Peter van der Spuy
Peter van der Spuy es un fan consumado de Porsche y uno de los pilotos más reconocidos del mundo entre los viajeros de negocios, políticos y famosos. Su pasajero más famoso fue el Premio Nobel Nelson Mandela, que en julio de este año habría cumplido 100 años.
Que en la oficina de Nelson Mandela colgara precisamente una foto mía fue casualidad», comenta Peter van der Spuy con una sonrisa. En su voz se aprecia el orgullo. La fotografía del año 1993 muestra a este alto piloto al lado de Mandela posando frente a un avión privado y rodeado de los dirigentes más destacados del Congreso Nacional Africano (ANC): Chris Hani, en esa época uno de los políticos más populares de Sudáfrica; Mac Maharaj, el que más tarde fuera portavoz del sucesor de Mandela Jacob Zuma; y Peter Mokaba, entonces presidente de la Liga Juvenil del ANC. Poco tiempo después Hani sería asesinado, y en 1994 Mandela fue elegido presidente de Sudáfrica. «Un día, Mandela me llamó y me pidió la fotografía, puesto que es una de las últimas que muestra juntas a estas personalidades», recuerda van der Spuy. «Le envié una copia enmarcada en un marco muy bonito y creo que fue a parar a su oficina».
En la casa del piloto en Ciudad del Cabo, en el barrio de Gardens, también cuelga la fotografía en el rincón de trabajo de van der Spuy, cuyo mobiliario pone de manifiesto su segunda pasión después del pilotaje: su silla de trabajo es un asiento adaptado de su antiguo Porsche 911 Turbo. Y sobre un mostrador hecho con un winglet (el dispositivo de punta alar de un jet Gulfstream) están preparados un mono de carreras, zapatos, guantes y un casco de estilo jet fighter. No para el próximo vuelo, sino para la próxima salida del piloto de carreras aficionado en su Porsche.
Respeto por Mandela
El piloto sudafricano ha transportado a jeques árabes, oligarcas rusos, estrellas de Hollywood y regularmente a políticos y hombres de negocios famosos en un curioso Wall of Fame personal. Entre otros, Pik Botha, antiguo Ministro de Asuntos Exteriores de Sudáfrica; Cyril Ramaphosa, desde febrero presidente en funciones del país; o Helmut Kohl, el antiguo canciller de la República Federal de Alemania.
En todas las fotografías aparece Peter van der Spuy, que con el bigote que lucía entonces recuerda a Tom Selleck en su interpretación del detective de la serie televisiva Magnum. Actualmente, con sus despiertos ojos, su entrenada figura y un bronceado que sin lugar a dudas es el resultado de las muchas horas de sol en el Cabo, van der Spuy personaliza a la perfección el lema de sus coetáneos: los 60 son los nuevos 50.
Pero, ¿cómo se forjó su relación con la elite política del país? «Un buen amigo mío era miembro del ANC, uno de los pocos blancos que en los noventa luchaban contra el apartheid y defendían el camino emprendido por Nelson Mandela. Yo le había apoyado como piloto en un asunto confidencial de Mandela antes de las negociaciones con el presidente Frederik Willem de Klerk. Poco después Mandela me dio las gracias y me preguntó: ‹En los próximos tiempos tendré que viajar mucho, ¿me puedes llevar?›» Fue así como van der Spuy se encargó de desplazar por todo el país al político más prominente de Sudáfrica en su misión para acabar con el apartheid. «Mandela fue un mediador sin igual. Una vez estábamos en la región de la que procedía, Transkei, en la actual Provincia Oriental del Cabo. Allí organizaron una fiesta tradicional en su honor. Yo era el único blanco en el círculo más estrecho de sus colaboradores. Como manda la tradición, se le ofreció a Mandela, el honorable líder, la primera porción de un asado de buey. ¿Y qué hizo? Me lo entregó a mí. Totalmente atónito le susurré al invitado que estaba junto a mí: ‹¿Qué hago yo ahora?› Y me respondió también con un susurro: ‹Comértelo. Es el mayor honor que te puede profesar›. Así era Mandela».
