En la línea ideal por los Alpes

Estamos arriba del Paso Stelvio a casi 3000 metros de altitud y con expectativas muy prometedoras. El aire escasea en el puerto de montaña más alto de Italia, y las nubes que se elevan le confieren un toque místico al escenario. La cámara mira abajo a la carretera por la que acabamos de escalar con nuestro Cayenne GTS Coupé el Paso Stelvio, también conocido como «Stilfser Joch» en alemán. Entonces se oye en el valle el sonido que tanto esperamos: potentes motores bóxer seguidos de la imagen del momento. En la pendiente se abre paso una colorida caravana de Porsches por las 48 sinuosas curvas que llevan a la cima, y justo entonces el sol decide arrojar su luz dorada. Como pequeñas manchas de color, los deportivos amarillo chillón, verde pitón y rojo señal van tiñendo el paisaje montañoso. La Porsche Passion Drive está en todo lo alto. 

Múnich, un día antes. En la azotea del hotel Schwan Locke, puntual a las 20:15 h toma la palabra Hurui Issak, director de proyecto de la Porsche Carrera Cup Alemania. Es el mejor momento del día, y sigue habiendo 25 grados. «Nos conocemos del circuito», dice Issak con una mirada amistosa hacia el grupo. «Pero allí la convivencia suele estar marcada por el ajetreo y la lucha por las vueltas rápidas. Ahora queremos pasar juntos unos días inolvidables. Esta vez, la meta es el propio camino». A su alrededor, los participantes de la primera Passion Drive, todos ellos caras conocidas de la Porsche Sports Cup Alemania y la Carrera Cup Alemania que se han reunido aquí para hacer una excursión alpina. Han llegado junto con sus acompañantes en su Porsche particular, entre otros un serie G (del año 1980), un Boxster (modelo 986 del año 2003) y un 911 Turbo S Cabriolet (modelo 992) actual. Como objetivo, el próximo fin de semana de competición de la Porsche Carrera Cup Alemania en el circuito italiano de Imola. Les esperan 1387 km, ocho puertos de montaña, un montón de curvas... y momentos inolvidables.

 Etapa 1: de Múnich a Rabland 

Doce horas después, ya salen los primeros deportivos del garaje subterráneo del hotel. Ponemos rumbo al Fernpass, hacia la carretera de montaña austríaca en los Alpes tiroleses. El primer destino del viaje es Glurns, también llamada Glorenza, puesto que la localidad en el Val Venosta se encuentra ya en Italia. De hecho, al final de esta jornada habremos pasado por cuatro países distintos, habremos cruzado las fronteras de Alemania y Austria y habremos subido puertos en Italia para bajarlos después en Suiza.

Poco después, nos encontramos ya en lo alto del Paso Stelvio. Ahmad Alshehab acaba de llegar a la cima. A sus 38 años, ha viajado expresamente desde Kuwait para disfrutar del espectáculo con sus colegas pilotos. «En mi país no tenemos montañas ni puertos de montaña», afirma mientras recorre el valle con la mirada. «Para mí, esto es algo excepcional. Es la primera vez que estoy en Suiza, y también la primera vez en Italia y en los Alpes». 

Etapa 2: nostalgia en el Tirol del Sur

Al mediodía siguiente, una carretera de montaña en los Dolomitas: vista despejada sobre las montañas de Sassolungo, el macizo de Sella y Ciampinoi. Aparcamos nuestro Cayenne detrás de una curva y esperamos, o mejor dicho, nos detenemos. La Passion Drive pronto va a llamar la atención de nuevo. El momento para el que hemos venido. El dedo está preparado en el disparador de la cámara. Y entonces disfrutamos de la vista: un panorama colorido con deportivos de alegres colores, verdes praderas y la cordillera al fondo. Al poco de salir acelerando de una curva, la caravana desaparece tras la siguiente, y solo el eco de los motores permite seguir disfrutando del momento por unos segundos. En la siguiente parada en boxes disfrutamos de un espresso con Carlos Rivas, piloto del Team Black Falcon, y Jan-Erik Slooten, del Team IronForce Racing by Phoenix. «En el circuito Carlos es mi mayor rival», explica Slooten, de 37 años, que acaba de bajarse de su 911 Carrera GTS (modelo 992) amarillo. «Pero aquí somos amigos y disfrutamos juntos las vacaciones». Explica que en eso consiste la Passion Drive. Rivas, un luxemburgués de 45 años, asiente entre risas. Ha venido en un 911 Cabriolet (serie G) facilitado por el Centro Porsche de Luxemburgo. A título particular, es más bien un fan de la tecnología moderna. «Conducir un coche clásico durante mucho tiempo es algo nuevo para mí», explica, «pero también un enriquecimiento». No obstante, el fin de semana siguiente, Rivas se volvería a sentar al volante del bólido y celebraría en Imola una victoria en la categoría ProAm, al igual que Slooten. 

Hoy nos esperan los puertos de Gardena, Falzarego y Pordoi. Hasta ahora nos hemos encontrado las carreteras tan vacías que uno bien podría pensar que está en un circuito. Las curvas se van sucediendo sin solución de continuidad, y detrás de cada una descubrimos una nueva vista espectacular. Penetramos cada vez más en el interior de los Dolomitas y también continúa el viaje culinario. Para la pausa del almuerzo nos reunimos en el SanBrite, en Cortina d’Ampezzo. El restaurante reconocido por la Guía Michelin cuenta con lechería propia y una huerta de donde se obtienen todos los ingredientes para los aperitivos de hoy. Un punto álgido culinario al que siguen otros puertos de montaña que nos devuelven al Hotel Hanswirt.

Etapa 3: por el lago de Garda hacia Bolonia

A diferencia de su padre, Fabian Heydgen sí ha convertido esa pasión en una profesión. La voluntad incondicional de trabajar en el circuito llevó al joven de 21 años al equipo de CarTech Motorsport by Nigrin. Actualmente está cursando el último año de su formación como mecatrónico de automoción y trabaja desde esta temporada como jefe de equipo. Para él, la Passion Drive también es la culminación de sus estudios y el pistoletazo de salida hacia la vida profesional. «Nunca antes había conducido por curvas tan sinuosas», comenta entusiasmado el participante más joven del evento. «Y, naturalmente, cuando vas de ruta con conductores tan experimentados, todo es mucho más divertido». 

Llega ya la última etapa. Las curvas se van sucediendo como los barcos de pescadores en el lago de Garda, el panorama alpino deja paso al encanto mediterráneo de Italia y cuatro horas más tarde estamos sentados en la Piazza Minghetti de Bolonia. La última noche toca a su fin y en el circuito ondeará pronto la bandera de cuadros blanquinegra. Hurui Issak resume así la primera Passion Drive: «Al principio nos unía la pasión por el automovilismo», afirma mientras deja vagar la mirada por la plaza. «Pero al final lo importante es la convivencia. Compartimos momentos, historias y experiencias que solo nosotros hemos vivido juntos». 

Mientras nos vamos en el Cayenne en la tibia noche, esas palabras aún resuenan en nuestros oídos. Para nosotros el viaje acaba aquí, pero los pilotos pondrán mañana rumbo a la Porsche Carrera Cup Alemania en Imola. Es cierto que allí no vencerá ninguno de ellos, pero los últimos días han demostrado que aquí no todo consiste en subirse al podio la próxima vez. Se trata de personas, de comunidad... y de pasión.