Después vinieron tres meses excepcionales de intenso desarrollo en secreto.
Trabajo en el laboratorio secreto
Lo que se conocería como «Proyecto Kilimanjaro» empezó prácticamente en secreto. El volcán Ojos del Salado en la frontera chileno-argentina era uno de los pocos lugares del planeta que permitía abordar ese récord de altitud. La suposición era que allí se podrían superar los 6000 metros sobre el nivel del mar, al menos teóricamente. El monte, remoto e inhóspito, tenía un aspecto intimidante lleno de peligros desconocidos y muy reales. «Tras algunos dimes y diretes, teníamos plena confianza en conseguirlo», explica Walliser. «Sin embargo, decidimos no contárselo a nadie. Es cierto que informé al responsable de desarrollo en el Consejo de Dirección, Michael Steiner, que estaba relativamente al corriente, pero aparte de eso solo se lo dijimos directamente a la gente que queríamos que participara». A principios de octubre de 2019, un equipo de miembros selectos de diversas áreas de la producción de Porsche llevó un 911 (992) a los talleres del centro de desarrollo de Weissach para probarlo. Allí, primero se desensambló. El equipo original estaba formado por menos de 30 personas, entre ellas el director de la serie de modelos 911, Michael Rösler, el director del proyecto, Jens Kayser, y Achim Schulz, jefe de desarrollo de ejes para coches deportivos.
El proyecto echó a andar como en un laboratorio secreto que opera bajo el radar y con libertades inusuales. El presupuesto era limitado, así que se decidió desde el principio usar un chasis y una cadena cinemática estándar del 911 Carrera 4S (992). Se suponía que el seis cilindros biturbo de 3.0 litros (911 Carrera 4S: consumo combinado de combustible (WLTP) 11.1 – 10.2 l/100 km, emisiones combinadas de CO₂ (WLTP) 253 – 231 g/km, CO₂ class G ) sería capaz de cumplir a altitudes por encima de los 6000 metros. «La única forma de demostrarlo era probar las condiciones esperables en la cámara de aire de baja presión que Porsche construyó en los años 80 para desarrollar el motor de avión PFM 3200», explica Michael Rösler. Las primeras pruebas revelaron que solo se necesitaban retoques mínimos en el control del motor del 911 para disponer de potencia más que suficiente a alturas de hasta 7000 metros.
La primera subida
Justo a las nueve semanas de empezar los trabajos, el vehículo estrictamente secreto bautizado cariñosamente como «Doris» por su «off-road independent suspension» (suspensión independiente todoterreno) se sometió a una primera marcha de prueba. Doris llevaba un chasis con ejes pórtico, amortiguadores a medida y enormes neumáticos todoterreno, con lo que se conseguían unos asombrosos 350 milímetros de distancia al suelo.
Achim Schulz fue el responsable de desarrollar el «Warp Connector», que se había creado originalmente para el Porsche RS Spyder, un coche de carreras de la clase de prototipos LMP2 de Le Mans. «El sistema elimina casi por completo la tendencia del vehículo al balanceo», explica Schulz, «pero al mismo tiempo maximiza la tracción sobre superficies irregulares y en ángulos extremos». La primera prueba en una cantera abandonada a 150 kilómetros al este de Stuttgart resultó alentadora, ya que todos los sistemas funcionaron según lo previsto. Solo una semana después, a finales de diciembre de 2019, el equipo puso rumbo a Chile.
La primera fue una expedición de prueba tanto para el equipo como para Doris. Se empezó con un lento proceso de aclimatación imprescindible para que los ingenieros y el conductor se adaptaran a la altitud extrema y a las gélidas temperaturas de hasta 20 grados bajo cero. La seguridad era la máxima prioridad y se hicieron revisiones médicas periódicas para tener bajo control los efectos de la falta de sueño y oxígeno y del frío implacable. Aparte de algunos problemas con la refrigeración fáciles de resolver, el 911 propulsado con eFuels superó perfectamente la primera subida al volcán. Con el piloto todoterreno británico Ian Brown al volante, consiguió superar los 6100 metros de altitud, pero el avance se vio detenido por una inminente tormenta de nieve.
