Pasión por la vida

Porsche de México – Número uno: doce de los trece últimos años como número uno del ranking femenino de raquetbol; cinco campeonatos mundiales en singles y otros tantos en dobles; once títulos individuales en el US Open, el torneo más prestigioso de la especialidad. Asombrosa, avasalladora, dominante. Todos los calificativos para definir la carrera deportiva de Paola Longoria se quedan cortos. 

   

«Siempre he sido muy positiva y he evitado caer en el victimismo».

Perseverancia:

Perseverancia:

Probó muchos deportes, incluido el tenis, antes de destacar en el raquetbol.

Ser número uno por tantos años en cualquier disciplina, deportiva, artística, de negocios o de lo que sea, tiene que suponer una presión muy grande, ¿cómo alimentas tu voluntad para seguir entrenando?

Yo no llegué a ser número uno de la noche a la mañana. Encontré mi vocación después de probar muchos deportes y esa vocación, esa pasión por mi deporte es lo que me ha motivado día a día para levantarme temprano, para seguir trabajando. Detrás de todo resultado hay mucha disciplina, perseverancia, trabajo en equipo. 

Cuando no era número uno, mi sueño era llegar a la cima. Ahora mi sueño es mantenerme en lo más alto. Tengo mucha presión, la presión de los torneos, de ser la favorita. Para controlar los nervios y seguir con hambre de triunfo cuento con una psicóloga deportiva que me ayuda a ponerme objetivos a corto plazo. 

¿Cómo te llegó la pasión por este deporte?

La encontré de casualidad, en campamentos de verano. Al principio, veía el raquetbol como un hobby, como un deporte más. No me imaginaba que podía llegar a ser la mejor. Pero de pronto, desde muy chiquita, me encontré peleando, compitiendo, buscando mi mejor versión, ganando torneos. Ahí comencé a pensar que podía llegar a ser la número uno del mundo. 

Con 18 años, decidí irme a los Estados Unidos, a una academia en Stockton, California. Pasé de entrenar dos horas diarias a diez. Perdí el miedo a las jugadoras extranjeras y empecé a entender que sin fracaso no hay éxitos. 

La decisión de dejar a mi familia y las comodidades del hogar, todas esas horas de entrenamiento, forjaron en mí disciplina, independencia y madurez. 

¿Cómo has podido compaginar los estudios con la práctica de un deporte al máximo nivel?

En mi casa, desde muy pequeña se me inculcó que tenía que estudiar, así que me acostumbré a combinar la escuela y el deporte. El éxito me llegó con nueve años. Con diez estaba jugando un campeonato mundial en Orlando, Florida. Para mí era una motivación saber que tenía el apoyo de mis papás; pero al mismo tiempo, un sacrificio, porque yo tenía que seguir cumpliendo con mis obligaciones escolares. 

Así fue mi vida durante mucho tiempo. Al terminar la prepa, en 2008, me llevaron de invitada a los Juegos Olímpicos de Beijing. Yo tenía que decidir aún qué iba a estudiar. Mientras estaba en China recibí dos propuestas, una de la Autónoma de Nuevo León para estudiar Ingeniero Mecánico Administrador y otra del TEC de Monterrey. Al final me decanté por la primera porque me ofrecieron un horario de 7:00 am a 3:00 pm para que pudiera seguir con mis entrenamientos por la tarde.

Paso a paso:

Paso a paso:

Luego de trece años de dominio y con hambre de triunfos, ha tenido que marcarse objetivos a corto plazo para seguir en la élite.

¿Crees que se valora lo que haces en México?

Tengo sentimientos encontrados. He tenido la oportunidad de contar con patrocinadores que me han apoyado, que me han respaldado. He recibido el Premio Nacional del Deporte, que es el máximo reconocimiento que cualquier atleta mexicano puede soñar, de manos de dos presidentes diferentes: en 2010, de Calderón, y en 2014, de Peña Nieto. 

Creo que sí se me ha reconocido, pero siento que no de la manera en que se debería o al menos al mismo nivel como se reconocen en México otros deportes y, en especial, el fútbol. Desgraciadamente, si no eres futbolista no gozas de ese reconocimiento total, que muchas veces los futbolistas ni siquiera se lo merecen, sino que se los dan por lo que representa el fútbol en nuestro país.

¿Cómo ha sido tu lucha como mujer y como practicante de un deporte minoritario?

Ha sido una lucha constante de muchos años por el deporte y por el tema de la igualdad de género. Yo impulsé con mis patrocinadores el tener un torneo de la Liga Profesional de Raquetbol en México, pero dejé muy claro que la bolsa económica para hombres y mujeres debía ser igual. 

