Al límite
Hay momentos en los que ya no se puede llegar más lejos. Ese límite es el hábitat de los pilotos de carreras y deportistas del motor. El resultado: victoria o derrota, éxito o tragedia, euforia y agotamiento. Instantáneas de los años pasados del automovilismo de Porsche.
La duda es un parásito que se alimenta del agotamiento y se cuela en su víctima entre la noche y el día, durante las frías horas matinales de una carrera de 24 horas, cuando el cuerpo solo quiere descansar, dormir y recuperarse. La tentación es grande, pero la seducción aún lo es más. Los equipos de carreras lo llaman zona límite. Van en su búsqueda, la tantean y la reinventan, pero siempre intentando no traspasarla. Y lo hacen individualmente, sobre la marcha, pilotando. Solo unos pocos lo consiguen: los hombres. El resto son niños. Esto dice Niki Lauda sobre la Fórmula 1, pero esto es otra historia.
Sudor:
los mecánicos de carreras no se quitan el mono ignífugo ni bajo el calor más brutal.
«Sin deporte no hay progreso técnico». Ferry Porsche
De noche en el box del equipo GT:
las pausas para el descanso y la tensión se alternan de manera controlada.
En Porsche, el automovilismo de competición es una eterna búsqueda de los límites. La capacidad, la investigación y la pasión dan vida al progreso. La ingeniería, el talento y la imaginación gestan el innovador concepto de propulsión del Porsche 919 Hybrid. Hace falta valentía para hacerlo realidad, y fuerza y perseverancia para hacerlo bien. ¿Nos equivocamos? Ya lo dijo en su día Ferry Porsche: «Sin deporte no hay progreso técnico. Los mayores avances siempre se han logrado bajo presión y en estado de tensión».
Trabajo en equipo:
en cualquier momento puede haber un cambio de neumáticos. El equipo siempre permanece en alerta.
«No nos dan miedo las derrotas». Ferry Porsche
«Le Mans fue uno de los desafíos más importantes de mi vida». Patrick Dempsey
Las carreras de coches son el mejor laboratorio de pruebas: allí conviven el éxito y el fracaso, la victoria y la derrota, la suerte y la desgracia, el éxito y la tragedia, lágrimas de tristeza y felicidad, y siempre a la vista de todos. La cámara se sitúa en un lugar decisivo: la parada de boxes. Gana el que consigue finalizar una parada técnica en una fracción de segundo menos que los demás. Y pierde el que no enrosca bien una tuerca de rueda y contempla cómo se le escapa de las manos, a cámara lenta. Estas experiencias, inmortalizadas en imágenes, no transmiten ningún fracaso, sino que forman parte del éxito. Como dijo Ferry Porsche: «No nos dan miedo las derrotas. Al contrario, las esperamos, porque si no fracasas de vez en cuando significa que no te has puesto a prueba». Unas palabras sin fecha de caducidad. La duda no lleva a ninguna parte.