Palmeras y trofeos 

En los Emiratos Árabes Unidos, Karim Al Azhari es una especie de embajador de la marca de Zuffenhausen.
Es coleccionista, piloto de carreras y presidente del Porsche Club.

   

Hace una hora que ha salido el sol, y el calor extremo del desierto aspira miles de litros de agua marina del golfo Pérsico distribuyéndolos a modo de fina neblina en la atmósfera. Los rascacielos en la City de Dubái sobresalen de una campana de bruma que hace brillar la luz de la mañana con un tono lechoso y dorado. En la isla artificial de Palm Jumeirah ante la costa de Dubái se ven piscinas de color azul brillante y villas en tonos arena unas junto a otras. Maniobramos lentamente en la explanada de una de las propiedades y vemos que ya nos espera allí su dueño, Karim Al Azhari. Rápidamente, nos acompaña al fresco interior de su villa.

Crecimiento:

Crecimiento:

la isla de Palm Jumeirah está frente al barrio homónimo de Dubái. Su aro perimetral protege el área de 560 hectáreas frente a las marejadas.
Cálida hospitalidad:

Cálida hospitalidad:

el empresario de la construcción Al Azhari recibe con los brazos abiertos al equipo de Christophorus en su villa de la isla artificial frente la costa de Dubái.
«Muchos me dicen que solo gracias a mí conocieron lo que realmente significa conducir un coche». Karim Al Azhari

«Seguramente no soy un clásico fan de Porsche al que solo le gusta Porsche, lo ama y lo vive: yo voy aún más allá». Con esta sorprendente declaración inicia Al Azhari la conversación mientras nos sentamos en su salón, donde destaca la alfombra mullida y un amplio sofá. Y las sorpresas no acaban ahí, puesto que habla perfecto alemán. Hijo de un empresario sirio y de madre alemana, pasó los veranos de su infancia en la región de Hesse. El fundador y presidente del Porsche Club UAE (Emiratos Árabes Unidos) hace una breve pausa, plenamente consciente del efecto que ha causado su primera declaración: «Admiro la tecnología perfecta. Su belleza y su sentido. La función clara y la gloriosa sensación de precisión e inteligencia. Porsche refleja todo eso en su máxima expresión. Todavía no me he encontrado un solo coche que fuera mejor que un Porsche. Así de sencillo».

Debió de darse cuenta muy pronto, puesto que Al Azhari compró su primer Porsche con solo 16 años. Esto ya suena a fan especial, alguien que ama y vive la marca. Se percibe el latido del corazón que hay detrás de la lógica. Y el fino humor que tiene Karim. Bueno, ¿pasamos a ver su colección de Porsches? Más tarde. Primero nos quiere enseñar cómo vive. 

Afán de éxitos y logros

El dueño de la casa nos acompaña por un breve recorrido. Pasamos por puertas fabricadas en Alemania con cristales especialmente grabados («tres líneas por mis hijos...»), una vista en Cinemascope a la altura del suelo de las palmeras, la playa y el mar y, por fin, atravesamos una última puerta: «Tengo otras oficinas, pero la mayor parte del tiempo trabajo aquí. Me gusta mi libertad».

«Todavía no me he encontrado un solo coche que fuera mejor que un Porsche». 

Karim Al Azhari

En una de las alas de la villa ha establecido su oficina doméstica: el suelo está cubierto con baldosas de porcelana con brillo sedoso en acabado de mármol flameado, las paredes pintadas de color oscuro y las ventanas ejecutadas con arcos de medio punto de reminiscencia árabe. Desde aquí, el empresario de 48 años no solo controla sus negocios en el sector de la construcción y las promociones inmobiliarias, sino que la sala es claramente el lugar de trabajo de un piloto de carreras. Cientos de trofeos abarrotan una estantería que llega hasta el techo. Al Azhari nos conduce hasta su «Wall of Fame» personal y saca alguno de los trofeos: «Empecé con los karts y, desde 2006, soy piloto en carreras de todo tipo de categorías. El campeonato de turismos, la Porsche Cup, carreras de larga distancia... También conozco bastante bien la Nordschleife de Nürburgring». Su orgullo está enmarcado en un carácter sereno. Es cierto que le gustan los éxitos y los logros, pero sin caer nunca en la arrogancia. Al Azhari cruza la sala y se sienta detrás de su escritorio. «¿No es una vista incomparable la que disfruto a diario? Al otro lado del patio están mis Porsches, por la noche enciendo allí la luz y... ¡empieza el espectáculo».

Fuente de inspiración:

Fuente de inspiración:

el Porsche 356 Zagato, en su cochera exclusiva en la opulenta oficina doméstica del comprometido presidente de club.

El primer Porsche

Aún toca esperar para verlos, puesto que el coleccionista nos relata que se compró el primer Porsche 944 en sus tiempos de estudiante en Estados Unidos: «En aquella época, era algo tan especial en mi ciudad natal, Abu Dabi, que yo quería tener aquel coche a toda costa...». «A partir de entonces, fue llegando un Porsche tras otro. Estos coches me entusiasman desde siempre. Cada uno tiene su carácter propio. Son muy distintos y ansío conocerlos todos». Muchas veces, tras solo un año cambio un coche por el siguiente, porque quiero conducirlos y experimentarlos todos. Me he ido quedando con los mejores».