Ahora, tras casi nueve años como promotora y organizadora de torneos, sigo peleando no solo por la igualdad entre hombres y mujeres en el deporte, sino también por el reconocimiento de mi deporte.

Una de las grandes debilidades del raquetbol y que ha lastrado su desarrollo es que no está en el programa olímpico. Sin embargo, te puedo decir que, a pesar de no ser un deporte olímpico, estoy satisfecha con mi labor de promoción. He tenido la oportunidad de tener amistades de atletas que sí practican disciplinas con presencia en los Juegos y me aseguran que, en cierto modo, envidian los reconocimientos que yo he recibido y el elenco de los patrocinadores que tengo detrás. Es algo con lo que ellos, me dicen, jamás podrán soñar.

Pies en la tierra:

Pies en la tierra:

Siempre fue muy consciente de que la vida de un deportista tenía fecha de caducidad y por eso nunca dejó de estudiar hasta terminar una carrera universitaria.

¿Por qué no te dedicaste a un deporte más popular como el tenis? 

Siempre digo, medio en broma, que fue para que no me diera el sol, pero creo que no tenía la altura suficiente para desplegar mi juego. Tener claro que el tenis no era lo mío no me generó traumas. Al contrario, he sido muy feliz con la decisión que he tomado.

Paola, tú que has derribado todo tipo de mitos y barreras, ¿qué consejos le darías a una joven que empieza en una disciplina deportiva o una carrera profesional?

Que luchen por sus sueños, que no permitan que nadie les diga que no se puede, que el único límite se lo pueden poner ellas mismas y que aquí tienen el ejemplo de una mujer mexicana que se decidió a llegar a ser la número uno con disciplina, perseverancia, esfuerzo, dedicación, paciencia y trabajo en equipo. 

Si el éxito fuera fácil todo el mundo lo conseguiría, pero el éxito es duro y lento. Se construye día a día, con pequeños y con grandes esfuerzos. Habrá días en los que las cosas no salen como uno quiere. Pero eso es lo que hace la vida interesante y divertida, es lo que te va motivando a seguir dando ese extra que tienes dentro. Creo que las mujeres tenemos más fortaleza, somos más aguerridas, en el sentido de no darnos por vencidas. 

En mi caso, creo que no hay límites, que los límites se los pone una misma. Me ha tocado mucha gente que me decía que no iba a llegar (entrenadores, maestros). Pero siempre he sido una persona super positiva que transformaba esos «noes» en «síes».

¿Qué has dejado en el camino?

Cosas en mi vida personal, en mi vida familiar. No tener eso que se lleva en una infancia o adolescencia normal. Pero no me arrepiento. Cada etapa de mi vida me ha llevado a ser quien soy ahora. Siempre he sido muy positiva y he evitado caer en el victimismo. Tenemos que quitarnos ese cliché negativo de «por qué todo lo malo me tiene que pasar a mí» y convertirnos en las auténticas protagonistas de nuestra historia. 

¿Qué te gustaría hacer cuando te retires?

En el plano personal, me encantaría casarme y tener hijos. En el ámbito empresarial, quiero tener mis propios negocios vinculados al mundo de los gimnasios y revivir mi propia marca de ropa. También he tenido alguna oferta para dedicarme a la política así que puede ser otro camino. Me encantaría dirigir la CONADE (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte) o tener una diputación, pero siempre vinculada al deporte mexicano y a la promoción de jóvenes deportistas.

Les puedo asegurar que Paola disfruta con todo lo que hace y lo pasó genial poniéndose al volante del Cayman GT4 que usamos para esta sesión de fotos especial en Monterrey, Nuevo León.

Ficha Técnica

Fabricada en: San Luis Potosí, México.
Año modelo: 1989.
Partes: 100% mexicana.
Dónde comienza tu carrera profesional: San Luis Potosí en el club Libanés, en los campamentos de verano jugando tenis.
Dónde te gustaría terminar tu carrera profesional: me gustaría entrar en la política, dirigir la CONADE, ¿por qué no?
Un lugar para vivir: San Pedro, Monterrey.
Un país para trabajar: Japón y, en especial, Tokio.
Un país para vacacionar: Italia.
Comida favorita: sushi y carne.
Bebida favorita: copa de vino o un gin.
Un libro: Mi filosofía del triunfo de Michel Jordan.
Una peli: Peaceful Warrior.  
Autos eléctricos, ¿moda o necesidad?: una necesidad.
¿Cuándo van a volar los autos?: muy pronto.

José Carlos de Mier
José Carlos de Mier