El yin y yang de Daniel Wu

En su ciudad natal, San Francisco, la estrella de cine y luchador de artes marciales habla sobre sus raíces asiáticas y la búsqueda del equilibrio adecuado, en la vida y en el circuito.

   

Llegada al Great Star Theater en el Chinatown de San Francisco. Daniel Wu aparca el Porsche 911 Carrera serie G del año 1988 delante del cine al que iba con su abuelo. El techo del edificio está construido al estilo de los templos chinos y se integra en el rostro arquitectónico del barrio. En 1982, con siete años, Wu vio aquí por primera vez una película del llamado género de artes marciales. El clásico El templo Shaolin con Jet Li le abrió a Wu un mundo completamente nuevo. «La primera película de este gran actor fue simplemente increíble, las escenas de acción aún son legendarias». Como joven de origen chino en América, la estrella de Hollywood recuerda que hasta entonces no había encontrado ningún personaje público con unos rasgos étnicos similares a los suyos como modelo a seguir. «Ver a alguien como yo en la gran pantalla fue un verdadero punto de inflexión». Nieto y abuelo salieron del cine emocionados, pero Daniel aún tendría que esperar cinco años antes de que se le permitiera finalmente aprender kung-fu por sí mismo. «Mi madre tenía miedo de que me metiera en peleas en el colegio, así que no me dejó empezar hasta que no cumplí los 12 años y con el maestro adecuado».

El Porsche 911 GT3 Touring es el contraste que compensa el nostálgico 911. Wu también lo conduce en el circuito de carreras.

Wu lo encontró, y sigue siendo su inspiración hasta el día de hoy: «El maestro Chiang era una persona fascinante que no solo dominaba el kung-fu, el tai-chi y el qigong, sino que también era versado en pintura china y en medicina tradicional. Por si fuera poco, era abogado. Con él no solo aprendí el arte de la lucha, sino también a encontrar mis raíces asiáticas como americano y a comprender conceptos arcaicos como el yin y el yang», explica Wu. Y entra en detalles sobre la filosofía asiática de la dualidad: «El yin y el yang representan las fuerzas originales de todo ser y en realidad son más antiguos que los primeros registros escritos chinos. Si se aceptan ambos caracteres opuestos, el femenino yin y el masculino yang, entonces surge una armonía equilibrada. Ese es uno de los centros de gravedad en mi vida», afirma Wu. Adquirió esta enseñanza muy pronto, mientras estudiaba las distintas disciplinas de lucha. Más tarde, él mismo dio clases de kung-fu como entrenador principal de la Universidad de Oregón. «En el arte del tai-chi todo gira en torno a este tipo de equilibrio. Según un proverbio, demasiado de algo bueno también puede ser malo. Por tanto, intento mantenerlo todo en un buen equilibrio», explica el actor de 47 años. 

El Great Star Theater frente al que se encuentra hoy no solo es un importante recuerdo para el actor. Hace poco participó aquí en una mesa redonda sobre sus raíces en el Área de la Bahía, sus experiencias en la industria cinematográfica de Hong Kong y su película más reciente, Reminiscencia. En este éxito de taquilla, Wu comparte pantalla con Hugh Jackman en el papel del villano Saint Joe. Naturalmente, no pueden faltar las correspondientes escenas de lucha. Sin embargo, para Wu es importante que no todo se reduzca a las artes marciales. «En 1997 me fui a Hong Kong y allí entré en el mundo del cine. De las casi 70 películas que he hecho en 20 años, solo tres tratan de artes marciales. Pero en EE. UU. actué en Into the Badlands». La serie aborda el arte de la lucha hasta el exceso. «Es difícil salirse de este estereotipo. El kung-fu me da mucho, pero considero que es demasiado unidimensional reducir mi carrera como actor solo a eso». 

Recuerdos:

Recuerdos:

cuando la estrella de Hollywood se va de ruta con el coche antiguo, que ya tiene 33 años, recuerda con cariño a su padre.

Además de la actuación y las artes marciales, el automovilismo es otro pilar en el carácter tridimensional de Daniel Wu. Como titular de una licencia de competición de la IMSA y del Sports Car Club of America (SCCA), ya ha participado en diversas carreras. Una pasión que Wu comparte con la leyenda del cine Jackie Chan, al que considera su amigo y mentor: «Nos conocimos por casualidad en una fiesta en Hong Kong e inmediatamente intercambiamos nuestros números de teléfono. Una semana más tarde se convirtió en mi representante, y lo siguió siendo durante 11 años». Desde entonces, ambos han rodado juntos varias películas y se sienten muy cercanos. «Siempre me ha tratado como a un hijo», afirma Wu con entusiasmo sobre su ídolo. Añade que la increíble ética de trabajo y la pasión de Jackie Chan marcaron decisivamente su propia forma de ver la vida. «El amor, la atención y la generosidad de Jackie con los que le rodean son muy especiales. Intento vivir del mismo modo», añade Wu, «¡y además está tan loco por los coches como yo o más!».