En 1998 se creó el Porsche Club UAE, que se cuenta entre los clubes del automóvil más antiguos de Emiratos Árabes Unidos. Karim Al Azhari es su apasionado presidente. «No se trata simplemente de tener un Porsche, sino de vivir y entender los coches. Organizamos excursiones, rallyes de varios días, cursos de conducción... Somos una comunidad activa y muy unida que no deja de crecer. ¡Una comunidad llena de vida!». Viajar, enseñar, transmitir conocimientos y pasión... ese es el don natural de Al Azhari. Es un hombre con el que se está muy a gusto. Pero ahora se dirige a la puerta. Hacia sus tesoros. El punto culminante de la visita a una casa muy especial.

Por fin: la colección de Porsches

Salimos al patio, caminamos hacia una pared húmeda por el bochorno y nos ponemos a salvo en el garaje que hay al otro lado. Allí nos vemos de repente entre un Porsche 911 (991) GT2 RS y un Carrera GT y pasamos agachando la cabeza bajo un 911 (930) Turbo de morro plano y otro 911 (964) Turbo, que cuelgan del techo sobre elegantes plataformas elevadoras. Entonces, ni cortos ni perezosos, salimos a pesar del calor asfixiante y rendimos visita a los demás modelos al aire libre: escuchamos la historia del 911 Carrera RS America azul oscuro, nos emocionamos con las peripecias del 993 Turbo blanco con interior en cuero rojo y descubrimos su número uno, el 944 Turbo que Al Azhari sigue conduciendo a diario. Pero hoy se puede hacer una excepción.

Un amor que no se marchita:

Un amor que no se marchita:

Al Azhari compró su primer Porsche cuando era un adolescente. Hoy, su garaje alberga una colección de modelos selectos.
«No se trata simplemente de tener coches, sino de vivirlos y entenderlos». Karim Al Azhari

Nos damos una vuelta por la ciudad de Dubái en el Carrera GT y el 911 GT2 RS. Salimos pitando del patio, bordeamos a toda prisa las casas de los vecinos y pisamos a fondo unos segundos en el túnel que da al perímetro rompeolas que rodea Palm Jumeirah. Los tubos escupen el fuego y el ruido característicos del motor de diez cilindros en un crescendo que recuerda el zumbido de una sierra. Karim Al Azhari vuelve a frenar. Tampoco hay que pasarse. A la emoción le sigue la razón, y parece que estos dos elementos se llevan muy bien en su caso. Precisamente esta conjunción le permite transitar con fluidez el camino que lleva del piloto de carreras al instructor y viceversa: «Pienso mucho. Pienso en la conducción. En el coche. En la línea, las fuerzas y el par motor».

Descubriendo Dubái:

Descubriendo Dubái:

Karim Al Azhari nos invita a una escapada en su Porsche 911 GT2 RS.
Camino a casa:

Camino a casa:

el túnel que lleva a Palm Jumeirah constituye un cuerpo de resonancia perfecto para el motor de diez cilindros del exclusivo Porsche Carrera GT.
«Pienso mucho. Pienso en la conducción. En el coche. En la línea y las fuerzas». Karim Al Azhari

Compartir el entusiasmo

Obtuvo su título oficial de instructor en Porsche en Alemania. Ahora comparte con los fans de los Emiratos la conducción rápida y la prestancia que se experimenta al volante en los circuitos, puesto que los cursos de conducción son un elemento importante en el calendario del club: «He acompañado a un montón de gente en el coche y les he dado todo tipo de consejos. Muchos me dicen que solo gracias a mí conocieron lo que realmente significa conducir un coche». Este tipo de relaciones personales es justo su punto fuerte: él disfruta de su alegría cuando las cosas se consiguen.

Por la tarde, volvemos a la casa. Los hijos de Karim ya han vuelto del colegio. Violeta, su mujer, los ha recogido en el Panamera. «Nos conocimos en una fiesta de cumpleaños de mi hermano Anwar», recuerda nuestro anfitrión con entusiasmo. La señora de la casa sonríe y deja solos a sus muchachos: Karim y sus tres hijos, a los que él llama cariñosamente su gang («pandilla»). Salta a la vista que los cuatro están muy unidos. En Adam, Enzo y Keanu crece ya la próxima generación de entusiastas. El padre es también su instructor. Pero eso será mañana en los karts. Hoy toca sesión de bañador. Los jóvenes atraviesan la piscina chapoteando. Los rascacielos de Dubái parecen hacer cosquillas a un sol que se va hundiendo lentamente en el golfo Pérsico. Al final de este largo día, nos queda algo claro: Karim Al Azhari no solo es un apasionado de Porsche en toda regla, sino también un conversador muy inteligente. 

Pareja:

Pareja:

Karim y su esposa Violeta disfrutan de su oasis al borde del desierto. Allí viven con sus tres hijos.
La «pandilla»:

La «pandilla»:

los hijos Adam, Enzo y Keanu son compañeros de juegos en la piscina. En la pista de karts son alumnos aventajados de su padre.
Ben Winter
Ben Winter