La espera por el siguiente intento adquirió dimensiones imprevistas y, debido a la pandemia del coronavirus, el equipo no pudo volver a Chile hasta el invierno de 2022. Pero esta vez con una nueva potencia y un nuevo socio: el piloto de fábrica francés de Porsche y ganador de Le Mans Romain Dumas con su equipo de carreras RD Limited.
«Me atrajo el reto de superar mis propios límites.»
Romain Dumas
El estímulo de lo imposible
Dumas y Walliser son viejos amigos, y la pasión del piloto por el deporte extremo se reveló como un enriquecimiento para el segundo intento. «Me atrajo el reto humano de superar mis propios límites», afirma Dumas. «Pero también el desarrollo de un deportivo capaz de algo que sobre el papel parece imposible». Añade que lo más importante es la preparación, igual que en Le Mans. «Si construyes el vehículo idóneo y formas el equipo adecuado, tienes una oportunidad de ganar». En colaboración con los ingenieros de Weissach, RD Limited empezó a desarrollar un hermano mejorado para Doris. Bautizado como «Edith», se equipó con un cabrestante mucho más grande, lo que hizo necesario desplazar el sistema de refrigeración detrás del asiento del conductor. Edith era mucho más ligero y también llevaba amortiguadores a medida y ruedas que permitían una presión de neumáticos de 0,4 bares. Además, se dotó al vehículo de un sistema exclusivo Steer-by-Wire que hacía posible circular sobre las superficies rocosas y escarpadas del volcán.
También se redujo el riesgo de un posible daño en la dirección. Por otra parte, el sistema tenía la ventaja de absorber la mayoría de los impactos más duros, que de lo contrario habrían sido muy fatigosos para los conductores durante las largas y exigentes travesías.
Dumas preparó a su equipo minuciosamente y reclutó a prestigiosos montañistas europeos, guías de montaña chilenos y dos experimentados médicos alpinos. A esto se unió un equipamiento de expedición optimizado para hacer más llevaderas las condiciones adversas del Ojos del Salado. No obstante, la climatología también tuvo la última palabra en 2022 y, aunque los dos coches estaban en disposición de superar la ascensión, la expedición se tuvo que cancelar por segunda vez al poco de superar los 6000 metros de altitud debido al hielo y la nieve.
Meta en la cumbre
Estar tan cerca del récord y volver a casa sin haberlo conseguido fue un duro golpe para todos pero, tras los dos intentos fallidos, el retorno fue más sencillo: «Todo era cuestión de confianza», afirma el jefe del proyecto, Jens Kayser. «Teníamos los datos y sabíamos que podíamos lograrlo y que el vehículo era capaz». A finales de 2023, el equipo voló de vuelta a Santiago y empezó de nuevo el fatigoso proceso de aclimatamiento y ascensión. El 2 de diciembre de 2023, el equipo dirigido por Romain Dumas se puso en marcha de nuevo a las 3:30 h de la mañana rumbo a la cumbre. Parecía que el tiempo mostraba en esa ocasión su faceta más amable, lo que allanaba el camino al intento de récord.
Entonces, Dumas se vio ante la disyuntiva: girar... ¿o abortar misión? Y decidió dirigirse a la izquierda a lo largo de la cresta estrecha y helada confiando en la ligereza y la agilidad del 911 y a punto de cruzar un terreno que ningún otro vehículo había superado antes. Esquivó algunos bloques rocosos, pasó por encima de otros... y entonces atacó el empinado muro de 45 grados con firme determinación, porque sabía bien que dar la vuelta no era una opción. Con una última aceleración, el piloto y Edith llegaron envueltos en una nube de cenizas volcánicas a la cresta de la cumbre occidental del Ojos del Salado. El GPS registró 6734 metros sobre el nivel del mar. Nunca antes se había conducido un vehículo en el planeta a esta altitud.
«Claro que a veces sentí miedo», reconoce Dumas. «Hubo momentos en que me pregunté qué demonios hacía allí, y al superar los 6400 metros tuve claro que la caída sería enorme si algo salía mal». La decisión de girar a la izquierda ante la cumbre era un viaje sin billete de vuelta. «Pero el chasis, la potencia y la agilidad del 911 hicieron posible lo imposible».
Sin olvidar el equipo al completo, cuyo desempeño para la misión del récord mundial no tiene igual en todo el planeta.
Datos de consumo
911 Carrera 4S
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11.1 – 10.2 l/100 km
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253 – 231 g/km
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G Class