El circuito favorito de Wu es el Laguna Seca Raceway, a solo dos horas en coche de Oakland, en la bahía de San Francisco, donde vive con su mujer y su hija. Las correspondientes máquinas, entre ellas dos Porsches 911, están en el garaje de su casa. Hoy conduce cómodamente por Chinatown con el Carrera serie G rojo cassis. El GT3 (991) Touring rojo del año 2018 espera su oportunidad en casa. «Los dos son mi yin y yang sobre ruedas: lo antiguo y lo nuevo, carretera y circuito».

Su padre compró el Carrera al jubilarse. «Papá no había tenido nunca un deportivo ni se había interesado especialmente por los coches hasta entonces», relata Wu. «Recuerdo que un día entró todo emocionado en mi habitación y me dijo que se iba a comprar un Porsche y que yo podía elegir el color». También recuerda bien el primer encuentro, aunque de eso han pasado ya más de tres décadas. «Yo estaba en el colegio muy nervioso, porque sabía que mi padre iba a ir a recogerme por primera vez con el Porsche. Ya se lo había anunciado a mis compañeros. Cuando vieron el coche, se burlaron: «¡Tu padre se ha comprado un Porsche rosa!». Es cierto que en ese momento se quedó cabizbajo, recuerda Wu, pero a día de hoy sigue estando orgulloso de haber elegido un color tan inusual. «Y ahora el rojo cassis está más de moda que nunca». 

«El coche despierta de inmediato recuerdos bonitos en mi padre.» 

Daniel Wu

Cuando Daniel Wu conduce el coche antiguo, siempre piensa en su padre, enfermo de Alzheimer. «Es una enfermedad terrible. Voy a visitarle siempre que puedo. Desgraciadamente, ya ha perdido buena parte de su memoria, pero... ¡todavía reconoce su Carrera de 3,2 litros! El coche despierta inmediatamente en él recuerdos bonitos». Hace diez años que el coche pasó a manos del hijo. «En aquel momento, mi padre ya había cumplido casi los 80. Cada vez le resultaba más difícil manejarse con la dirección y el embrague deportivo. El coupé había recorrido más de 100.000 kilómetros y seguía oliendo a nuevo».

Para las autopistas amplias y los llamados «Track Days» en los circuitos, Wu recurre a su GT3 Touring, su yang. «Sin el yin, él no significaría lo mismo para mí». Por las calles de San Francisco, el GT3 es el centro de las miradas. «Aquí es mejor tener los deportivos exclusivos guardados en el garaje», lamenta Wu. «¡Cuando la gente me hace algún gesto entusiasmada, no es porque me reconozcan, sino más bien por el Porsche!»

Ambiente portuario:

Ambiente portuario:

para Wu, lo antiguo y lo nuevo constituyen una armonía. Igual que el equilibrio entre enseñanza tradicional y estilo de vida moderno.

En Los Ángeles, en cambio, cree que a la gente le gusta presumir de lo que tiene. Allí, Wu organizó hace poco un encuentro automovilístico muy especial junto con su colega actor Sung Kang, conocido por la serie de películas Fast & Furious y su socio en la marca de moda Student Driver. El motivo que dio pie al evento fue la creciente hostilidad hacia los asiáticos en EE. UU. «No esperábamos que fuera mucha gente, pero al final hubo más de mil personas», relata Wu entusiasmado. «Es buena cosa que podamos combinar una obra benéfica con nuestra pasión por los coches». Los beneficios se destinaron a las víctimas de la violencia. 

Dualidad para el equilibrio.

Uno se pregunta de dónde saca Daniel Wu el tiempo para todo su polifacético compromiso. Para responder, hay que entender la energía espiritual: «Todo lo que me define tiene su origen en las artes marciales. Mi estímulo y mi ambición de superar cualquier reto tienen sus raíces en las enseñanzas del maestro Chiang. Aprovecho estas habilidades a nivel profesional, social... y en cada metro del circuito».

Courtesy of AMC Film Holdings LLC

Las artes marciales y cine
Wu adquirió fama mundial interpretando a Sunny en Into the Badlands. Ya en la década de 1970, las artes marciales orientales también conquistaron los cines occidentales. Las películas de Bruce Lee dieron paso a la popularidad internacional. Con sus temerarias escenas de acción y su humor tan particular, Jackie Chan hizo evolucionar el género.

Bastian Fuhrmann
Bastian Fuhrmann