Pasión por el coleccionismo
El sudafricano quiere continuar con la siguiente anécdota cuando le interrumpe una llamada en su móvil. Es el mecánico que revisa regularmente el Porsche de van der Spuy. No en vano participa desde hace cinco años en carreras de la serie GT. Además está empezando con las competiciones de montaña. «Tuve que esperar a ganar suficiente dinero; al fin y al cabo no es un deporte barato». La espera le ha compensado con el éxito.
Este año quiere participar también en la serie Classic sudafricana. Conduce Porsche por una experiencia temprana: «Cuando me acercaba a los 30, y antes de comenzar a volar, me compré un Porsche por piezas. Su propietario lo quería restaurar, pero en algún momento se le quitaron las ganas. Acordamos que podía montar el vehículo en su garaje. Durante todo un año me pasé cada fin de semana trabajando en el automóvil. Fue mucho tiempo, pero gracias a este proceso de ensamblaje aprendí a valorar con qué increíble precisión está construido un Porsche».
«Siempre doy mucho valor a la más alta tecnología, tanto en vehículos como en jets». Peter van der SPUY
Desde entonces no le ha abandonado la pasión por Porsche. A lo largo de los años han llegado a su garaje muchos y diferentes modelos de Zuffenhausen: hasta hace poco conducía un 911 GT3 RS y un 911 (964) Cabriolet, que ganó en seis ocasiones el premio «Concours Champion» del Porsche Club South Africa. Me preocupo por que mis automóviles estén en perfecto estado. Y es que soy un loco de la tecnología, lo llevo en la sangre», bromea, para continuar con más seriedad: «Siempre doy mucho valor a la más alta tecnología, tanto en vehículos como en jets. Para mí los Porsche son los deportivos mejor construidos del mundo. Porsche y mi trabajo están estrechamente vinculados para mí».
Vocación de piloto
Se convertiría en piloto de un jet Gulfstream más tarde. En su primera etapa profesional fue químico, en concreto trabajaba como especialista en técnicas de combustión y bajas temperaturas en una fábrica de gases industriales. Debido a su pasión por la aviación comenzó a tomar clases privadas de vuelo. Para su examen final en navegación creó un programa informático que más tarde vendería a pilotos de avión. Más adelante, una casualidad cambió la vida de van der Spuy: «Un amigo que tenía un avión me preguntó si podía buscarle un piloto pensando que por mi formación conocería alguno. Pregunté entre mis conocidos pero no pude encontrar a nadie. A mí me faltaba todavía la habilitación de tipo, lo que se conoce como «type rating», necesaria para pilotar determinados tipos de aeronaves, que además era muy cara. Cuando mi amigo me dijo ‹Yo te la pago›, fui enseguida a hablar con mi jefe para rescindir mi contrato y me convertí en piloto de aviones privados».
Completamente confidencial
Europa, Norteamérica o Asia: en los últimos 20 años van der Spuy ha estado trabajando fuera de Sudáfrica para sus clientes la mayor parte del año. Es uno de los pilotos de Gulfstream más experimentados. Tiene clientes en todo el mundo. ¿Sigue transportando a famosos a reuniones importantes? Peter van der Spuy levanta una ceja, sonríe, y guarda silencio.
«Estoy aquí no como un profeta …
Nelson MANDELA
… sino como un humilde servidor de vosotros, el pueblo», dijo Nelson Mandela en su discurso del 11 de febrero de 1990, pocas horas después de su liberación tras 27 años de prisión por motivos políticos. Y añadió: «Vuestros incansables y heroicos sacrificios han hecho posible que yo esté aquí hoy. Por lo tanto, pongo los restantes años de mi vida en vuestras manos». Hasta su fallecimiento hace cinco años, el Premio Nobel de la Paz luchó toda la vida contra el apartheid en su patria. De 1994 a 1999 fue el primer presidente de color de Sudáfrica. El 18 de julio de 2018 Mandela habría cumplido 100 años.